El primer autoservicio del barrio vigués de Teis: Medio siglo ofreciendo productos de "calidad y proximidad"
- En 1972, Francisco Barreira revolucionó el barrio de Teis con Alimentación Verín, un establecimiento referente en productos artesanos de calidad
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Corría el año 1972 cuando Francisco Barreira trajo desde Verín un modelo de negocio totalmente novedoso para el barrio vigués de Teis. En una época donde recorrer los pasillos de la tienda de alimentación y escoger tus propios productos de las estanterías era algo impensable, Francisco fundó Alimentación Verín, el primer autoservicio del barrio. Allí, los vecinos comenzaron a maravillarse con la libertad de poder tomarse su tiempo para observar la variedad de alimentos entre los que elegir, en lugar de tener que pedírselos a la persona de detrás del mostrador.
El comercio, indudablemente, fue un éxito. No solo por esta bien entrada novedad, que aventuraba el futuro de lo que sería el mundo de la alimentación en los próximos años, si no también por la cercanía en el trato y la excelente calidad de sus productos.
Más de medio siglo después, 'El Verín', como se lo conoce en el barrio, continúa en manos de la familia Barreira, que es capaz de mantener viva la esencia del primer día. Hace 17 años que el negocio comenzó a ser gestionado por Manuel y Patricia Barreira, hijo y nieta del propietario original. Y, actualmente, el comercio es regentado por Patricia y su marido Cosme, que disfrutan de poder ofrecer productos "de calidad y proximidad". "Nosotros somos la tercera generación", dicen orgullosos.
Patricia recuerda como, desde pequeña se conoce la tienda como la palma de su mano, ya que disfrutaba ayudando a su abuelo con las tareas más livianas como "marcar el precio de los productos" o "cobrar a los clientes". Por lo que, lo de llevar la tienda, es algo que le trae recuerdos muy bonitos.
Productos artesanos de calidad
Una cosa que saben con certeza todos los clientes del establecimiento, es que los productos del Verín nada tienen que ver con los de un supermercado tradicional. "El que los prueba, repite", alardea orgullosa Patricia. Y, es que, a lo largo de los años el comercio ha conseguido consolidarse como un establecimiento referente en productos artesanos de calidad. Algo que, sin duda, no pasa desapercibido entre la clientela, y más en un momento en el que, como apuntan los propietarios "cada vez cuesta más encontrar productos buenos, de calidad".
Uno de los secretos detrás del éxito de los productos es su origen. Desde su apertura, el establecimiento se ha mantenido fiel a sus raíces ourensanas, trayendo desde su pueblo natal, Verín, algunos de los alimentos que más furor causan entre los clientes: patatas, castañas, manzanas, salados, verduras, cebollas; todos ellos son "del país", algo que, sin duda, se deja notar en el paladar del que los consume.
La clave es la apuesta por los productos de proximidad. "Aquí no tenemos nada chino": "el plátano es de Canarias, los ajos de Segovia, la sandía de Extremadura, el brécol de Navarra, las verduras sin herbicidas de Galicia...", todo ello de máxima calidad. También en el vino, consideran que la cosecha gallega es la mejor oferta que le pueden hacer a sus clientes: Ribera del Duero, albariños, riojas, Ribeiro, Coutado, mecías...; enumera la variedad Cosme.
También de origen gallego, son las conservas que adornan las estanterías del establecimiento, algo que "hoy en día, no es fácil de conseguir", aseveran. Otros productos de proximidad que se pueden adquirir en El Verín son los graneles: pimentón, especias para callos, piñones nacionales, frutos secos... Y, si no tienen algo, te lo traen.
Una clientela fija y leal
Pese a la fidelidad de su clientela, el Verín también ha notado la crisis que vive actualmente el comercio local, exaltada por el auge de los supermercados. Patricia explica que, muchas veces la diferencia entre el precio de un producto en el supermercado tradicional o en el comercio es mínima, aunque en la calidad es abismal. "Incluso tenemos cosas buenas, más baratas que en el supermercado", dice. Sin embargo, el problema viene de que "la gente tiene la noción de que es más barato en el supermercado y ni siquiera miran los precios", añade.
Pero, una vez que se animan a entrar, los clientes se convierten en habituales. "Nuestra clientela es fija y leal, muchas veces han cambiado pero acaban volviendo", dice Cosme orgulloso. De echo, añade que, hay clientes que se han mudado a otras zonas de la ciudad y continúan comprando en el establecimiento.
Un logro sorprendente que, además de por sus productos, consiguen gracias a su trato amable y cercano. Allí, la gente aprecia poder tener una charla con los propietarios y pedirles consejos sobre que productos llevarse a casa y como prepararlos.