El futuro del campo en Castilla y León, en el aire: no habrá agua para tanto cultivo
Los pronósticos de un clima cada vez más seco ponen encima de la mesa la necesidad de modificar los modelos de consumo y de producción agraria
26 septiembre, 2022 07:00Nos quedamos sin agua. Las reservas de los pantanos en Castilla y León se encuentran al 33,5% de su capacidad, prácticamente el mismo porcentaje que en el conjunto del país, que según datos del Ministerio para la Transición Ecológica se sitúa en el 35%, el dato más bajo de los últimos 17 años.
El sector primario lleva más de diez años inmerso en un profundo cambio para adecuar sus sistemas de riego a modelos más eficientes que aprovechen cada gota de agua. Pero no llueve. Y Castilla y León representa más del 10% de toda la producción agrícola de España con casi 60.000 empleos.
Así, la Comunidad concentra alrededor del 8% de los ocupados en el sector
agrario en España y supone alrededor del 8,5% del VAB del sector nacional. Del mismo modo, cabe resaltar que en las dos últimas décadas se ha duplicado el peso de las exportaciones agroalimentarias (sector agrario e industria alimentaria) en el valor exportado por la región.
La sequía meteorológica ha llevado al sector primario y a las distintas administraciones a buscar nuevas fórmulas que permitan encontrar soluciones para hacer frente a esta sequía, la más duradera desde que se tienen datos al respecto, pero no existe unanimidad respecto a qué hay que hacer.
Por un lado, están las organizaciones agrarias pidiendo que se construyan más presas. Del otro, quienes han puesto en marcha políticas totalmente contrarias para intentar paliar problemas hidroecológicos. En los últimos 15 años se han demolido 180 presas pequeñas en Castilla y León.
El campo y la alimentación del ser humano se enfrentan a un desafío sin precedentes con un recurso cada vez más escaso e imprescindible y una población que sigue disparada en número hasta los 7.800 millones de personas.
Narcís Prat, catedrático de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la Universidad de Barcelona, es un conocido experto en gestión hídrica distinguido con el Premio 2020 a la Trayectoria en Limnología (ciencia que se encarga del estudio ecológico de los ambientes acuáticos continentales), por su amplísima producción científica y su contribución al desarrollo de esta ciencia en la península ibérica.
Prat es uno de los autores del informe hecho público el pasado jueves por el Grupo de Opinión y Reflexión de Economía Pública EuroPeg, que acaba de advertir de que los 2.500 millones de euros aprobados en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) para el ciclo del agua, no serán suficientes para abordar un plan de gestión del agua sostenible y eficaz.
Ante este escenario, ¿qué futuro tiene un sector con tanto peso en Castilla y León como el agrícola y ganadero?
"Los regadíos de Castilla y León, como los del resto de España, no son sostenibles como los conocemos hasta ahora, pero nadie quiere oírlo", asegura. "En números cuantitativos, o se acometen reformas de mayor calado con el regadío, o no hay solución".
Prat asegura que es necesario afrontar este problema "repensando el regadío y analizando para qué se produce ese maíz y alfalfa, por ejemplo, que en muchas ocasiones va para alimentar animales que se venden en el mercado exterior, por lo que seguimos sin solucionar el problema interior que tenemos de falta de agua".
Conclusiones que afectan a miles de explotaciones que dedican buena parte de su cuota de negocio precisamente a la exportación de carne animal, por lo que Prat indica que la solución pasa por utilizar los recursos para "consumo interno" y conseguir así, según este catedrático, "acabar con el problema de abastecimiento de agua".
Precisamente cuando más se habla de soberanía, también alimentaria, Prat aclara que "cuando los holandeses compran nuestros cerdos alimentados aquí, con el agua de aquí, para hacer ellos allí sus salchichas, ¿quién se queda con los efectos nocivos de esa producción? Eso no es soberanía alimentaria".
Este planteamiento obligaría al sector primario de Castilla y León a "replantear su modelo de negocio" dado que las inversiones en regadíos más eficientes "no valen de nada si una comunidad de regantes tiene una capacidad de 1.000 litros por segundo, invierte en consumir menos agua y consigue gastar 600 litros, pero los 400 restantes en vez de ir al caudal ecológico van para más regadío", asegura.
Prat considera que "hay que abrir el debate de la agricultura sin tabúes con los datos de la mano, sin miedo, porque el problema va a seguir estando ahí. Pero las confederaciones no quieren meterse mucho en este asunto y acaba siendo un problema político entre las distintas administraciones por intentar favorecer unos intereses u otros", afirma.
Más árboles, ¿menos agua?
Los distintos programas de reforestación aprobados por las distintas administraciones son un arma de doble filo en la lucha contra el cambio climático y en la captura de CO2, tal y como argumenta Prat, porque "los árboles también consumen agua y si no hay tantos árboles, se infiltrará un poco esa agua, pero el resto irá al río. Pero la sequía obligará a las raíces de estos seres vivos a absorber más cantidad de agua y eso irá en detrimento del caudal de los ríos", asegura.
"Aunque parezca contradictorio, si plantamos más árboles, perdemos más agua. En Canadá, por ejemplo, donde las precipitaciones son mucho más abundantes, sí funciona plantar más árboles para capturar más dióxido de carbono, pero en España, no. En nuestro país ya hay lugares donde se mueren los árboles porque cada cual compite con sus raíces por buscar agua", explica.
Sin embargo, la oleada de incendios que el pasado verano ha asolado la Comunidad (con más de 95.00 hectáreas calcinadas) así como otras zonas de España y que se extendió por buena parte de Europa, exige reforestar los bosques perdidos. En este sentido, Prat recomienda "volver al paisaje heterogéneo de hace 50 años, con prados, matorral, bosques y cultivos que permitan mantener el patrimonio forestal a través de densidades adecuadas".
Unos incendios que deben y pueden evitarse en mayor medida "si las masas de bosque están conectadas entre sí por zonas de pasto naturales suficientemente amplias como para que hagan su labor de cortafuegos", añade.
Este catedrático de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales apuesta por aplicar el sentido común respecto a las políticas sostenibles que "dicen luchar" contra el cambio climático y se pregunta: "¿Por qué llenamos los campos de placas solares antes de conseguir que todo tejado de España las tenga? ¿Por qué plantamos frutas como el mango o aguacates en Málaga por puro negocio si luego tienen que abandonarlos porque no pueden suministrarles el agua que necesitan? Es un timo".
El dilema de las presas
En Castilla y León se han demolido 180 pequeñas presas en los últimos 15 años para mejorar el caudal de los ríos. Sin embargo, algunas organizaciones agrarias como COAG insisten en que es necesario construir nuevas infraestructuras para almacenar al máximo un recurso, el agua, que cada vez es más escaso.
Narcís Prat tampoco está de acuerdo con que parte de la solución pase por levantar nuevas presas en la Comunidad. "Las que se están tirando en Castilla y León almacenaban muy poca agua, servían más para la generación hidroeléctrica y eran muy perjudiciales para los cursos de los ríos. Es un timo", asegura.
Prat insiste en recordar que "el destino natural de un río es el mar" y denuncia que la constante intervención en el destino del agua "provoca desastres ecológicos sin precedentes". En este sentido, considera que "el sector primario tiene que mentalizarse de que dispondrá cada vez de menos agua y de que la solución a su actividad pasa porque sean ellos mismos quienes dispongan de sus propias instalaciones para almacenar agua para las épocas más secas".
Así las cosas, al agricultor de Castilla y León sólo le queda, a juicio de este experto en limnología, "reorientar su modelo agrario para que no sea sólo de grandes superficies de regadío, dado que cada vez dispondrá de menos agua, con modelos más ecológicos que sean rentables sin tantos insumos". Añade, que "si el suelo está bien consolidado y es menos salino, se necesitará menos agua al estar menos erosionado. El modelo productivo tradicional no es viable a medio plazo", asegura.
"Si queremos gastar menos agua, hay que gestionar este recurso natural de otra manera. Con el modelo de vida y de producción actuales, no hay agua ni habrá agua por muchas presas que hagan", sentencia.
El equilibrio entre los recuros existentes, los modelos productivos y el respeto por el medioambiente como fuente de esos mismos recursos, es "una de las asignaturas pendientes" de la Administración.
Por de pronto, la Aemet predice un otoño e invierno más cálidos y secos de lo normal, en un año hidrológico para olvidar que deja en Castilla y León un déficit pluviométrico de cerca del 40% con respecto al año pasado.