Entre historia y paisajes mágicos: así la Ruta de los Cinco Miradores que recorre Marín
El itinerario se extiende a lo largo de 10 kilómetros entre playas, miradores y rincones tan emblemáticos como los Petroglifos de Mogor, el Castro de Subidá o la Finca de Briz
23 mayo, 2024 05:00Marín huele a mar y sabe a sal. Su esencia se perfila a través de los paisajes verdes, la tradición y la propia cultura popular marinera, pues esta localidad enmarcada en el corazón de las Rías Baixas alberga todo el encanto de los pueblos marineros. Lo cierto es que este municipio del sur de Galicia dirige su mirada y atención hacia la ría de Pontevedra, aunque es cierto que también presume de un interior repleto de suaves elevaciones que ofrecen al viajero una gran opción para disfrutar de un destino perfecto de mar y montaña. Una de las mejores formas de descubrir el encanto de Marín es hacerlo a través de la Ruta de los Cinco Miradores, un itinerario circular de baja dificultad y unos 10 kilómetros de distancia que visita en todo el recorrido algunos de los puntos más emblemáticos de la villa y sus principales balconadas naturales.
Más allá de la riqueza natural y paisajística de la ruta, en cada uno de los cinco miradores que conforman esta el itinerario marinense los senderistas encontrarán varios paneles interpretativos que ofrecen una visión diferente de los valores estratégicos de la economía e historia de la localidad. De esta forma, además de disfrutar de unas vistas extraordinarias, los visitantes tendrán la oportunidad de entender cómo ha ido cambiando y evolucionando el paisaje local propiciado por el trabajo en el campo o la propia industria, motores fundamentales de la riqueza de este municipio.
Entre miradores, castros y playas
Partiendo desde los alrededores de Plaza de España, el itinerario de esta Ruta de los Cinco Miradores se encamina hacia la zona de la playa de Portocelo, el lugar en el que se ubica la primera gran ventana a la ría de Pontevedra del municipio. El mirador en cuestión se encuentra situado al final del paseo de este arenal y permite hacer un completo recorrido visual desde primera línea de costa hasta el grueso de la ría, la isla de Tambo y hasta el horizonte urbano que se abre paso frente Marín y se extiende desde Combarro hasta los límites de Sanxenxo. Además, en este punto los visitantes también encontrarán información interesante en los paneles sobre la ría de Pontevedra como sustento y riqueza de la economía local.
La siguiente parada del recorrido también nos traslada hasta una de las playas más famosas de la localidad y un importante punto de interés arqueológico conocido como los petroglifos de Mogor. Este segundo mirador se localiza a apenas 100 metros de los grabados y ofrece una vista privilegiada de la ensenada. Una vez superado el tramo más próximo a las playas, la Ruta de los Cinco Miradores continúa hasta el Embalse de Aguas de Mogor, también situado sobre la ría, el litoral y la barriada de Marín. Ya a partir del tercer mirador la caminata empieza a ascender cada vez más con dirección al Cruceiro do Vento, lugar en el que se emplaza el cuarto mirador que permite a los senderistas obtener una panorámica extraordinaria del puerto de Marín y apreciar al mismo tiempo como el núcleo urbano de la localidad se ha ido adaptando y expandiendo conforme a la potente industria naval.
El último tramo de la Ruta de los Cincos Miradores atraviesa varios lugares emblemáticos de Marín, entre ellos la Capilla de Sete Espadas, el Casto de Subidá o el Monte de Penizas. Sobre el templo religioso podemos destacar que sirvió de inspiración a Castelao para pintar su cuadro "A casa do cruceiro". En el caso de los restos de la antigua civilización castrexa, este rincón arqueológico todavía conserva varias murallas ocultas y algunas viviendas excavadas que son el legado de una gran ciudad fortificada de la Edad de Hierro. Una vez visitado ambos puntos, el itinerario desemboca en el quinto mirador, el de A Moreira. Las vistas en altura desde este punto ofrecen una estampa única del grueso de la localidad y la ría de Pontevedra. A partir de este último balcón natural, el trayecto desciende hacia el casco urbano de Marín, atravesando el Lavadero de O Souto, la Finca de Briz (también denominado Parque dos Sentidos) e incluso la Plaza de Abastos.