Un gran Belén gallego hecho a mano e inspirado en Vigo y Sanxenxo
La viguesa Francisca Carrera creó una escena con más de 160 figuras vestidas a mano y en la que puede verse la playa de Silgar, el Club del Jubilado de Portonovo o el Callejón del Chinito de Vigo, entre otros
20 diciembre, 2020 06:00¿Cómo sería el Belén si el Niño Jesús hubiese nacido en Galicia? En la cabeza de la viguesa Francisca Carrera se fue creando toda una escenificación inspirada en algunos de los lugares que la han marcado a lo largo de su vida. “Esto es un pueblo, con su playa, sus campos, sus animales… entonces, yo pongo al niño Jesús y la Virgen como si fueran gallegos”. Así surgió este Belén tan original, como particular. Una ventana atemporal, con escenas de épocas pasadas y guiños a la actualidad más cercana. ¿Un ejemplo? El médico y la enfermera del covid, acompañados por dos peregrinos, que este año también siguen el camino hacia el pesebre para visitar al Niño Jesús.
Paquita, como mejor la conocen sus amigos, nació en Vigo, pero en su corazón guarda un hueco muy especial para Sanxenxo. Por eso en su Belén pueden encontrarse escenas que hacen viajar a ambos lugares. Esta tradición empezó hace apenas 5 años y desde entonces el Belén no ha parado de crecer, de una quincena de muñecas a unas 160 que lo componen en la actualidad.
Cada una de las figuras está vestida con mimo por ella misma, con trajes únicos hechos a mano. En el conjunto no falta un sólo detalle: “desde lo que son las braguitas, los pololos y sus enaguas, las sombrillas, los sombreritos, pendientes o las gaitas… todo a mano”, explica Paquita. Ella nunca deja puntada sin hilo, ni siquiera en sus trayectos de Vigo a Sanxenxo: “muchas veces incluso voy en el coche ganchillando”, reconoce.
Cuando el Belén residía en Sanxenxo
En los últimos tres años, llegadas estas fechas, el Belén de Francisca podía verse expuesto en Sanxenxo, en un bajo en Carlos Casas que unas amigas le cedían para que todo el que pasase pudiese admirar su trabajo. Francisca admite que “disfruta mucho haciéndolo” y mucho más si la gente puede verlo. Este año la pandemia se interpuso en su camino y no pudo exponerlo, pero no ha querido dejar pasar la oportunidad de seguir creando y aumentando su colección, y estas navidades el Belén lucirá en el salón de su casa.
Ponemos el foco en los detalles
En esta estampa tan marinera hay cabida para todo, desde las típicas escenas religiosas, a parajes tan reconocibles como la playa de Silgar, e incluso guiños a la infancia de su creadora. “La Vígen María embarazada contándoselo a su prima Isabel fue de las primeras escenas que yo cree”, recuerda. También a través de sus figuras Paquita evoca su infancia, como con el Callejón del Chinito, representado con su retrete de madera, y que ubica con mucho cariño entre dos de las novedades de este año: La Escuela del Niño Jesús de Praga, a la que ella y sus hermanas asistían de pequeñas, y el Club del Jubilado de Portonovo.
De la primera,rememora aquellos años en los que en la escuela de monjas separaban a las niñas ricas de las pobres. “Las más adineradas vestían con uniformes, las pobres como podían”. En el Belén lo hace a través de un aula en la que pueden verse un par de muñecas dando clase, con sus pupitres, pizarras, libretas e incluso un globo terráqueo.
Cruzando de una ría a otra, el Club del Jubilado en Portonovo alberga algunos de los recuerdos recientes más felices de Francisca, por eso no podía faltar. Con un poco de nostalgia echa la vista atrás a los veranos entre las paredes y su jardín. “Hice lo de Portonovo porque allí íbamos a bailar y tenemos una grandísima familia”.
A la derecha del club, al menos en su recreación, se encuentra la Asociación de Mulleres Rurais de Sanxenxo. Al frente del plano, la playa de Silgar también ocupa un lugar muy importante. La madama de Silgar, Paquita y su reconocible sombrilla roja, un barco con su nombre e incluso “una mujer haciendo topless” completan la imagen. También el grupo tradicional Abiñadoira de Sanxenxo tiene un hueco reservado en primera línea de este Belén. En una escena a parte también puede verse el mercadillo de Portonovo, con sus puestos de ropa y comida, y sus gentes comprando.
Francisca ha ido contagiando la ilusión por su creación a familiares, amigos y vecinos. Y es que, el que más o el que menos ha puesto sus granito de arena en este Belén. Su sobrina Leni, por ejemplo, “hizo la casa y el bar” y le ayudó también en el montaje de todas las piezas. Aunque Francisca reconoce que ella prefiere poner las cosas a su manera: “si no acabo yo parece que no es mi Belén”.
Este año el Belén de Francisca ha tenido que quedarse en casa, pero espera que las próximas navidades pueda volver a Sanxenxo. “Es bonito verlo, y mejor en directo, porque se pueden apreciar todos los detalles” explica Paquita. De hecho, el propio alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, ya le había ofrecido exponerlo. Ideas no le faltan y aunque admite que ya se va quedando sin sitio para ponerlo todo, ella sigue creando nuevas piezas. Incluso está buscando unos muñecos un poco más grandes de la Virgen y San José para poder vestirlos de gallegos. Así que, aunque parezca un reto difícil, alguna novedad tendrá preparada. Y es que, como ella misma dice: “Paquita siempre está dispuesta a todo”.