Jaime, uno de los hermanos, en el obrador.

Jaime, uno de los hermanos, en el obrador. E.E.

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Miguel, Jaime y María Jesús, la 3ª generación de una pastelería histórica: "Hacemos las ensaimadas como mi abuelo"

El negocio comenzó en Zaragoza con su abuelo y su padre, originarios de Mallorca, hace casi 75 años.

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Zaragoza
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Un aroma a Mallorca y a obrador artesanal o una sensación de hogar es lo que se siente en el interior de cada una de las tiendas de Los Mallorquines, una histórica pastelería de Zaragoza. Casi por casualidad, Miguel Catalá y Jaime Catalá, padre e hijo, comenzaron a escribir una bonita historia allá por 1952. Ahora, la tercera generación regenta el negocio familiar, con la misma esencia y la misma ilusión por hacer las cosas con verdad.

Los hermanos Miguel, Jaime y María Jesús son ahora los dueños de la pastelería Los Mallorquines, continuando con el legado de su padre y su abuelo, que trajeron desde su Mallorca natal el sabor y la tradición de las ensaimadas. A través de ellos, y después de su amplia trayectoria, en Zaragoza es imposible separar este postre de su marca.

Un prestigio que se han ganado a base de trabajo, calidad y cariño durante más de 70 años. Sin embargo, lo que ahora es una de las pastelerías con más reconocimiento de la capital aragonesa, tuvo un comienzo poco pensado.

“Mi abuelo era panadero y por circunstancias de la vida acabó viniendo a Zaragoza con su hijo de 15 años. En principio quería ir a trabajar a Francia, pero aquí conoció a varias personas que le animaron a hacer ensaimadas. Empezó a hacerlas en Quinto de Ebro. Y poco a poco se dio cuenta de que podía hacerlas en Zaragoza”, narra Miguel, el actual encargado de toda la administración de la empresa.

Así pues, ambos se asentaron en Zaragoza, donde ya nacieron Miguel, Jaime y María Jesús. El primero lleva el tema de administración, mientras el segundo está en el obrador y la hermana se ocupa de las tiendas y escaparates. Sobre estas, la primera de todas fue la de Dominguito de Val, 1, pero luego se expandió a la avenida Goya, 12 y a la calle Monasterio de Veruela, 5 (esta ha cerrado de manera temporal por jubilación).

Fachada de la tienda Los Mallorquines.

Fachada de la tienda Los Mallorquines. E.E.

Es la herencia familiar. Nosotros intentamos hacer las cosas como mi abuelo las hizo desde Mallorca. Mantenemos la esencia de la levadura madre, pero procurando siempre mejorar o poner cosas nuevas”, señala el maño.

En cuanto a esa innovación, Miguel entiende que los gustos van cambiando y hay que adaptarse a todo ello, al igual que a los nuevos métodos.

Eso sí, el copropietario se muestra seguro de la calidad de su producto estrella, la ensaimada: “Es un producto solo nuestro, aquí no existe apenas competencia y podemos mantener nuestros estándares de calidad y de precio”.

La gran joya

Puede que las ensaimadas no sean ese producto que se encuentre en cada casa, pero en Los Mallorquines a menudo no pueden responder a toda la demanda.

“Uno de nuestros problemas es que no podemos hacer grandes cantidades. En un día no se pueden hacer 500, 600 de cada clase. Necesita 24 horas de fermentación y tú tienes que preparar levadura madre. Cuando has preparado la levadura madre, tienes que saber cuántas vas a hacer. No es fácil porque también tienes que jugar con el tiempo que hace”, cuenta Miguel.

Como obrador artesanal de referencia en Zaragoza, cuentan con una amplia y fiel clientela. De esta forma, el mayor de los hermanos declara que pueden tener más de 200 pedidos en un día y a veces, si se agota, se ve obligado a dejar de coger el teléfono.

Ensaimada de nata.

Ensaimada de nata. E.E.

La alta demanda no es una sorpresa… La casa por excelencia de las ensaimadas en Zaragoza sacará tu lado más indeciso a la hora de elegir una de las casi 20 variedades. Para los más clásicos está la ensaimada de nata, pero en este obrador también se pueden encontrar de otros sabores: tiramisú, trufa, cabello de ángel, mazapán, crema, praliné, albaricoque y saladas como de sobrasada o de tomate y queso.

Más allá de la ensaimada

Sin embargo, en Los Mallorquines se pueden encontrar muchos más dulces además de las ensaimadas, y todos ellos de calidad y un sabor exquisito. Entre esas posibilidades, Miguel destaca su forma de elaborar la nata, con un secreto natural, así como un pastel propio.

Parte de su mostrador.

Parte de su mostrador. E.E.

Estos son los Aljamacicos, un nuevo pastel mudéjar patentado por ellos mismos. “Zaragoza es una tierra en la que hubo tres culturas. Yo he nacido aquí, mi padre le tenía mucho cariño y queríamos hacerle también un homenaje a esta tierra, fuera de las ensaimadas de Mallorca”, justifica.

Aljamacicos, su pastel propio.

Aljamacicos, su pastel propio. E.E.

Intenté crear un pastel que uniese las tres culturas. La almendra es propiamente árabe. El desarrollo del bizcocho es más cristiano. Y puse la estrella de David por los judíos. Hay tres clases con albaricoque, canela o almendra”, describe Miguel.

En definitiva, la familia Catalá lleva la pastelería en los genes, y las ensaimadas tatuadas en el corazón. Miguel, que tiene ahora 62 años, anuncia que pronto se jubilará y será su hermano quien ocupe la administración.

No obstante, que nadie se preocupe, porque quedan Mallorquines para rato y la intención es que la familia siga ganándose la vida con ello. Y aunque las siguientes generaciones tendrán que decidir, parece que su futuro será muy dulce…