
La panadería Acuña de Pontevedra aumenta su apuesta por su cultivo de trigo 100% gallego
La panadería Acuña de Pontevedra aumenta la apuesta por su cultivo de trigo 100% gallego
De cara a 2025 su plantación crecerá hasta las 5 hectáreas con el objetivo de lograr los 10.000 kilos de harina para elaborar sus "panes kilómetro cero"
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Se dice que el secreto está en la masa, pero en la panadería Acuña de Pontevedra, el secreto realmente está en el trigo. Esa es la clave para sus "panes de kilómetro cero", que se han convertido en marca de la casa y en uno de sus principales reclamos.
Un cereal que siembran ellos mismos en Lalín, una variedad llamada caaveiro; en 2023, a la plantación le sacaron 7.300 kilos de harina, lo que les dio para algo más de dos meses de producción.
El buen resultado les llevó a ampliar una hectárea esa plantación, que corre a cargo de Miguel y Laura, una pareja de lalinenses que se encarga de que el trigo de los Acuña crezca en condiciones inmejorables. El aumento del espacio dio lugar a aumentar la cosecha el año pasado con más de 1.000 kilos: un total de 8.400 kilos.
Los pontevedreses Andrés y Jacobo Acuña, cuarta generación de una de las familias panaderas más conocidas de la capital, miran ahora al futuro con más ambición, dada la buena experiencia que les precede y el rendimiento óptimo de la plantación. "Este 2025 aumentamos otra hectárea más, llegando a las 5, y queremos llegar a los 10.000 kilos o incluso, siendo optimistas, sobrepasarlos", revelan a Treintayseis.

Acuña (1)
Según explicaban a este medio, cuando comenzaron con esta plantación lo hicieron "a ciegas", con una producción que es variable al no saber a qué se exponen: las plagas o la meteorología adversa puede estropear una plantación entera. Pero esa primera experiencia les marcó el camino: aquellas iniciales tres hectáreas les devolvió 2.500 kilos por hectárea.
Así, continúan aumentando el espacio de plantación para cultivar trigo 100% gallego, que se molerá "como siempre" en Melide y que volverá a Pontevedra para hacer las bollas que los habitantes de la capital disfrutan cada fin de semana.
"Nuestro pan gallego es dorado, aunque a la barra artesana le metemos un poco de centeno para darle más color, pero tiene un sabor que se valora mucho", explicaba ya sobre los primeros panes que salieron de este proyecto pionero. "Son panes más gourmet, para disfrutar con la familia, con buenos vinos y con buenos quesos: hace años que el pan ha perdido importancia en la mesa y queremos aprovechar que ahora está remontando y la gente demanda cada vez más esa calidad y ese sabor".