Vigo es una bonita ciudad gallega situada en la provincia de Pontevedra y pasear y perderse por el Casco Antiguo, el Casco Vello en gallego, será una de las mejores actividades que realizar. Este recorrido comienza en el Muelle de Trasatlánticos, donde se pueden contemplar restos de la antigua muralla que cercaba la ciudad, y transcurre por cuestas y escaleras de piedra que llenan el paseo de un gran encanto.
Otro de los principales atractivos de Vigo es el castillo de San Sebastián, situado en el Monte del Castro. Fue en este lugar donde residieron los primeros pobladores de la actual ciudad y los restos castrenses que aquí se encuentran se remontan al siglo III a. C. También es el mejor lugar para disfrutar de unas vistas panorámicas de la ría, el núcleo urbano y las islas Cíes.
Para poder conocer la importancia pesquera de la zona conviene visitar el puerto, uno de los más importantes del mundo que, aunque tiene un carácter más industrial que turístico, es un buen lugar para apreciar. La lonja de Vigo es una de las más importantes en el panorama nacional.
El Monte de la Guía es otro punto importante vigués, donde se sitúa la ermita de Nuestra Señora de la Guía. Es una de las atracciones menos habituales pero de gran importancia y belleza, donde también se puede respirar un ambiente tranquilo y relajado observando unas hermosas vistas de la ciudad y de la ría. Otro templo religioso que conviene visitar es la Iglesia de la Colegiata, la Concatedral de Santa María de Vigo, que tiene un interior precioso y una acústica fantástica.
Algunos edificios que no se deben dejar de ver en la ciudad son el Teatro de García Barbón, la Casa de Correos y Telégrafos, una auténtica joya de principios del siglo XX en la Plaza de Compostela, el edificio del MARCO (Museo de Arte Contemporáneo), o el edificio que acogía al Banco Pastor, uno de los iconos arquitectónicos de Vigo. Destacan las calles de Príncipe o las monumentales Policarpo Sanz, Colón y Gran Vía.
Un barrio que sorprende es Bouzas, donde las casas bajas marineras nos trasladan a los años pasados y nos hacen pensar que estamos en un pueblo. También cuenta con un pequeño puerto rodeado de tabernas ideales para degustar sus raciones de mejillones o pulpo, dos clásicos gallegos. El Olivo de Vigo es otro gran clásico y símbolo de la ciudad, y no es para menos, ya que cuenta con más de 100 años de antigüedad y honra a la ciudad olívica.
El casco antiguo no solo es un buen escenario para pasear, sino que también es una de las zonas más populares para tapear. Algunos lugares emblemáticos son O Porco, Casa Gazpara, el restaurante O Muiño o la Pepita Burguer, entre otros muchos donde poder disfrutar de la variada y exquisita gastronomía gallega. La calle de las Ostras es quizá el mayor reclamo turístico de Vigo relacionado con la gastronomía. En este lugar hay que cumplir con lo que dice la tradición: los moluscos se compran directamente a las ostreras y se degustan al natural, en las mesas de los establecimientos que se reparten por la calle.
Otra actividad que no debe faltar en Vigo es cruzar el Puente de Rande, una altura desde la que se contempla el entorno que rodea a esta ciudad gallega. La imagen que recrea es una de las fotografías más características de Vigo, así como el propio puente es uno de los más característicos de España.
Un viaje a Vigo también es fantástico para conocer sus alrededores, como el paraíso natural de las islas Cíes, reconocido también por su fauna y flora, así como las islas de San Simón y San Antón, uno de los secretos de la zona. Las Islas Cíes son un Parque Nacional marítimo-terrestre y es uno de los lugares más bellos de Galicia, en el que se combinan bonitas playas con un entorno natural y unos fondos marinos únicos del país.
Pero mucho más que esto, ya que se puede subir al Monte Galiñeiro o al mirador do Cepudo para disfrutar de unas bellas vistas. Además, se puede visitar Cangas, un pueblo precioso en el que no debe faltar un recorrido por su casco histórico, o las maravillosas y paradisiacas playas que se distribuyen por la costa pontevedresa donde se ofrecen paisajes de lo más bellos, aún magníficos para apreciar también en invierno.
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