La dolorosa relación entre realidad y deseo es una constante en la naturaleza humana. Luis Cernuda es, quizás, el poeta español que mejor ha plasmado la correlación entre ambos polos, la angustia por la distancia entre los afectos íntimos y la realidad de un entorno social cerrado a comprenderlos.
Hoy es el día D y la hora H para los partidos políticos que concurren a estas inusuales elecciones autonómicas de Castilla y León. El momento de la verdad después de tantos ruidos y fuegos de artificio en una campaña electoral larga y extenuante. La jornada en que podremos discernir al fin entre los anhelos y expectativas de los candidatos y la realidad despiadada de las urnas.
Pese al estridor y la vehemencia de las declaraciones políticas, hemos asistido a una campaña ejemplar. No se ha registrado ningún incidente digno de mención, lo cual atestigua que bajo la superficie del espectáculo político inevitable se asienta una sociedad madura, sosegada y respetuosa con las ideas de unos y otros. A buen seguro, la jornada transcurrirá hoy en los mismos términos.
Una vez que se eche el candado a las urnas podremos conocer qué encuestas dieron en la diana y cuáles erraron estrepitosamente. Eran tantos los factores que incidían en estos comicios singulares que cabía cualquier vaticinio. En consecuencia, uno ha preferido distanciarse del catálogo vasto de cábalas con el que nos han bombardeado durante casi dos meses y esperar al resultado verdadero de los votos.
Nunca unas elecciones autonómicas de Castilla y León habían despertado tanto interés en España. Incluso se han hecho eco de ellas algunos importantes periódicos extranjeros. Los grandes partidos han querido convertir la comunidad autónoma en termómetro de la política nacional, como una especie autóctona de esos estados pendulares o bisagra de las citas electorales norteamericanas.
Sin embargo, parece un empeño absurdo, porque las circunstancias de Castilla y León son muy diferentes a las de otras comunidades autónomas. Extrapolar resultados quizás sea conveniente para algunos, pero puede llevar a conclusiones equivocadas. Claro que esto poco importa s¡ de lo que se trata es de mostrar músculo al adversario.
Los focos mediáticos seguirán apuntando hoy hacia Castilla y León. El 10 de marzo se constituirá el nuevo parlamento regional. El interés perdurará probablemente hasta entonces. Pero cuando eso pase y se conozca el nuevo gobierno, Castilla y León volverá a quedarse “a obscuras y sin candil”. Reina por un día, ay.