Irene Marco en el Orient Express.

Irene Marco en el Orient Express.

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Irene Marco, una azafata zaragozana en el Orient Express: "Hay pasajeros con vidas fascinantes"

Este domingo comenzará su segunda temporada como ‘steward’ de este tren especial, único e histórico. 

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Zaragoza
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Trabajar viajando es el sueño de muchos. Si lo haces a bordo del mítico e histórico Orient Express, un tren de lujo que atraviesa paisajes de cuento, esa fantasía todavía es mayor. Una de esas privilegiadas es la aragonesa Irene Marco, una joven de Zaragoza que actualmente se prepara para afrontar su segunda experiencia en el Venice Simplon Orient Express.

A sus 24 años, Irene Marco ha recorrido algunas de las grandes ciudades europeas en un tren de película. Desciende de generaciones ferroviarias y eso de los vagones y las vías lo tenía muy inculcado desde pequeña. Sin embargo, nada que ver con su trabajo actual, algo que jamás hubiera imaginado.

Hace unos años, Irene ni siquiera conocía la existencia del Orient Express. “Un conocido me habló de él y me pareció muy guay. Hace dos años vi que buscaban trabajadores, mandé mi currículum, hice la entrevista y les cuadré”, resumen la maña.

El mundo del tren unido a su dominio del inglés, hicieron de Irene una candidata perfecta para incorporarse como azafata (‘steward’) para dar el mejor servicio a todos los pasajeros. Y así comenzó su bonito viaje, que ya va a por el segundo billete.

Viajar en el Orient Express es la experiencia de vida para la mayoría de los clientes. De hecho, subirse a bordo de este conjunto de vagones de lujo para atravesar Europa en camarotes inspirados en paisajes, con una gastronomía y un servicio cinco estrellas es una aventura que muy pocos se pueden permitir. Los precios pueden oscilar desde los 4.000 hasta los 15.000 euros.

Irene Marco.

Irene Marco.

Aun así, Irene asegura que el tren suele ir siempre completo, aunque depende de la época del año o del trayecto. La ruta más frecuente es la de Venecia – París (y viceversa), pero dos veces al año se va a Estambul, el viaje grande, y en otras ocasiones se hace Venecia-Ámsterdam, París-Praga y París-Budapest.

El tren tiene, normalmente, 15 vagones. Tal y como explica la joven zaragozana, la única española en la plantilla, este año va a haber cuatro tipos de estos. En primer lugar, están las cabinas históricas, en las que se viaja como se hacía en su día, construidas en 1920 y ahora reformadas.

Por otro lado, están las suites, inspiradas en los paisajes que se recorren, como lagos, montañas, etc. Y las grand suites, las más lujosas y que representan lugares por los que pasa el tren. Además de los vagones destinados al staff y oficina.

En total, pueden ir alrededor de 100 personas en cada viaje, una cifra a la que se suman unos 35 trabajadores (entre cocina, bar, restaurante y mayordomos), quienes hacen que los pasajeros se vayan con un gran sabor de boca.

Una de las estancias.

Una de las estancias.

El día a día

Con la ilusión de cada nuevo curso, actualmente Irene se encuentra terminando sus maletas para poner rumbo a Suiza, donde tienen un curso previo al inicio de la temporada, la cual va de febrero a diciembre. “Nos conocemos todos, aprendemos temas de seguridad, primeros auxilios, etc. De ahí nos vamos a Venecia para empezar a preparar el tren”, relata.

Una vez comience a circular, la aragonesa retoma la rutina. Un día a día que le apasiona. Por ejemplo, Irene Marco narra así una jornada normal en su trabajo: “Si el tren sale a las 11 de la mañana, a las 6 llegamos para preparar todo el tren. Nos aseguramos de que esté el coche perfecto, limpio y bien colocado. Recibimos a los pasajeros, les damos una pequeña bienvenida, ellos se suben al tren y con ayuda de otro miembro del equipo les damos el champán y les colocamos las maletas en su cabina. Les haces como un discurso explicándoles la cabina, dónde está el restaurante o el bar”.

En este sentido, su trabajo es básicamente hacer que a nadie le falte de nada, que todo esté perfecto y a su gusto y que se sientan cómodos. En eso también es fundamental poder entablar conversaciones con ellos.

Irene Marco como 'steward'.

Irene Marco como 'steward'.

Lo mejor de la experiencia

Como todo, tiene sus más y sus menos, aunque a la zaragozana le cuesta encontrar aspectos negativos. Entre todo lo bonito que tiene la experiencia, se queda con la gente que conoce, ya sea la tripulación o los pasajeros. “Hay gente muy interesante y muy buena que se queda hablando contigo y tienen unas vidas fascinantes”. Por supuesto, “es fantástico viajar por todos esos sitios”, añade Irene.

En el otro lado reside el tener que estar tanto tiempo fuera de casa, pues la joven apenas puede volver a España cada tres meses, cuando consigue juntarse algunos días libres. No obstante, también recibe la visita de sus seres queridos a Venecia y eso lo hace “más llevadero”.

Exterior del tren.

Exterior del tren. @Vsoetrain

Sobre todo, Irene Marco confiesa que lo que más echa de menos es la comida, en especial la tortilla de patata. “En Italia se come muy bien, pero en ningún sitio como España”, reconoce entre risas.

No se olvida de la sensación de estar en casa o de su familia, pero detalla que con el resto de compañeros ya han formado una familia: “Vivimos mucho juntos, hacemos mucha piña. Es lo mejor que hay”.

En definitiva, el ruido del tren y los increíbles paisajes que observa por la ventana han enamorado a Irene Marco, hasta el punto de ver su futuro allí. “Mis planes son seguir aquí y crecer poco a poco, trabajando en las distintas partes del tren. Me gustaría seguir en el tren quizás no como steward siempre, pero relacionada con el tren, es un mundo que me gusta bastante”.