Cuando, ingenuo de mí, daba por terminados los “Aló Presidente” y otras comparecencias similares del impresentable inquilino de la Moncloa, y tan pronto como las encuestas, todas, evidenciaron el “efecto Feijóo” que ponía en cuestión la victoria de su Sanchidad en unas elecciones generales anticipadas, la cohorte de asesores monclovitas entró en pánico y prepararon una enorme contraofensiva gubernamental para atenuar las expectativas del candidato pepero, programándola cuando el PP ha elegido nuevo líder y se estaba fraguando en Castilla y León el gobierno de coalición PP-Vox, y se aproximaba el fin de las mascarillas, tema por cierto que sacó él mismo a relucir sin que nadie le preguntara al respecto, para exigir un pronunciamiento de Feijóo sobre las “mascarillas madrileñas”, donde por cierto no hay imputación alguna después de año y medio de investigación de la Fiscalía ni en el ayuntamiento ni en la comunidad autónoma , pero sin hacer la más mínima referencia a los cuatro altos cargos de su gobierno imputados, también por las mascarillas, pero por una cantidad inmensamente mayor mientras la Fiscalía mira para otro lado. Os acordáis: “de quien depende la Fiscalía? … Pues eso”.
Mientras, superSánchez sigue presumiendo del éxito obtenido en la lucha contra la pandemia ocultando que éramos el vagón de cola en el mundo occidental y atribuyéndose la buena situación actual, sin duda debida a las vacunas, que conviene recordar fueron adquiridas por la Comisión Europea y administradas por las CCAA. Y por supuesto, de los inconstitucionales estados de alarma decretados por el Gobierno, ni palabra.
Y así es como se fraguó la entrevista con Susana Griso en el programa televisivo más visto en la mañana y tan pronto como la responsable del mismo volvía de una breve estancia en Miami. Me atrevería a pensar que el montaje se lo encontró cerrado antes de la llegada a España de la periodista, y quiero pensar que no se encontró confeccionado el cuestionario al que debería someter al presimiente, claro que de no ser así, echamos de menos muchos temas, un poquito más de agresividad como cuando los entrevistados son los líderes del Partido Popular, o la repregunta que todo periodista avispado realiza, y Griso lo es, cada vez que el entrevistado recurría al método Ollendorf para eludir contestar a las preguntas que no le resultaban cómodas, algo habitual en las escasas ocasiones en que los periodistas pueden preguntar libremente a este personaje.
Lo primero a destacar es la escenografía, obviamente organizada por algún asesor de imagen de Pedro “ANTONIO”: como acertadamente señala José María Marco, “un escenario desnudo, aunque no austero, sin un sólo mueble y con cuadros abstractos. Ningún elemento remite a una historia, a una realidad viva, enfrentada al paso del tiempo”, en el que él era el único protagonista carente de cualquier rasgo de humanidad con un discurso gélido que tan sólo se anima cuando ataca virulentamente al adversario político. Nadie debe dudar de que la Moncloa es la mayor máquina de propaganda del país, y que el entrevistado es especialmente hábil para trasladar los mensajes preparados, aunque a estas alturas de la película ni los suyos se los creen. Por cierto la única verdad que dijo es que pretende terminar la legislatura.
Reconoció, faltaría más, el inasumible IPC que, por supuesto, es responsabilidad de las gasistas, las eléctricas y la guerra de Putin, como si los españoles no hubiéramos visto venir hace meses la que se nos venía encima, y sigue convencido de que la “isla ibérica”, cada vez más cuestionada en Europa, y los propios fondos europeos, por cierto desastrosamente gestionados por estos lares, nos sacarán del atolladero. Por supuesto, ninguna referencia al aumento del déficit y le deuda pública y la negativa del BCE a continuar comprando la deuda pública de deuda, y el encarecimiento del Euribor, con la repercusión que ello tendrá sobre las economías domésticas y hasta sobre la deuda pública.
Desde un punto de vista político, ni una sola vez citó a Unidas Podemos, sus socios de gobierno, y tan sólo una referencia al “espacio de Yolanda Díaz”, omitiendo que al menos en cuanto a valoración personal en las encuestas, ya supera al propio superSánchez, aunque la plataforma de ésta con Mónica Oltra y Ada Colau, ambas a punto de ser imputadas, tiene poco futuro. . Inevitablemente salió la referencia asociativa del PP con la corrupción ocultando que el partido político más corrupto de Europa es el PSOE, y si alguien lo duda, le invito a darse una vuelta por Andalucia.
Aquí, su lenguaje se hizo especialmente corrosivo, lo que demuestra que sí teme perder las elecciones frente a Feijóo, lo que no pensaba ante Pablo Casado. Y por supuesto, la disyuntiva electoral: habrá que elegir entre la coalición de Sánchez con el espacio de Yolanda Díaz, o una coalición del PP con la extrema derecha, en ese afán por descalificar a Vox que hasta el momento no tiene imputados ni condenados y respeta la Constitución y las Leyes, a pesar de lo cual los calificó de anti autonomistas, anti europeistas, anti feministas y negacionistas del cambio climático entre otras lindezas, pero en modo alguno se atreve a calificar a sus socios de gobierno de extrema izquierda.
Y conviene que estemos preparados ante nuevas reapariciones de su Sanchidad, ante sus decrecientes expectativas electorales. De momento ya nos ha anunciado una visita a Kiev ante el desprecio a que le tiene sometido permanentemente el presidente Biden que le ignora cada vez que tiene que informar a sus aliados europeos, siendo, en todo caso, el último de los presidentes europeos en visitar la capital ucraniana, excepción del canciller alemán rechazado, por sus relaciones con Putin. Y efectivamente, SuperSanchez se ha desplazado a Ucrania coincidiendo con la primera ministra danesa viajando hasta Polonia en avión y desde allí a Kiev en tren.
En este caso sí está justificado el secretismo del viaje por razones de seguridad y no así las juergas que se corre en el falcon y sobre lo que se niega a informar. Allí anunció la próxima apertura de la embajada española en Kiev, y la remisión de la mayor partida de ayuda militar a borde del buque “Ysabel”. En el viaje ha sido acompañado por un grupo de geos organizado en tres círculos de seguridad, disfrazado de coronel Tapioca con chaleco antibalas, y de 29 médicos y 10 forenses para colaborar en el reconocimiento y diagnóstico de los cadáveres. Y a partir de ayer, e incluso antes de llegar a la Moncloa preparaos para el alarde propagandístico de su Sanchidad. De entrada ya ha anunciado la salida del transporte “Ysabel” para dar pistas al enemigo, como en su día hizo Borrel con el envío de cazas desde Polonia que hubo que abortar. Bueno, ya sabéis, mi reino por una foto.
Y por hoy nada más. La próxima semana volveremos a Castilla y León, y mientras tanto seguiremos esperando a que el alcalde de Valladolid deje de prevaricar y ordene a la policía municipal aplicar el nuevo reglamento de tráfico prohibiendo a bicicletas y patinetes circular por las aceras. Al menos, de momento, llevamos desde el lunes de obras en la confluencia de Miguel Iscar con la Acera de Recoletos para resolver el atasco permanente del tráfico en Miguel Iscar, atasco por supuesto negado siempre por el alcalde.
Hasta el viernes que viene.