
Una mujer con la mascarilla puesta
Esto es lo que hemos aprendido de la pandemia cinco años después, según psicólogo: "La salud mental importa"
El terapeuta alicantino David López recuerda la oleada de trabajo que recibieron durante esa época: "Estábamos desbordados".
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Encontrarse con alguien con una mascarilla puesta en la calle, en el cine o en el supermercado es cuanto menos 'raro' en 2025. Sin embargo, esa era la imagen habitual hace cinco años, cuando las personas que iba sin mascarilla eran tachadas inmediatamente de irresponsables.
El estado de alarma, la incidencia de contagios, el gel desinfectante, el toque de queda, eran conceptos cotidianos en 2020 cuando España, como el resto del mundo, vivía las consecuencias de la pandemia del coronavirus, también conocida como la covid-19.
El 14 de marzo de 2020, el Gobierno decretó el estado de alarma para hacer frente a la crisis sanitaria. Hubo que esperar hasta el 21 de junio para poder salir a la calle con eso que llamaban nueva normalidad.
Un punto de inflexión
El miedo, la ansiedad y la incertidumbre, eran sentimientos de lo más extendidos entre la población en una época que muchos recuerdan como la peor de su vida. Sin embargo, si algo positivo sacamos de todo esto es que comprendimos la importancia de la salud mental.
David López, psicólogo alicantino, confirma que la pandemia marcó un punto de inflexión en la forma en que la sociedad entiende la salud mental. Según explica, el impacto en la salud mental fue como "una escalera progresiva".
"Los problemas psicológicos que no existían comenzaron a surgir, los que ya estaban presentes se agudizaron y aquellos que eran graves llegaron a desbordarse", afirma.
"La pandemia fue una ola que trajo consigo un incremento de problemas de todo tipo", indica López. Durante los primeros años tras el confinamiento, las consultas de psicología estuvieron desbordadas, con una carga de trabajo excesiva y una demanda imposible de asumir.
"El teléfono no paraba de sonar, no podíamos abarcar a tanta gente", recuerda, destacando que en la sanidad pública los tiempos de espera llegaban a superar los seis meses. Como consecuencia, la atención psicológica privada también se vio saturada.
Aunque la situación ha mejorado en comparación con los primeros años, López señala que las secuelas siguen presentes. "Ahora la ola es más baja, pero seguimos viendo muchos casos derivados de aquellos años", afirma.
Problemas más frecuentes
Entre los problemas psicológicos más comunes tras la pandemia destaca la ansiedad, la depresión y los trastornos del sueño, consecuencia de un cambio drástico en la vida de muchas personas.
"El estado de ánimo es como un río: cuanto más caudal de problemas tenga, peor nos encontramos psicológicamente", explica.
Durante la pandemia, ese río se alimentó de dos factores: el incremento de adversidades, como la pérdida de empleo o la incertidumbre económica, y la pérdida de reforzadores positivos, como el contacto social, el ocio o la estabilidad emocional.
Aumento de adicciones y autolesiones
El especialista también destaca el auge de las adicciones y los comportamientos compensatorios durante la pandemia. "El consumo de alcohol aumentó, así como los atracones de comida y el abuso de sustancias", comenta.
Los trastornos de alimentación se intensificaron, y en el caso de los adolescentes, se registró un preocupante incremento de las autolesiones. "Era difícil encontrar un adolescente que no se autolesionara durante la pandemia", lamenta, señalando que incluso los colegios se vieron desbordados ante la magnitud del problema.
¿Salimos más fuertes?
Cuando se le pregunta si la sociedad estaría mejor preparada para afrontar otra pandemia, López considera que la experiencia previa ayudaría a gestionar mejor la situación.
"Tenemos tendencia a la habituación: cuantas más veces nos exponemos a una situación, mejor la gestionamos", explica.
Sin embargo, advierte que las personas con mayor vulnerabilidad psicológica podrían experimentar una reactivación de sus fobias y ansiedades.
Por otro lado, también reconoce que hubo personas para las que la pandemia no fue una experiencia negativa, sino todo lo contrario. "Mucha gente encontró un espacio de paz en el confinamiento: tuvieron más tiempo para ellos mismos, para estar con sus seres queridos o para retomar aficiones", comenta.
En cualquier caso, cinco años después, los efectos psicológicos de la crisis sanitaria siguen presentes en la sociedad, y López insiste en la importancia de seguir trabajando en la salud mental. "No podemos olvidar que muchas de las heridas que dejó la pandemia aún no han cicatrizado", concluye.