En el último día que la ley electoral permite los debates, la campaña electoral y la petición de voto por los distintos partidos que concurren a las elecciones, y prohíbe hacer públicas las encuestas que los partidos y los medios siguen haciendo, quiero animar a nuestros oyentes a que aprovechen la jornada de reflexión que la misma ley electoral establece para analizar las distintas promesas electorales que unos y otros han realizado a lo largo de la campaña electoral.
Curiosamente, y aunque las elecciones son autonómicas y municipales, quien desde su altavoz gubernativo y a través del manejo de la Hacienda Pública, intenta influir sobre el electorado es nada menos que nuestro Presimiente Pedro I el Mentiroso planteando estas elecciones como unas primarias de las próximas elecciones generales, a pesar de que los barones socialistas de toda España intentan desmarcarse de las iniciativas monclovitas, evitando en la medida de lo posible que el falcon presidencial aterrice en sus territorios.
Y es que SuperSanchez, impasible el ademán, persiste sábados tras sábado, mitin tras mitin, anunciando subvenciones, pagas y paguitas y que confirman en el siguiente Consejo de Ministros con los que pretende comprar el voto que su gestión del gobierno de España no es capaz de atraer hacia las políticas socialistas y que su falta de credibilidad hace pocos fiables, por supuesto es incapaz de darse un paseo por la calle ante el rechazo que encuentra en los ciudadanos con los que pudiera cruzarse a pesar de su permanente oferta de viviendas, entradas de cine, viajes a precio de saldo, y tantas y tantas promesas que, viniendo de quien vienen carecen de la más mínima fiabilidad. Y es que Pedro I el Mentiroso no para de prometer y de no cumplir. Es difícil, por no decir imposible, encontrar un político capaz de mentir con la naturalidad con que lo hace Su Sanchidad.
Mientras tanto, los barones socialistas, a la vista de lo que dicen las encuestas, quieren hacer creer a los ciudadanos que tienen criterio propio al margen del sanchismo imperante, a pesar de lo cual, votación tras votación tanto en el Congreso como en el Senado, los diputados y senadores socialistas de estas CCAA votan disciplinadamente lo que ordena el portavoz de turno, y es importante que los votantes tengan claro que los barones autonómicos del PSOE se plegarán a las órdenes de la Moncloa.
En estos momentos en los que escribo estos comentarios he estado siguiendo el debate que han mantenido en La 8 televisión Valladolid los candidatos a la alcaldía vallisoletana, y no puedo resistirme a hacer algunos comentarios, aunque algún medio local ya está haciendo una encuesta para decidir quién ha sido el vencedor del debate, algo carente del más mínimo valor, pues el resultado dependerá del número de afiliados pendiente de la encuesta para apostar “por el suyo”. Prefiero dar mi opinión intentando alejarme de filias y fobias.
Comenzó el debate la representante de Vox, Irene Carvajal, que tenía un argumentario bien preparado y que acertadamente no toleró que el candidato socialista la calificara a ella y a su partido de extrema derecha. Su intervención me pareció muy correcta y parece una persona afable con la que poder llegar a acuerdos.
La representante de VTLP María Sánchez, a la que nadie califica como de extrema izquierda, demostró dominar el terreno que pisa tras ocho años en el gobierno municipal, y que por supuesto defendió las medidas que ha tomado el gobierno municipal a lo largo de estos últimos ocho años. Por cierto, el reglamento de su organización política no permitía permanecer más de ocho años en un cargo político, pero lo cambiaron poco antes de las elecciones para mantenerse en él.
El aspirante de Cs, Pablo Vicente, quiso hacerse con el centro político criticando a derecha e izquierda. Lástima que su partido desaparecerá tras estas elecciones y los votos concedidos a esta formación están condenados a la basura.
A continuación, intervino el aspirante popular, Jesús Julio Carnero, hombre con una larga trayectoria en la política local, provincial y autonómica. Demostró haber preparado el tema con profundidad presentando unos cuantos gráficos para avalar sus afirmaciones. Por supuesto, el soterramiento fue su tema estrella y lo defendió con vehemencia frente al programa de túneles ofertado por los candidatos de la izquierda municipal. El caos circulatorio, los atascos, la destrucción de aparcamientos frente a los miles de plazas creadas por los gobiernos populares y el área de baja emisión fueron los temas estrella.
Finalmente, Óscar Puente, candidato socialista, demostró que es casi tan mentiroso como el inquilino de la Moncloa y miente con la misma naturalidad, para quien el soterramiento es imposible, la movilidad en la ciudad no tiene atascos, la ciudad está limpia y su gestión ha sido maravillosa. Por supuesto de todos los males que padecemos en Valladolid el responsable es el anterior alcalde.
Lamentablemente no fue invitado al debate Cecilio Vadillo, líder de una plataforma electoral cuyo objetivo fundamental es también el soterramiento, Cecilio es un socialista moderado y consecuente.
En cualquier caso me atrevería a afirmar que el debate, que se ha desarrollado dentro de la corrección, no va a modificar el voto a los televidentes, salvo que algunos se planteen que aquello del “voto útil“ es importante en estas elecciones, y que es una pena tirar los votos a la papelera. Y no sería la primera vez que esto ocurre en las elecciones municipales en Valladolid.
Pero es que en estas elecciones ha surgido un tema que viene a reforzar mi tesis de que la Ley Electoral precisa una revisión urgente y no sólo para evitar el premio a los partidos nacionalistas sino para evitar la compraventa del voto por correo como ha sucedido en Melilla, en Mojácar y en otros municipios de Murcia, que compromete en el primer caso a los coaligados del PSOE y en los otros al propio partido socialista donde dos miembros de su candidatura en Mojácar han sido detenidos y otros serán juzgados! Otros muchos, incluido el número tres del socialismo andaluz, están siendo investigados por la Justicia, nada menos que por su participación en el secuestro de una concejala, y desde luego mucho me temo que no sean los únicos casos.
Otro factor digno de tener en cuenta, y que sin duda va a perjudicar a las candidaturas socialistas, es la inclusión en las listas de Bildu con nada menos que 44 etarras, 7 de ellos condenados por delitos de sangre, otro aspecto que habrá que reformar en la necesaria revisión de la Ley Electoral.
Y ya no me resta sino invitar a todos nuestros oyentes que acudan a votar: aquellos que tengan firmes convicciones políticas a las listas del propio partido, salvo que tengan el convencimiento de que el alcalde que quiera renovar su sillón no merezca la confianza de sus vecinos a la vista de la gestión del mandato que concluye, en cuyo caso deben votar a quien presente el programa más próximo al propio y tenga mayor credibilidad. “Por sus hechos los conoceréis” y a algunos les hemos conocido demasiado tarde, pero estamos a tiempo de mandarles a casa. En democracia votar no es obligado, pero quien no vote no tendrá derecho a reclamar después.
En fin, mañana día de reflexión, otro absurdo de la LOREG, pero que hay que respetar, y deseo que el domingo no tengamos que arrepentirnos de lo que hemos votado.
Y el viernes que viene hablaremos de los resultados.