
Este pequeño pueblo está cerca de desaparecer. iStock
El pueblo más oculto de California tiene menos de 30 habitantes: está desapareciendo en un lago de sal
Saltdale fue un importante centro de extracción de sal a inicios del siglo XX.
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En el árido desierto de Mojave, a unas 20 millas al norte de California City, se encuentra Saltdale. Este antiguo pueblo minero, que alguna vez prosperó gracias a la extracción de sal, hoy lucha contra su propia desaparición.
La sal, que en su apogeo fue la razón de su existencia, es ahora el motivo de su destrucción. A medida que el tiempo avanza, Saltdale se hunde lentamente en el lago Koehn, un lecho de lago seco que, con el paso de los años, ha ido reclamando lo que alguna vez fue suyo.
Un pasado de auge y explotación minera
Durante la década de 1910, Saltdale se convirtió en un importante centro de extracción de sal. En sus mejores tiempos, producía decenas de miles de toneladas al año, abasteciendo diversas industrias químicas e incluso el comercio local. La comunidad que se formó alrededor de la mina incluía una oficina de correos, una escuela y una tienda de la empresa, brindando a sus habitantes los servicios básicos necesarios para la vida en el desierto.
A pesar de no ser un pueblo incorporado, la actividad minera mantuvo a Saltdale con vida durante varias décadas. En 1914, la Consolidated Salt Company tomó el control de la mayor parte de las operaciones y construyó un molino de cuatro pisos, lo que permitió mantener empleos para entre 30 y 65 personas. Sin embargo, el auge no duró para siempre.
El declive y la lenta desaparición de Saltdale
Al igual que muchos pueblos mineros del oeste, Saltdale sufrió las consecuencias de los cambios ambientales y económicos. A finales de la década de 1940, una prolongada sequía afectó el ciclo natural de regeneración de la sal en el lago Koehn.
Con menos agua filtrándose en la cuenca, la producción de sal se redujo drásticamente. Para 1949, apenas quedaban tres empleados en la planta, y en 1950, la oficina de correos cerró sus puertas. Un año después, la escuela también fue disuelta, marcando el final de la comunidad.
Aunque la mina siguió operando con sal importada durante algunas décadas más, el pueblo ya estaba condenado. En la década de 1970, la planta de procesamiento cerró definitivamente, y las estructuras que quedaban comenzaron a desmoronarse. Hoy en día, los restos de Saltdale, en donde habitan menos de 30 personas, se confunden con el paisaje compuesto por ruinas oxidadas y cubiertas de sal.
Un destino único entre los pueblos fantasma
Lo que hace que Saltdale sea diferente de otros pueblos mineros abandonados no es solo su historia de auge y caída, sino la manera en que la naturaleza ha tomado el control. En lugar de permanecer como un vestigio del pasado, el pueblo está desapareciendo físicamente, consumido por el mismo mineral que lo hizo posible.
Las estructuras de madera y metal que alguna vez formaron la mina y el pueblo están siendo lentamente corroídas. La sal asciende desde el lago seco, destruyendo lo poco que queda en pie. Algunas edificaciones, como un pequeño edificio de metal ondulado, ya se están inclinando y hundiendo en el lodo salino. Las vías del tren que en su día transportaron toneladas de sal ahora están casi irreconocibles, cubiertas por una fina capa blanca y quebradiza.
Saltdale, un pueblo devorado por la sal
Hoy en día, lo más sorprendente de Saltdale no son sus estructuras en ruinas, sino el paisaje que lo rodea. El lago Koehn, con su superficie cristalina y blanquecina, refleja la luz del sol como si estuviera cubierto de nieve. Sin embargo, bajo esa apariencia tranquila se esconde un terreno traicionero: la capa de sal puede parecer sólida, pero en realidad es frágil y esconde una base de arenas movedizas.
Saltdale es un pueblo fantasma diferente a los demás. Mientras que otras comunidades abandonadas se convierten en meros escombros en el desierto, este poblado se está desintegrando, convirtiéndose en parte del entorno que alguna vez explotó.