Sigo sin entender porqué el pasado martes el presidente de la Comunidad Valenciana, el socialista Ximo Puig, no acudió junto a los regantes a la concentración en protesta por el nuevo (y definitivo) hachazo del Gobierno de Pedro Sánchez al trasvase Tajo-Segura.

El hecho de que la protesta estuviese encabezada por el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, pese a ser en la ciudad de Alicante, dice mucho de la "espantá" de Puig. ¿Esta vez no podía vetar a Carlos Mazón en su propia ciudad? 

Y no me valen los argumentos de que se trataba de una protesta "politizada" porque si algo ha hecho su Gobierno Botánico es politizarlo todo, desde la Educación a la Sanidad, pasando por la Economía, el régimen fiscal o lo que debe o no debe consumir la gente. Nunca la Comunidad Valenciana ha estado más "politizada", "ideologizada" o simplemente, "polarizada" como ahora.

La ausencia de Puig en Alicante junto a sus ciudadanos, claramente agraviados por decisiones no basadas en criterios técnicos ni medioambientales, sino políticos e ideológicos, ha vuelto a dar alas al presidente de la Comunidad de Castilla-La Mancha, que durante esta semana se ha "choteado" -no es un verbo mío, sino leído en varias ocasiones en diferentes medios- de él. Ahora dice que quiere pagarle un viaje a Israel para que visite las desalinizadoras con las que riegan los israelíes.

Así, el también socialista Emiliano García-Page, el presidente de una comunidad que apenas aporta al PIB nacional un 3,4% (en datos prepandémicos) como es el caso de Castilla-La Mancha, se atreve a dictar la política hídrica nacional frente a la Comunidad Valenciana que aporta casi tres veces más a la economía española (9,3%).

Si lo planteamos en términos personales, que son los que más pesan en este presidente valenciano con 36 años en la política, puede ser que Page no tema un enfado del presidente del Gobierno que le pueda desbancar de la candidatura a las próximas elecciones. Al fin y al cabo, Page no formaba parte del triunvirato Susana Díaz-Tomás Gómez-Ximo Puig. Las otras dos cabezas ya han rodado.

Otra cosa es plantearlo en términos de territorio. Todo parece indicar que el PSPV-PSOE ya da por perdida la provincia de Alicante. Y en especial las comarcas del sur, donde sus políticas sanitarias con el Hospital Universitario de Torrevieja, sus políticas educativas con la imposición del valenciano, y sus políticas económicas sin aportar más que promesas sin materialización alguna tras la DANA y los recortes del trasvase, cada vez le son más esquivas.

Pero que yo sepa, la Vega Baja sigue formando parte de la Comunidad Valenciana, lo mismo que su Morella natal o el Cap i Casal. Así que cualquier política injusta dictada desde Madrid y acatada con sumisión por Puig, afecta no sólo a los oriolanos o alicantinos, también a los valencianos y castellonenses ya que todos hacemos caja común.

Sea como fuere, todo aquello de "coser las heridas territoriales" y la "desafección al proyecto valenciano" va quedando en agua de borrajas. Flaco favor, su ausencia junto a los regantes, para la provincia de Alicante. La ciudadanía sin duda se lo agradecerá dentro de un año en las urnas.