Oliver Laxe en el Festival de Málaga.

Oliver Laxe en el Festival de Málaga. EFE

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Oliver Laxe: “El mundo antes de la pandemia estaba esterilizado, con la muerte bajo la alfombra”

El director de 'Lo que arde' ha recibido en el Festival de Málaga el premio Málaga Talent por su brillante futuro en nuestro cine.

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El Festival de Málaga de este año ha dado lugar a imágenes hipnóticos por pura extrañeza. Es raro ver convivir en una misma jornada una película de corte comercial como Live is life, producida por Atresmedia y hecha para arrasar en taquilla, y a Oliver Laxe, uno de nuestros autores más personales, cuyo cine vive fuera de los márgenes de la industria. Un francotirador aupado por el Festival de Cannes que consiguió que le hicieran caso en España gracias al éxito de Lo que arde. Precisamente con la protagonista de aquella película, Benedicta, vino a Málaga a recoger el premio a su talento, y volvió a desplegar esa extraña filosofía y espiritualidad que despide.

¿Habías estado en el festival de Málaga antes?

No, nunca.

Es diferente a Cannes. A priori no parece un festival hecho para tu cine.

Sí, yo siempre he tenido más repercusión fuera y fue con esta primera película que hago en españa que dentro de los festivales hegemónicos como Donosti o Málaga, o incluso los Goya, siento esa acogida. Es bonito para un cineasta que, sin pretenderlo, siempre ha estado en los márgenes o a contracorriente. Es bonito. Yo asumo mi rol dentro del variado ecosistema del cine español, y creo que la familia del cine español me acoge con gran cariño

Lo que arde ha sido un punto de inflexión claro.

Sí, es la primera que hacía una película en España, es mi tercer largo, tengo más madurez, mas dominio del oficio y más medios. Es la primera vez que filmo como quiero filmar, y es la primera vez que consigo aunar un público especializado con un público menos especializado. Ha ido gente al cine que hacía 30 años que no iba sólo para verla, y aunque no es una película tradicional, la respuesta ha sido sensible y madura, y eso sí como autor ha sido un punto de inflexión. Creo que es la primera vez que mi trabajo sirve. Me gustan mis anteriores películas, pero estoy más cómodo. Lo que busco es esta posición entre esos dos mundos.

Oliver Laxe presenta Mimosas en Cannes.

Oliver Laxe presenta Mimosas en Cannes.

¿Cómo llevas esta exposición, esta popularidad?

Bueno, yo voy a canes desde 2010 que es lo más demencial que hay. Lo asumo como parte del show, es parte del universo del cine, y soy algo narcisista también. No me desagrada, siendo honestos. Yo creo en lo que hago, lo siento, y soy una persona apasionada, celebradora y me gusta compartir, venir a los festivales y hablar de las cosas que amo. Es una suerte.

Ha venido Benedicta contigo, parece que Lo que arede ha sido especial también a un nivel personal.

Es cierto que he filmado en la casa de mi familia. Hay un trabajo radicalmente esencial de volver a casa, una casa física y metafísica y eso tiene consecuencias, y de hecho estoy viviendo en ese valle, sigo viviendo en la película. Hago mi vida allí. Cuando una mira hacia adentro, cuando pone el proceso creativo cinematográfico desde una perspectiva de conocimiento interior, pues siempre es un cambio.

¿Cómo ha sido pasar allí este año tan raro de pandemia?

No me ha parecido un año raro, me parece normal que duela la vida, que tenga piedrecitas en el camino. Lo que me parecía raro era el mundo de antes, esterilizado y con la muerte debajo de la alfombra, que llevaba a unos grados de infantilismo muy grandes. Intento ser positivo, creo que el mundo está, en el fondo, bien hecho en sus contradicciones, y esto nos va a hacer crecer a todos.

Intento ser positivo, creo que el mundo está, en el fondo, bien hecho en sus contradicciones, y esto nos va a hacer crecer a todos

¿Y como creador cómo ha sido este año de pandemia?

Como siempre. Me ha coincidido en un proceso de contracción. Uno cuando saca una peli está en un proceso expansivo. Yo tenía el estreno en Reino Unido y EEUU este año y casi agradecí que no pudiera ser porque estaba muy cerca del 'burnout'. Pero he conseguido reformar la casa de mis abuelos.

¿Ha sido una forma de volver a la comunidad?

Sí, siempre he estado. Es tan demencial y disociador hacer una película que yo particularmente después de cada película necesito un momento de quitar las frecuencias piratas, que son mías, interiores, y sintonizar una más esencial.

Este año ha provocado un auge masivo del consumo en casa, una forma de experimentar una película que es casi antagónica a un festival de cine donde se ven en comunidad. No sé qué opinas de esta dicotomía.

Yo creo que es más… creo que estáis leyendo la actualidad y hay que tomar distancias. Yo no veo esas dialécticas. No creo que nadie pueda argumentar que ver una peli en casa y en el cine son lo mismo, porque no lo son. El cine es un misterio. La relación que tiene una imagen con el metabolismo humano en un cine no la tienes en tu casa. Para mí me es imposible ver una película sólo, tiene que haber una dimensión de compartir.

Fotograma de Lo que arde.

Fotograma de Lo que arde.

¿Es una muestra más del individualismo que nos domina?

A mí me asusta un poco la disociación que lleva implícita el consumo de cultura en casa. Fíjate en la palabra, ‘consumo’. “Espera, para la película que voy a por algo en la nevera…”. Estamos tan disociados que necesitamos mucha distracción.

¿Ante eso el cine puede ser una respuesta para volver a la comunidad?

Sí. A mí, ciertas películas me permitieron reconocerme a mí mismo, sentir que dentro de mí hay algo que palpita. He tenido experiencias espirituales muy profundas viendo cine, que han sido espejo, sanadoras, y creo que ese es el compromiso de ciertos artistas, recordar a la gente que son eternos, que no teman.

A mí, ciertas películas me permitieron reconocerme a mí mismo, sentir que dentro de mí hay algo que palpita. He tenido experiencias espirituales muy profundas viendo cine

¿Ser eterno es una obsesión del artista, de perdurar a través de su obra?

Desde luego es una forma de trascender ciertos medios, pero el artista si psicológicamente el que convive con la herida, esa herida que todos tenemos, pero que es el artista es quien la tiene más presente, y por tanto es quien más lo sufre, a los ojos de la sociedad es el más neurotizado, y es el primero que puede volver a casa. El problema es cuando el artista, sus herramientas para volver a casa, que son el arte, las idealiza, las venera como si fuera un dios y no las ve como una herramienta.

Antes has dicho que estabas en contracción, ¿cuándo toca una expansión?

En breve, yo creo que el año que viene me pongo ya con un nuevo proyecto en el que estoy muy confiado. Si seguimos trabajando así nos va a dar muchas alegrías.