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Siete caminos para descubrir los pueblos del azafrán en La Mancha

La Asociación ‘Los Caminos del Azafrán de La Mancha’ y su proyecto turístico nacen para poner en valor el patrimonio cultural, etnográfico y gastronómico de los pueblos azafraneros manchegos y potenciar esta icónica especia como atractivo turístico.

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El clima y el suelo de La Mancha, que ofrecen condiciones únicas para el cultivo del azafrán, y el buen saber hacer de sus agricultores a lo largo de cientos de años, son las claves para entender por qué en suelo manchego se cultiva el azafrán con más prestigio del mundo: el Azafrán de La Mancha.

Valorada internacionalmente por la intensidad de su aroma, color y sabor, esta especia, la única de su naturaleza que a nivel nacional cuenta con la marca Denominación de Origen Protegida, se ha convertido en un ingrediente indispensable en algunos de los platos más tradicionales de la gastronomía española, como la paella o el gazpacho manchego. 

Este gran valor gastronómico y las técnicas tradicionales para su cultivo y elaboración, transmitidas de generación en generación, han hecho que el azafrán con origen en La Mancha haya conservado su gran prestigio a lo largo de los siglos. En la actualidad, mantener y transmitir su atractivo tanto dentro como fuera de nuestras fronteras es uno de los objetivos de la Asociación ‘Los Caminos del Azafrán de La Mancha’ y de su proyecto turístico, que persigue poner en valor el patrimonio cultural, etnográfico y gastronómico de los pueblos azafraneros de La Mancha.

Los Caminos del Azafrán de La Mancha

Esta iniciativa nace de la mano de la DOP Azafrán de La Mancha junto con la colaboración de los ayuntamientos de Madridejos, Villafranca de los Caballeros y Camuñas (Toledo) y Minaya (Albacete), empresas envasadoras y productores inscritos en dicha figura de calidad diferenciada, y con el apoyo de la Dirección General de Turismo de Castilla-La Mancha. “El objetivo es generar oportunidades turísticas en torno a nuestra especia, que es única y que está estrechamente vinculada a la población, el clima, el territorio, la historia y la etnografía de Castilla-La Mancha a través de unos itinerarios que permitan al turista organizar su visita para conocer tanto las tradiciones que la rodean como su valor gastronómico”, explica Valentina Cabra, nueva presidenta de la Asociación y presidenta de la DOP Azafrán de La Mancha. 

En definitiva, el proyecto de ‘Los Caminos del Azafrán de La Mancha’ es la palanca para situar en el mapa del turismo de interior español a esta icónica especia y a todos los pueblos cuyas tradiciones culturales, etnográficas y gastronómicas están enraizadas en el cultivo del azafrán y en su elaboración.

Siete caminos que recorren las zonas productoras

El Azafrán de La Mancha forma parte de la esencia de los pueblos manchegos, donde ha dibujado un paisaje agrícola y social muy importante y ha generado un impacto cultural muy significativo. Por ello, el proyecto de la Asociación ‘Los Caminos del Azafrán de La Mancha’ se centra en ofrecer una experiencia turística centrada en recorrer las zonas de las distintas provincias en las que se cultiva y elabora el azafrán.

Los siete caminos diseñados pasan por diferentes zonas productoras de esta mágica flor de color morado y tres estigmas rojos. Tres de ellos se encuentran en la provincia de Albacete y otros tres en las provincias de Ciudad Real, Cuenca y Toledo respectivamente. Finalmente, hay otro en la zona de Novelda, en Alicante. Concretamente, el primer camino recorre las zonas productoras de Lezuza, Balazote o Munera; el segundo pasa por Jorquera, Alcalá del Júcar y Casas Ibáñez; el tercero por Motilla del Palancar; el cuarto por Villarrobledo y Minaya; el número cinco por Carrión de Calatrava, La Solana o Membrilla; el seis por Madridejos, Camuñas, Villafranca de los Caballeros y Pedro Muñoz y, finalmente, destaca la zona de Novelda en el camino siete. Además de ser las zonas azafraneras más destacadas de La Mancha, estos lugares, habitados desde la Prehistoria, atesoran algunas de las joyas arquitectónicas y tradiciones más singulares de Castilla-La Mancha.

El recorrido por estos siete itinerarios se recomienda especialmente durante los meses de octubre y noviembre, que coinciden con la época de cosecha. Durante aproximadamente 20 días se produce el espectáculo de la floración de la rosa del azafrán (Crocus sativus L.) y es la única oportunidad del año en la que se pueden visitar los campos y participar en los procesos de recolección, monda, la extracción de los tres estigmas rojos, o tostado, a través del cual se reduce la humedad y se potencian las propiedades organolépticas de la especia.

Sin embargo, Los Caminos del Azafrán de La Mancha propone también otras experiencias durante todo el año para conocer tesoros patrimoniales, naturales o culturales relacionados con el azafrán, por ejemplo, se puede visitar en Madridejos el Museo del Azafrán, donde se pueden conocer todos los procesos en torno a esta especia, en Villafranca de los Caballeros su complejo lagunar declarado reserva de la biosfera, en Camuñas el Centro de Interpretación Pecados y Danzantes, y en Minaya los famosos cubillos, abundantes muestras de arquitectura rural autóctona.

Primer Encuentro Gastroturístico

Para dar a conocer una experiencia turística azafranera completa, este año la Asociación ha celebrado la primera edición del Encuentro Gastroturístico ‘Los Caminos del Azafrán de La Mancha’, un evento gratuito que tuvo lugar el jueves 31 de octubre en Madridejos en el marco de las XVIII Jornadas del Azafrán de esta localidad y en el que participaron medio centenar de turistas.

Los viajeros, llegados desde Madrid o Toledo, e incluso México o Colombia, tuvieron la oportunidad de visitar un azafranal y aprender cómo se realiza la recolección de la flor, un proceso que se realiza manualmente, y participar en las tareas de la monda de la flor, descubriendo la técnica centenaria de extracción de las hebras de la rosa del azafrán.

Además, realizaron una visita guiada al Museo del Azafrán y al silo del Tío Colorao, una construcción emblemática de esta localidad. Los silos eran viviendas subterráneas excavadas a mano en la tierra por las familias más humildes, casi todas productoras de azafrán, que estuvieron en uso desde el siglo XIX hasta la segunda mitad del siglo XX y que constituyen un documento arquitectónico singular de La Mancha. Se accede a ellos a través de una rampa o caña y constan de distintas dependencias todas ellas encaladas, que guardan una temperatura uniforme a lo largo del año. Algunos hasta tenían pajares, despensa y pozo.

Y para completar la experiencia, en la parte gastronómica pudieron degustar magdalenas con Azafrán de La Mancha para desayunar y migas manchegas y arroz con leche, ambos azafranados, de la mano del cocinero albaceteño Quique Cerro, embajador de la DOP Azafrán de La Mancha.