Andrea Cascallar Fuentes (Pontevedra, 1993) es ingeniera informática por la Universidad de Santiago, grado que terminó en 2015. Antes de sumergirse de lleno en la aventura de la tesis doctoral -"Plataformas cuantificadas borrosas para sistemas data to text: Un nuevo modelo con aplicaciones"- en el mismo centro, la pontevedresa completó un Máster en Inteligencia Artificial.

En la actualidad, Andrea ha desafiado, con su trabajo, dos estigmas: Por un lado, el relacionado con la masculinización de carreras como ingeniería, logrando el premio, en 2023, a la Mejor Tesis de la Sociedad Europea de Lógica Difusa y Tecnología y siendo la primera mujer española en obtener dicho reconocimiento. Por el otro, la gallega quiere desarrollar su carrera profesional en Galicia, en donde trabaja, y sin la necesidad de tener que abandonarla -como ocurre en muchos estudios relacionados con la investigación- para poder avanzar.

Cascallar recibió la recompensa al esfuerzo que realizó entre 2018 y 2022, con una tesis -dirigida por Alberto Bugarín- centrada, dentro de la Inteligencia Artificial, en la generación del lenguaje natural y lógica borrosa -rama de investigación que se centra en la definición de términos borrosos, es decir, palabras que se utilizan de manera frecuente y con una definición imprecisa. Se busca generar textos en lenguaje natural que sean lo más parecido posible a cómo un humano lo haría-.

La gallega asegura que para ella fue "una sorpresa muy grata" el premio a su tesis: "Sentí mucha satisfacción porque fueron cuatro años de trabajo durante los que hubo que publicar artículos en congresos y revistas de alto impacto y muy exigentes", remarca la ingeniera pontevedresa, que también valora el ser la primera mujer en lograr este distintivo. "Muchas veces nos interesamos por algo a partir de referentes y, en el caso de la tecnología, sigue habiendo muy pocos referentes femeninos", añade.

En su caso, Andrea reconoce que, desde que llegó el primer ordenador a su casa, siempre le gustó "cacharrear". Además, cuenta que, estando en el instituto, sus padres la apuntaron a un curso de informática, en donde descubrió el lenguaje html y le resultó "muy curioso".

Una carrera "masculinizada"

Pese a todo, la ingeniera asegura que la suya sigue siendo una carrera mucho más demandada por los chicos. Y es que, en su promoción, de las 60 plazas que se ofertaron tan solo accedieron cuatro alumnas. "Poco a poco estos años esa cuota ha ido aumentando, pero todavía queda bastante para que sea algo equilibrado", reconoce Andrea. "Yo, la verdad, cuando elegí la carrera, no tenía ningún prejuicio en la cabeza. En mi casa siempre me apoyaron. Fue cuando llegué a la carrera que me di cuenta de que el sector estaba muy masculinizado por esa cifra que te digo", añade.

La gallega considera que muchas opiniones externas pueden influir, casi de manera inconsciente, en muchas mujeres, que terminan inclinándose por carreras relacionadas con los cuidados en detrimento de otras, más de tipo tecnológico, que también disfrutarían. "Yo sí recuerdo que, como tenía muy buenas notas en Bachillerato, mucha gente me decía que estudiara Medicina", cuenta Cascallar. "También conozco casos de otras chicas que, estando en dudas, el consejo que recibían era que se dedicaran a carreras relacionadas con la salud o con la docencia, en lugar de, por ejemplo Arquitectura", añade.

El vicepresidente de la Diputación, Rafa Domínguez, recibió a Andrea Cascallar tras el reconocimiento obtenido.

Inteligencia Artificial desde Santiago

Andrea se considera una persona "muy familiar", por lo que otro de sus objetivos pasa por poder desarrollar su labor profesional dentro de Galicia. Actualmente, la pontevedresa trabaja en DXC, una consultora tecnológica en Santiago de Compostela. "Decidí moverme al sector privado para explorar sus opciones. Cada vez más las empresas tecnológicas valoran los perfiles con doctorado, se invierte más en I+D", explica la ingeniera. "El camino de la investigación pública es un poco complicado. Yo en la tesis encadené varios contratos temporales y siempre tienes esa duda de si te faltará la financiación para continuar", añade.

Su trabajo actual, científica de datos, está relacionado con la inteligencia artificial y su aplicación para resolver distintintos problemas. Sobre los desafíos a los que se enfrenta su sector, en particular, y la sociedad, en general, la ingeniera tiene claro que la IA es una herramienta "muy potente" con "muchas posibilidades hasta ahora impensables" para "mejorar nuestra vida". Es el caso del desarrollo de tareas tediosas o repetitivas, o de modelos aplicados a la sanidad, como la predicción del cáncer de mama a partir de una mamografía.

Si embargo, la pontevedresa es consciente de que una herramienta tan potente puede ser mal empleada, como ha pasado con los doblajes de voces o la generación de imágenes que atentan contra la privacidad: "Pienso que las personas que nos dedicamos a esto tenemos que trabajar desde un punto de vista ético. Siempre se debe asegurar que la IA nunca suponga ninguna discriminación hacia las personas por ningún tipo de causa ni un perjuicio", señala. "También es necesaria una regulación. Hay una labor por delante de legislación. Al haber un nuevo paradigma también surgen nuevos delitos que yo creo que se tienen que regular", concluye.