Las dueñas del relato
La cofundadora del grupo de mujeres profesionales Sumamos aborda la importancia de que las mujeres lideren su relato y lo compartan, algo que ayudará a construir un mundo más rico y diverso
Nunca había conocido a un presidente de club de fútbol, hasta que Sumamos Red de Profesionales invitó en su última comida tertulia a Marián Mouriño. Una de las pocas mujeres en el mundo del fútbol, nacional e internacional, ejerciendo ese rol, la Presidenta del RC Celta. Y es muy curioso porque personas acostumbradas a gestionar empresas, recursos, finanzas, o marketing, un día se ven en la tesitura de liderar un sentimiento, una afición.
Esto me lleva a pensar en la importancia de atender a cómo nos narramos. Cómo nos contamos aquello que nos sucede. Un club de fútbol centenario puede narrarse cantando un himno a pleno pulmón en un estadio, con la luz baja y el vello erizado, o contando una y mil veces la épica de aquella final, aunque la hayas perdido. Una presidenta de club de fútbol puede narrar su afición desde una infancia en la que perseguía cada domingo una señalal otro lado del Atlántico. Es su memoria, ella es la dueña del relato.
No siempre tengo ocasión de escuchar mujeres liderando su relato. Sobre todo relatos que otros quieran emular. Relatos que despiertan admiración, o relatos que despierten envidia. Una magnífica dueña de relatos, también invitada de Sumamos, fue Chus Lago. Alpinista, exploradora, la primera española en alcanzar la cumbre del Everest sin oxígeno artificial, la tercera mujer en el mundo; ella, la dueña del título “Leopardo de las nieves”. La primera española (sin distinción de géneros) en alcanzar el Polo Sur en solitario, 59 días de travesía, “Sola ante el hielo”. Esto sí que es liderar un relato.
Otra excelente narradora fue Elena Espinosa, sobre todo cuando narra esa etapa de Ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación, esas negociaciones interminables con los ministros europeos. Eso es meterse al lío, fajarse en el barro de esas alfombras donde nos jugamos mucho todos.Es la dueña de mil relatos de política, la que puede narrarnos lo de la reconversión naval o lo el puerto de Vigo desde la pesca al contenedor.
No es sólo que el relato de la presidenta del Celta, de la exploradora o de la ministra, tengan un contenido apasionante, es que la narración es un aspecto esencial para la vida humana, pero las narraciones de mujeres se han quedado mayoritariamente limitadas, encerradas en un espacio sin proyección. Por eso las narraciones de la presidenta, la exploradora, la ministra, valen más; porque ocupan un paisaje que es terreno de conquista. Como son gallegas entenderán, que estas señoras han movido los marcos. Esta es una idea de Marilar Aleixandre en su libro sobre Dña. Emilia Pardo Bazán, una mujer que contribuyó a mover los marcos del patriarcado, porque con su vida y con su obra, afirmó el derecho de las mujeres a seguir a su propio destino. En su caso, hasta la última gota de su tinta.
Todo buen relato tiene que tener consistencia. Si no tuviera consistencia estas mujeres acabarían perteneciendo al reino de la apariencia más que al de la coherencia. Acabaríamos olvidando su narración. Ellas nos hablan desde su experiencia, desde lo que les sucedió, o desde lo que nos cuentan que les sucedió. Y cada vez que lo cuentan construyen un mundo más diverso y más rico.
Señoras, las invito a pararse y reflexionar. Piensen si son las dueñas del relato y si no lo son, ya estamos tardando en empezar a contar. A liderar el relato.