Que no cae una gota de agua es algo que no voy a discutir, es algo evidente, como lo es que la precisamos para vivir.
Cuestión distinta es que esto no hubiere pasado antes, pues ya, hasta en el telediario más progubernamental o seguidista de las consignas de la "corrección política", se ha manifestado que ya padecimos una sequía similar, e incluso más dura, hace aproximadamente 40 años.
Se oculta, por una visión cateta de la política, que desde los romanos, pasando por los musulmanes, la Edad Media y hasta el presente, la gestión del agua, de uno u otro modo, ha sido una gestión de vigilancia y control público en beneficio de todos; es decir, tenía una visión unificadora y estatal, como se entendió en el régimen de Franco que, con tal de denostarlo, no se le reconoce ni lo bueno que hizo con los desarrollos hídricos, así como el valor del trabajo, tampoco reconocido, del PSOE de González con la Ley de Aguas, para finar con la visión futurista y de progreso de Aznar con el Plan Hidrológico Nacional, al que, también con tal de destruirlo, tampoco se le reconoció.
Es esta nueva visión sectaria de la política, la mirada pueblerina del movimiento de las autonomías, el sentimiento cainita y envidioso que conforma al españolito, la que se ha cargado la visión unitaria, fundamental y necesaria, por solidaria, de una legislación sobre el agua, su gestión y su distribución, que permita sostener el modelo productivo y social que precisamos para trabajar todos a una para conseguir el objetivo común, superior a cualquier otro político, de supervivencia.
Ahora, para encubrir la falta de acción del gobierno de turno, se criminaliza al adversario, así como con tal de "empoderar" a las autonomías no se impone una visión, organización y legislación Estatal sobre el agua que permita superar los problemas hídricos que padecemos, las sequías destructoras seguidas de inundaciones crueles y peligrosas.
Para finalizar, no voy a discutir si se está produciendo, o no, un cambio climático, pero sea o no así, lo que sigo echando en falta son modelos y sistemas de prevención, acciones y trabajos que investiguen las causas y, sobre todo, que establezcan fórmulas de prevención de los riesgos que puede padecer el ciudadano, es decir, en dos palabras, "falta trabajo" de los políticos.
Nuestros políticos nos venden "burras cojas" con el modelo verde, que no definen, la progresía moderna que no es más que ideologías caducas y demostradamente perniciosas pasadas por "chapa y pintura", la protección y solidaridad del que precisa ayuda, que convierte la caridad cristiana covertida en un modelo lucrativo del caritativo, para finalizar con un político necesario para la vida del ciudadano que realmente no sirve y que se sirve de servir al público para lucrarse con él.
Si existe una sequía hoy, mañana tendremos unas inundaciones y se afirma un cambio climático ¿Cuál es el Plan Hidrológico e Hídrico Nacional? ¿Qué modelo de protección inmediata estamos poniendo en marcha para paliar los problemas del agua en España?
Con independencia de la existencia, o no, de un cambio en el clima de España, debemos de promover un modelo de actuación y protección de los ciudadanos de los efectos que se producen, que cubran las necesidades de todos, que nos obliguen a abordar las diferentes obras de infraestructura y desarrollo en el territorio nacional y con efectos en todos, olvidando y evitando la limitación que el poder autonómico pretenda ejercer, pues lo relevante es el interés común y no el interés de la comunidad concreta y/o de su color político.
En lugar de cortoplacismos demostrativos de la inconsistencia intelectual y el egoísmo lucrativo personal, dejémonos de colores, de pueblerinas visiones del territorio y desarrollemos los planes de acción y prevención que precisamos ... también con el agua.