Costas estudia dos alternativas para finalizar la senda peatonal entre Pontevedra y Marín

El concelleiro de Infraestruturas e Movilidade del Concello de Pontevedra, César Mosquera, compareció este martes en rueda de prensa para hablar sobre la Comisión de Movilidad, Infraestructuras, Obras y Servicios celebrada en esta jornada, repasando los diversos puntos tratados en el orden del día.

El edil puso el foco en las novedades relacionadas con los distintos proyectos que guardan relación con la Dirección Xeral de Costas, puesto que tras una reunión técnica entre el Concello y la administración estatal hay novedades con respecto a tres proyectos.

Por un lado, Costas ha acordado licitar la ampliación de la playa fluvial de Ponte Sampaio, tomando como base el anteproyecto presentado por el Concello de Pontevedra. El Estado encargará un proyecto destinado a limpiar y renaturalizar el lugar, procurando realizar una actuación que permita permeabilizar el paso de la antigua vía ferroviaria, por lo que mantendrá conversaciones con Adif. Dentro de este mismo proyecto se contempla la regeneración de la ensenada del Ulló.

Por último, el Estado explicó estaría ahora estudiando y barajando dos alternativas posibles para llevar a cabo la senda que abriría una nueva vía de conexión peatonal entre Marín y Pontevedra. El edil explicó que "se están dando pasos a muy buen ritmo", al tiempo que celebró que Costas quiera cumplir con su compromiso de desbloquear el segundo tramo de un paseo que no se finalizó en su momento, y que despierta verdadero interés entre la ciudadanía de ambos municipios.

Costas estaría trabajando en dos ideas distintas a la hora de hacer posible este segundo tramo: la alternativa A desplazaría la actual autovía de Marín hacia el interior, aprovechando los seis metros que hay entre el viario actual y el vallado de la factoría de Ence. Esta actuación, además, permitiría elevar la cota de la autovía para evitar las inundaciones que se producen en momentos de lluvias intensas y pleamar, inutilizando la circulación de vehículos en este trazado.

"Es una opción buena, pues resolvería el problema del paseo y el problema de las inundaciones", explicó Mosquera. "Además se mantendrían los cuatro carriles y también permitiría que la pasarela peatonal tuviera un ancho mayor que los 2,5 metros proyectados en su momento, que parecen insuficientes para una convivencia correcta entre bicicletas y peatones".

La otra opción, el plan B, estudia la posibilidad de "morder la autovía todo lo que se pueda", por el lado más próximo a la ría, y apoyar sobre el mar solo una parte del paseo, en lugar de todo el trazado peatonal, hasta llegar a la pasarela de madera actual.