El pasado 28 de septiembre se inauguró la nueva temporada sinfónica en el Auditorio de Alicante y como un trueno llegó la apertura del evento en el que, además, se celebró la nominación a los Grammy de nuestra excelsa ADDA Simfònica con el maestro Josep Vicent al frente, por segundo año consecutivo. Lo que supone continuar como un rayo incesante en su escalada a la cima de la órbita internacional.

Por celebrarse el bicentenario del nacimiento del compositor austríaco Anton Bruckner, y conmemorar este hecho, se eligió la sinfonía número 7 que en su estreno en Leipzig 1884, constituyó el mayor éxito de toda su carrera.

Y cual rayo irrumpió el maestro en escena, algo a lo que, por otra parte, el público está sobradamente habituado, siendo su peculiar característica, para inmediatamente concentrarse en el delicadísimo largo con el que comienza la obra.

Mayor fuerza dramática

Sentida exposición del tema por parte de los chelos, secundados por violines en acertada dinámica y un escueto tutti que lleva al denominado "periodo de canto", segundo tema de amplia extensión y dilatado clímax.

Fue en el desarrollo donde la orquesta comenzó a sentirse más cómoda al poder dar rienda a una mayor fuerza dramática que va in crescendo preparando la entrada de la reexposición temática.

Destacable el papel de los timbales que sustentan la línea melódica proporcionándole profundidad emotiva hasta extinguirse en pianissimo, delicadamente alcanzado.

Homenaje a Wagner

En el adagio del segundo movimiento, Bruckner le dedica un homenaje a Wagner, recientemente fallecido, incluyendo en esta partitura las tubas del maestro de El anillo de los Nibelungos, para las cuales cambió significativamente la partitura.

Magistral fue la interpretación de dicha sección junto con la de las trompas en el pasaje que, a modo de marcha fúnebre, plasmó el compositor como duelo al óbito.

Alcanzado el scherzo, la orquesta dejó atrás el lirismo abatido y el desánimo para embarcarse en un ritmo conciso y fáustico. El maestro Josep Vicent destacó con fina precisión y luminosa claridad los diálogos contrapuntísticos que endiabladamente se van sucediendo en animada conversación entre los diferentes instrumentos.

Enorme calidad

Siendo esta una de las principales cualidades de la formación e impronta personal de la mano que la mece: la absoluta comunión entre instrumento y batuta, consiguiendo proyectar, además de un sonido redondo perfectamente empastado en un todo único, el diálogo personal que llevan a cabo los diversos papeles.

En el cuarto y último movimiento de esta gran obra, aunque breve, se culmina el clímax exponiéndose el tema principal con todo su esplendor. A la profundidad y espectacularidad de la música de Bruckner se sumó la enorme calidad técnica de una formación que avanza imparable hacia la perfección y excelencia, bajo una batuta que dibuja imágenes oníricas en el firmamento "cual rayo que no cesa".

Ficha

La leyenda del rey loco. Bruckner 200. Adda Simfònica Alicante.

Josep Vicent, director titular. Sinfonía número 7.