Policarpo Sanz en Navidad.

Policarpo Sanz en Navidad. Treintayseis

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Lucha contra la Navidad de Vigo: declaración de BIC de la Alameda y vía penal contra el Concello

La Asociación de Vecinos Zona Centro toman posiciones de cara al año que viene para que se cambie el modo de celebración de las fiestas a finales de este año, mientras varios negocios de comercio local del centro denuncian los perjuicios que les supone la masiva afluencia durante estas fechas

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En poco más de 24 horas, las luces de la Navidad de Vigo se apagarán. Detrás dejan cerca de dos meses de celebración que, un año más, han atraido las miradas y el turismo a la ciudad durante estas fechas. 

A lo largo de las últimas semanas, Abel Caballero ha ido sacando pecho por las cifras de ocupación hotelera y la imagen de cientos de personas por las calles del centro de la ciudad que abarrotan los caminos creados para observar las luces que se encendieron el 16 de noviembre.

En boca del Gobierno local siempre está el término "retorno", ese dinero que generará en los negocios de la ciudad la masiva afluencia de turistas y visitantes, un premio a las incomodidades de las que muchos se quejan, especialmente aquellos que viven y trabajan en el centro de la ciudad.

"Lo único positivo es que vino menos gente y se ha notado: menos tráfico, menos caos y calles más cómodas para caminar", resume Alba Novoa, presidenta de la Asociación de Vecinos Zona Centro, una de las más batalladoras en contra del tipo de celebración que se plantea en Vigo durante estos meses.

Novoa reconoce que "es indiscutible" que mucha gente ha visitado la ciudad en estas fechas, pero asegura que "nada que ver con la cantidad de afluencia de las navidades pasadas" y que este año los problemas de acceso a sus casas han sido "puntuales", los días de más afluencia, y "no todos los días".

El ruido sigue siendo "excesivo"

Esto es lo único positivo que resalta la viguesa, vecina del centro, que esgrime como posibles razones para esto que "el modelo de Vigo lo están copiando fuera", lo que genera que "la gente no repita". Pero los males atávicos que han denunciado desde hace dos años se mantienen, desde su punto de vista.

El principal, el ruido. Según las mediciones que han llevado a cabo "más de una vez" durante estos dos meses y con un informe de un notario, la media de decibelios es de 75, muy por encima de los niveles que rigen en la ordenanza municipal como máximos, que van desde los 55 hasta los 45 según las horas del día. 

La persistencia del exceso de ruido es la principal arma con la que cuentan para tratar de reformular la situación que viven durante estas fechas. "La gente normaliza el ruido, y en Vigo es lo que ha pasado", explica Alba Novoa, que señala fuentes de estas molestias como la noria, que se anunció que iría más despacio para evitar los gritos de los usuarios. "La gente grita igual, y es el ruido de la maquinaria, del bullicio, de la gente concentrada en su sitio hablando", enumera.

En este caso, a través de la asociación Juristas contra el Ruido y su presidenta, la abogada Yomaira García, los vecinos se plantean la posibilidad de acudir, de nuevo, a los juzgados. Con toda seguridad, irán contra el Concello a través del Contencioso-Administrativo, pero también buscan la fórmula para llevar el caso a la vía penal.

Burofax al Concello

Así se lo han hecho saber a través de un burofax remitido por el despacho de la abogada canaria y presidenta de Juristas contra el Ruido al alcalde y concejales. Según el documento, al que ha tenido acceso Treintayseis, el Concello se ha mantenido "tolerante e impasible" en lugar de tomar las medidas adecuadas para la reducción del ruido y a pesar de existir una sentencia que, aseguran desde la asociación de vecinos, pedirán su ejecución. 

En el burofax, se exige el "cese inmediato" de las actividades llevadas a cabo que generan este ruido y que "no las autoricen en el futuro"; además, se advierte de que "las actuaciones y omisiones relatadas pudieran ser presuntamente delictivas conforme a lo previsto en el vigente Código Penal", entre las que incluye un delito contra el Medio Ambiente en su modalidad de contaminación acústica con riesgo para la salud de las personas, prevaricación mediambiental y delito de lesiones.

El otro caballo de batalla se ubica en la Alameda. La Asociación de Vecinos Zona Centro de Vigo propondrá a la Xunta de Galicia que la declare Bien de Interés Cultural (BIC). Para ello, ya han comenzado los procedimientos y cuentan con el apoyo de varias asociaciones y colectivos, además de asegurar que cuentan con el del CSIC. 

"Queremos evitar que se ceda gratuitamente ese espacio a una empresa de Madrid para que se llene los bolsillos, porque nada de ese dinero se queda en Vigo", asegura Novoa, que lamenta que se permita en ese espacio, donde se encuentran árboles protegidos y conjuntos artísticos, "la instalación de un botellón durante dos meses".

Supondría una profundización en la reclamación que han llevado a cabo también BNG o Amigas das Árbores para que no se decoren especies como la araucaria, incluida en el catálogo de árboles singulares, al igual que varios de los ejemplares de la zona.

"No vienen a comprar"

Además de los beligerantes vecinos del centro de Vigo, los propietarios de diferentes negocios de la zona aseguran que la masiva afluencia de gente, los cortes de tráfico y las dificultades para moverse por la ciudad juegan en su contra.

Marta Cividanes, propietaria de Broche, en el número 27 de Policarpo Sanz, reconoce a Treintayseis que la frase más utilizada en su entorno, entre familiares y conocidos, es "al centro no voy ni de broma". "El negocio pequeño lo hunden; no va a morir Zara ni Mango, pero sí nosotros", sentencia.

"Llevo aquí 38 años y sólo abro los sábados por la tarde en Navidad; ahora, cierro sin haber vendido nada", continúa, "en las tiendas no entran". Además, esgrime que los que llegan a la ciudad para ver las luces, lo hacen con niños, algo que es incompatible para comprar. "Y lo que vendrían a comprar, no lo hacen porque no pueden aparcar, no puede andar, es incomodísimo...".

Desde Bouzas, donde vive, hasta el centro, donde trabaja, el recorrido se convierte en una interrogación constante, por lo que se ve obligada a salir "con una hora de antelación de casa", y también destaca la dificultad para coger un Vitrasa de vuelta, por lo que ha llegado a ir caminando hasta la Plaza de la Industria para poder regresar en autobús.

El "paralelo de las Bermudas"

En unos términos similares se refiere la bloguera gastronómica Carmen Albo, que cuenta con una tienda-taller en Velazquez Moreno donde imparte cursos de cocina. "Hay gente que me dice que a partir del 20 de noviembre ya no viene", explica a Treintayseis. "Esto me impide hacer cursos a partir de los jueves; los martes, aún 'cuela', pero un viernes, por ejemplo, no viene nadie", añade.

Para Albo, la decoración que se instala en calles como Policarpo Sanz y García Barbón "podría estar en cualquier otra zona de la ciudad, con jardines, y no cortando calles". El beneficio, no duda que sea para bares, cafeterías o pastelerías, pero "a los restaurantes buenos" le consta que "no", porque muchos grupos de habituales que llenarían el restaurante, "ya no vienen al centro".

Son varios los negocios del centro consultados por Treintayseis, algunos de ellos que han preferido mantenerse en el anonimato, que destacan que, durante estos dos meses de Navidad, las calles del centro marcadas por la iluminación se convierten en el "paralelo de las Bermudas", haciendo alusión a la disposición de Príncipe, Policarpo y Alameda y al famoso triángulo de las Bermudas, para explicar como la clientela "desaparece" de la zona a partir de una fecha.