Ermita de la Lanzada, Sanxenxo.

Ermita de la Lanzada, Sanxenxo. Shutterstock

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De Cortegada a la Torre de Cálago: tras las huellas vikingas de la comarca do Salnés

Los vikingos lograron invadir el territorio gallego de forma intermitente entre los siglos IX y X, siendo la ría de Arousa su principal vía de entrada y el lugar donde su legado se mantiene más vivo

2 febrero, 2024 05:00

Durante siglos, las ricas y fértiles tierras de las Rías Baixas se convirtieron en un destino irresistible para pueblos como el de los fenicios, romanos, sarracenos e incluso vikingos. De hecho, estos últimos lograron invadir el territorio gallego ―hasta en cuatro ocasiones entre los años 844 y 1038― atraídos por las riquezas que el Imperio Romano había dejado como herencia y siempre con el objetivo de asentarse en la vieja Compostela, lugar al que consideraban la tierra de Jacob (Jakobusland, como ellos decían). Sus incursiones por costa a lo largo de los tiempos propiciaron que a día de hoy todavía se conserve un particular legado vikingo en rincones como la comarca do Salnés, fruto de una prolongada e intermitente relación con estos guerreros y marinos originarios de los países nórdicos. 

Lo cierto es que los vikingos surcaron mares y océanos tratando de conquistar territorios por todo el mundo y en el caso de Galicia, la ría de Arousa fue su particular puerta de entrada. Es importante señalar en este punto que estos guerreros nórdicos estuvieron en la comarca do Salnés por períodos muy cortos de tiempo, por lo que sus asentamientos de carácter temporal siempre estuvieron construidos con maderas y otros materiales perecederos que impidieron su posterior conservación. Esta es una de las razones por las que en el presente apenas quedan vestigios constructivos del paso de los vikingos por el territorio y su legado patrimonial tiene mucho más que ver con ciertas influencias apreciables en celebraciones y hasta embarcaciones tradicionales. 

Invasiones y arquitectura defensiva

Torre de Cálago, Vilanova de Arousa. Foto: Turismo Rías Baixas

Torre de Cálago, Vilanova de Arousa. Foto: Turismo Rías Baixas

Fruto de los ataques, e incluso los intercambios comerciales, por parte de los vikingos en este rincón del norte de la Península, resulta interesante realizar un recorrido a través del tiempo para descubrir esos enclaves marcados por la presencia de estos hombres del norte. Una de las mayores incidencias de esta civilización sobre la comarca do Salnés tiene mucho que ver con la arquitectura defensiva, pues a lo largo y ancho de la ría de Arousa fueron varias las construcciones que se erigieron para la salvaguardia del territorio ante los incesantes ataques llegados por mar.

De ahí que el grueso del litoral meridional de la ría más grande de Galicia se encontrara antaño moldeado por un infranqueable sistema defensivo que tenía como objetivo defender Compostela de las constantes incursiones de sarracenos, piratas y normandos. Dicho sistema de protección estaba formado por fortificaciones de la talla de la antigua fortaleza enclavada en el entorno de A Lanzada (Sanxenxo), la emblemática Torre de San Sadurniño (Cambados), la Torre de Cálago (Vilanova de Arousa) o la ya desaparecida Torre de Cortegada (Vilagarcía de Arousa, así como también las archiconocidas Torres de Oeste, ya en los límites de Catoira. La verdad es que los asedios por parte de los vikingos fueron especialmente constantes en puntos como los de las Torre de Oeste o la Ermita de Santa María de A Lanzada; aunque, sin lugar a dudas, una de los estructuras más afectadas fue el antiguo monasterio benedictino de San Cipriano, en Vilanova de Arousa. Fundado por San Fructuoso en el siglo VII, el cenobio fue destruido a consecuencia de los ataques normandos en la ría de Arousa entre los siglos IX y X a, siendo la Torre de Cálago la última huella visible de su existencia

Otras influencias vikingas en la ría de Arousa

Romería vikinga de Catoira. Foto: Shutterstock

Romería vikinga de Catoira. Foto: Shutterstock

La esencia vikinga ha logrado mantenerse viva en la ría de Arousa gracias a festejos tan destacados como la famosa Romería Vikinga de Catoira, una de las celebraciones más singulares y multitudinarias de toda Galicia, declarada incluso como Fiesta de Interés Turístico Internacional. Cada primer domingo de agosto, los vecinos de esta localidad de las Rías Baixas escenifican el espectacular desembarco de los guerreros nórdicos en el entorno de las Torres de Oeste, recreando de esta forma las invasiones vikingas sufridas hace miles y miles de años.

Pero más allá de la popular romería gallega, las influencias de esta antigua civilización del norte de Europa también quedan patentes en elementos tan típicos como las dornas gallegas, una embarcación de pesca tradicional de las Rías Baixas. Al parecer, este pequeño navío podría tener un origen nórdico resultado de las numerosas incursiones de los vikingos a estas aldeas costeras de Galicia. Lo cierto es que las dornas presentan unas características constructivas y morfológicas muy parecidas a la del drakkar vikingo, una embarcación de casco trincado cuyo sistema logró revolucionar a medio mundo. De hecho, lo más curioso de estos antiguos buques es que podían navegar tanto por zonas de poco calado (ríos) como por las aguas más bravas del mar.