El girasol y la colza tiran del cultivo industrial en Castilla y León ante la reducción de la superficie de remolacha
El aumento de siembra en cultivo industrial compensa la bajada en cereal, aunque la superficie total de tierras de cultivo experimenta una caída de más de 12.000 hectáreas en la Comunidad
5 marzo, 2023 16:43El girasol y la colza asumieron el pasado año la condición de elementos tractores del cultivo industrial en Castilla y León, con incrementos notables en la superficie de siembra en la Comunidad ante la bajada de la remolacha azucarera, que en 2022 perdió una de cada cuatro hectáreas con respecto al terreno cultivado el año anterior para quedarse por debajo de las 15.000 hectáreas.
Por el contrario, la guerra en Ucrania y la incertidumbre generada por la escasez y el consiguiente incremento del coste del gasóleo y los fertilizantes, especialmente relevante en el sector del cereal, unidas a la escasez de agua regulada y a las heladas que viraron el cultivo de la remolacha hacia el girasol, provocaron un giro que hizo que este último producto incrementara su superficie de siembra en más de un tercio.
En concreto, el terreno dedicado al cultivo de girasol aumentó el pasado año en Castilla y León en 96.352 hectáreas hasta alcanzar las 373.576, un 34,8 por ciento más que en 2021. No fue el único producto que vivió incrementos relevantes. Y es que la superficie dedicada a la colza en la Comunidad creció un 53,5 por ciento hasta alcanzar las 52.266 hectáreas, 18.211 más que en la anterior campaña.
Estos fuertes incrementos en la superficie dedicada a ambos productos llevaron a que el conjunto de cultivos industriales en Castilla y León creciera también casi un tercio con respecto a 2021. En concreto, el total de hectáreas alcanzadas en la Comunidad en 2022 a este tipo de cultivos ascendió a 447.566, 109.499 más que en la campaña precedente (+32,4 por ciento), pese a la mencionada bajada de casi 5.000 hectáreas en el cultivo de remolacha azucarera, un 25 por ciento menos que en 2021.
Como cooperativa receptora de los tres cultivos industriales, fuentes de ACOR señalaron a Ical que el viraje emprendido el año pasado desde la remolacha al girasol se debió, principalmente, a que los agricultores encontraron en este producto un “cultivo refugio” ante la incertidumbre sobre el agua con la que se iba a contar para desarrollar la remolacha durante el verano y por las heladas que en abril, apenas un mes después de la siembra, sufrió este producto, lo que hizo cambiar el cultivo al girasol en vez de resembrar, como en otras ocasiones.
Reconocen desde la cooperativa, no obstante, que el alto precio del girasol también pudo influir en este cambio pero, en todo caso, confían en que este año, sin que tenga que existir detrimento la siembra de girasol, se vuelvan a alcanzar las 20.000 hectáreas totales de remolacha sembrada en Castilla y León, más de 10.000 perteneciente a socios de ACOR, dado que el precio mínimo que los productores obtendrán por cada tonelada de remolacha recogida por la cooperativa se incrementa hasta los 66 euros, un 44,1 por ciento más que el fijado a estas alturas de la pasada campaña.
Reducción de más de 66.000 hectáreas en cereal
El incremento de los cultivos industriales, de 109.499 hectáreas, junto al de las leguminosas, que también crecieron un 17,4 por ciento hasta alcanzar las 18.703 hectáreas por el empuje en superficie de la veza (+7.199 hectáreas), los guisantes secos (+6.335), las lentejas (+3.083) y los garbanzos (+1.549), compensó la principal reducción en términos totales, aunque no relativos, que protagonizó en 2022 el cereal.
Y es que este cultivo vio reducida su superficie en Castilla y León en 66.599 hectáreas, un 3,2 por ciento menos del cultivado en 2021 debido, principalmente, a las reducciones de cebada y maíz. El primero vio mermada la superficie dedicada a su siembra en un 5,1 por ciento, desde las 855.541 hectáreas cultivadas en 2021 a las 814.052 del pasado año. En el caso del maíz, aunque la reducción bruta fue menor, de 24.554 hectáreas, la relativa alcanzó el 17,1 por ciento.
También bajaron su superficie de cultivo el centeno (-13.903 hectáreas), la avena (-6.604), el triticale (-4.066), la quinoa (-384) y el sorgo (-155), mientras que aumentó el cultivo de trigo en 210 hectáreas, en el caso del duro, y en 22.847 el blando, que supuso de nuevo la mayor cantidad de terreno dedicada a la siembra en Castilla y León con 912.938 hectáreas.
Por su parte, el terreno en barbecho alcanzó un total de 497.752 hectáreas, casi 80.000 menos que en 2021. Esta reducción fue especialmente significativa, en términos relativos, en relación al regadío, donde la bajada fue del 35,5 por ciento, aunque en términos absolutos fue liderada por el barbecho en secano, que bajó en 77.086 hectáreas. En este descenso influyó la decisión de la Comisión Europea de flexibilizar la rotación de cultivos y la obligatoriedad de dejar un porcentaje en barbecho, provocado de nuevo por el estallido de la guerra de Ucrania y la incertidumbre ante la falta de determinados productos.
No obstante, también en 2022 se vivieron descensos en la siembra de hortalizas y flores (-6 por ciento), el poco olivar existente en Castilla y León (-5 por ciento), los huertos familiares (-2,5 por ciento) y los frutales (-0,3 por ciento), mientras que creció el terreno dedicado a la patata (+15,6 por ciento), el viñedo (+3,9 por ciento) y las plantas forrajeras (+0,6 por ciento).
Todo ello lleva a una reducción de un total de 12.428 hectáreas en la superficie de tierras de cultivo en el conjunto de Castilla y León, una bajada del 0,35 por ciento que sitúa el total de terreno dedicado a la agricultura en la Comunidad en 3.538.321 hectáreas, de las que el 87,2 por ciento pertenece al secano y el 12,8 por ciento restante al regadío.