Cuadro de Luis Torras y el pintor Laxeiro

Cuadro de Luis Torras y el pintor Laxeiro

Cultura

Cinco pintores que inspiraron y se dejaron inspirar por Vigo

El legado de estos artistas se extiende más allá de la ciudad olívica, representando el arte gallego a nivel internacional

15 septiembre, 2021 06:00

Ahora que Vigo quiere convertir Churruca en el Barrio de las Artes, al igual que en otras urbes europeas (Oporto, sin ir más lejos, lo tiene en la Rua de Miguel Bombarda), es un buen momento para curiosear en la historia más artística de nuestra ciudad. En esta ocasión, rescataremos la figura de algunos pintores nacidos en Vigo o cuya carrera residió aquí. Todos ellos se muestran en museos de toda Galicia. ¿A quién más añadirías?

Serafín Avendaño (1838-1916)

Paisaje con gallega (1891), Serafín Avendaño. Imagen: Afundación Abanca

Paisaje con gallega (1891), Serafín Avendaño. Imagen: Afundación Abanca

Serafín Avendaño nació en Vigo, aunque a muy temprana edad se muda a Madrid junto a su hermano Teodomiro y comienza a despuntar en el mundo de la pintura. Gracias a que provenía de una familia adinerada, Avendaño pudo recorrer diferentes países, desde Estados Unidos hasta Suiza, y se estableció en Italia durante varios años.

Su talento artístico fue reconocido con varias medallas en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y hasta consiguió distinciones de la Corona belga. En su agitada carrera, Avendaño pasó por Vigo a trabajar en la finca Bellavista del barrio de Teis (hoy, terreno del colegio Santiago Apóstol).

La pintura de Serafín Avendaño se encuadra en el movimiento paisajístico de carácter realista y luminista, propio de la segunda mitad del siglo XIX, como señala el Museo del Prado (donde están expuestas varias de sus obras). Su arte se puede ver en los museos de toda Galicia y por Europa y América.

José Frau (1898-1976)

El Papaluapan (1951), José Frau. Imagen: Afundación Abanca

El Papaluapan (1951), José Frau. Imagen: Afundación Abanca

Lo primero que vio José Frau al nacer fue el antiguo cuartel de la Guardia Civil de la calle Magallanes de Vigo. Era hijo de un miembro del Cuerpo de Carabineros. A los seis años ganó su primer premio de pintura. El talento del joven Frau ya se vislumbraba por aquel entonces.

Al igual que muchos otros de los pintores gallegos, se formó en la Escuela de San Fernando de Madrid y recorrió España exponiendo, aprendiendo y compitiendo en el mundo del arte. En los años 50, Frau se muda a México y se relaciona con los principales muralistas de la época, como Sequeiros y Ribera. Dieciséis años después regresa a su país natal para establecerse en La Olmeda de las Fuentes (Guadalajara).

La pintura de José Frau se considera representante del "realismo mágico" en España. Los expertos describen los paisajes del artista como poesía hecha cuadro.

José Otero Abeledo "Laxeiro" (1908-1996)

Señora Perditril (1965), Laxeiro. Imagen: Afundación Abanca

Señora Perditril (1965), Laxeiro. Imagen: Afundación Abanca

Es uno de los artistas gallegos más importantes de la pintura contemporánea. La mayoría de la gente lo conocerá por su apodo, Laxeiro, con el que firmó todas sus obras. Si bien nació en Lalín, casi toda la vida del pintor estuvo ligada a Vigo, donde era habitual verlo por los cafés y las tabernas, como cuenta su biografía.

A los 13 años, Otero Abeledo emigró a Cuba con su familia. Unos años después regresó a Galicia y logró ir becado a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. En 1951, el pintor volvió a pisar Latinoamérica, esta vez Buenos Aires, donde se quedó a vivir durante más de una década.

Su estilo pictórico, catalogado como "folklorismo esperpéntico" se divide en tres etapas según Afundación Abanca: la primera cercana al barroquismo, con tonos ocres y tierra; la segunda, la más personal, deriva hacia colores rojizos y negros y empieza a ser más esperpéntica; por último, en su tercera etapa, Laxeiro practica una técnica cubista que recuerda a la de Picasso.

Hoy en día existe en Vigo la Fundación Laxeiro, dedicada a la figura del artista.

Urbano Lugrís (1908-1973)

Paisaje con las Islas Cíes (1965), Urbano Lugrís. Imagen: Afundación Abanca

Paisaje con las Islas Cíes (1965), Urbano Lugrís. Imagen: Afundación Abanca

Este pintor no nació en Vigo, de hecho es coruñés, pero estuvo muy vinculado a la ciudad olívica, donde vivió sus últimos años. Urbano Lugrís siempre se encontró rodeado por un ambiente artístico, su padre fue uno de los miembros fundadores de la Real Academia Galega y su madre era pianista. Esto no hizo que encaminara su carrera desde el primer momento hacia el arte, pues estudió Peritaje Comercial en A Coruña y Santiago.

Al final, la vocación creativa de Lugrís ganó al resto de factores y se sumergió en el panorama cultural del Madrid de los años 30. Allí conoció a Lorca y otras figuras relevantes de nuestra literatura. La pintura tardó en llegar a su vida (no realizó su primera exposición hasta 1949), pero ya dibujaba y se dedicaba al grafismo. Escribía poesía bajo el pseudónimo de Ulyses Fingal.

Su obra pictórica describe mundos oníricos , de inspiración marítima y céltica, con trazos de un surrealismo tardío. Los referentes artísticos que influenciaron la obra de Urbano Lugrís iban desde Tanguy o Magritte hasta Plantinir, Valle-Inclán o, por encima de todos, el escritor Julio Verne.

Luis Torras, el pintor de 109 años

El Berbés (1980), Luis Torras

El Berbés (1980), Luis Torras

Para cerrar esta lista, es digno de mencionar a Luis Torras, el artista activo más longevo del país. Sin embargo, ha expuesto en escasas ocasiones y Nació en Vigo allá por 1912 y estudió en el colegio Maristas, se formó en Comercia y trabajó en el negocio familiar (la cerería) antes de mudarse a Madrid para hacer Bellas Artes.

Con el inicio de la Guerra Civil, Torras fue llamado a filas y tuvo que combatir de forma forzosa. Fue herido por dos balas; una le pasó cerca del cerebro y le provocó una sordera permanente. Cuando la guerra terminó, obtuvo el título de profesor de Dibujo y en 1954 comenzó a ejercer en la Escuela de Artes y Oficios de Vigo.

A día de hoy, Luis Torras continúa pintando, creando, dejando constancia del tiempo y los paisajes que transcurren tras su ventana desde esta ciudad industrial, cuya identidad cuesta a veces unir a lo artístico, que es Vigo.