España es una nación con un potencial enorme, sin embargo, el sistema autonómico provoca serios desequilibrios que de una manera u otra deben solventarse si realmente queremos un mayor bienestar para todos los españoles, más aún cuando sabemos que el país se encuentra con claros síntomas de recesión económica y sufriendo todavía las consecuencias de las anteriores crisis.
Los datos sobre las reparticiones del erario público que proporciona el Gobierno central a las regiones son un claro reflejo de esa desigualdad evidente, porque por ejemplo Cataluña sin la necesidad de cumplir sus objetivos recibe mucho más que Castilla y León. Algo que debería hacernos pensar fríamente del por qué esto es así, ya que cuanto más desequilibrios existan, mayor desigualdad tendrá España y menor crecimiento, pero al Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez no le importa, porque pese a disponer de tantos ministerios e incluso de una cartera ministerial dedicada a la desigualdad, es quien ha provocado la mayor disparidad poblacional en España desde la Segunda República (1931-1936).
Resulta inaudito e intolerable que en España haya ciudadanos de primera y segunda, y que hasta las propias regiones como es la catalana, también haya otra división, ya que así no hay equidad ni justicia social. Este debate no es de estar a favor o no de las autonomías, se trata de abordarlo con objetividad para afrontar los problemas que genera el sistema autonómico que rige a las regiones españoles. No hay que olvidar tampoco que es muy importante controlar bien el dinero público, ya que ahora mismo España tiene la deuda pública más grande de su historia. Los gobernantes han hipotecado a las generaciones que vienen y a veces no queremos pensar en ello, pero esto es muy grave y requiere muchos esfuerzos por parte de todos, sino este proyecto está condenado a fracasar.