En un mundo hostil y volátil, Meryl Streep opta por la empatía, pero para conseguirla es precisa una acción o voluntad bilateral pues, para comprender los sentimientos y emociones del otro, se precisa una transmisión de estos de forma clara, simple, sencilla o al menos transparente, de otro modo no se obtiene la conexión empática, sino el engaño más cruel, la estafa más desalmada para con aquel que se sensibiliza con una situación irreal y de la que el patrañero obtiene un beneficio injusto.
Las hordas que se mueven y pululan en nuestro tiempo haciendo uso de la mentira o, de lo que es peor, la media verdad, que manipulan la realidad produciendo lo que denominan la postverdad o el constructo del relato, en lo que se han hecho expertos, convencen a las almas sensibles y tiernas intelectualmente con unas imágenes de libertad, bondad, solidaridad, victimismo, etc., que no son más que la careta de lo que buscan de verdad.
Resulta muy triste ver las víctimas de una situación de violencia y de conflicto dando la imagen de quien es agredido como si fuere el agresor el agredido o viceversa, de forma que la empatía se promueve en favor de una u otra parte del mismo sin considerar la realidad del adverso y si esa realidad es cierta o es parte de un modelo de acción para la consecución de un fin concreto muy diferente del presentado.
El terrorismo suele partir de un modelo de confrontación en el que se presenta un grupo social como perseguido por un Estado o instancia superior que, con su fuerza lo somete, exteriorizando que la acción violenta no es más que la única reacción posible frente al sometimiento al que se ven abocados; pero, normalmente, esa acción violenta, encubre en primer lugar un falso sometimiento y, fundamentalmente, un fin que no es la liberación del grupo al que afirman defender, sino la implantación de modelos totalitarios, habitualmente de índole comunista o de un sesgo religioso islámico radical.
Este tipo de organizaciones que realizan actos salvajes, de crueldades extremas, violencia sin igual y falta de sensibilidad frente al ser humano al que agreden, se presentan como liberadores, como víctimas de un conflicto que ellos mismos generan, persiguen y/o provocan pretendiendo presentarse como víctimas; pero, lo cierto y verdad es que, si ellos obtuviesen la victoria, le aplicarían a sus pueblos, a sus presuntos defendidos, los métodos, modos y formas con los que han llegado a la consecución de su meta.
La empatía es una virtud que debemos de promover, buscar y desarrollar, pero sin trampas, sin caer en las farsas de quienes con el engaño buscan destruir nuestro modelo de vida, nuestra libertad, nuestras creencias y nuestras democracias, de forma que buscar la comprensión del sentimiento ajeno y/o sus realidades deben de cursar sobre fotos reales de esa realidad y debemos de ser firmes en el sostén de nuestros modelos y valores, pues la caridad comienza por uno mismo, como decía Horace Smith.
Para empatizar, comprender, sentir lo que el que tienes frente a ti, precisas que él también te respete, busque tu comprensión sincera y no el sometimiento a su voluntad, no puedo comprender a quien me agrede, al que pretende alterar mi modo de vida por la fuerza, al que utiliza la violencia desmedida y sin piedad para después exigir un trato diferente cuando a él le corresponde, no puedo acercarme al delincuente mientras él no asuma su delito, pida perdón y busque mi comprensión.
Mis creencias me exigen comprender al que me agrede, pero no que sea un panoli que me deje engañar por quien realmente busca someterme a mí y a los míos a sus creencias, ideologías, planteamientos, que podrá, siendo lícito, intentar convencerme, pero nunca imponerme.
No puedo comprender cómo quien tiene las manos manchadas de sangre de compatriotas nuestros que no hicieron otra cosa que vivir en una región de este país, sin haber pedido perdón, sin haber cumplido sus responsabilidades, ahora pidan empatía y se permitan someter por cuatro votos la voluntad de un pueblo por el ansia ilimitada de poder y de egocentrismo de una sola persona.
No puedo comprender cómo son las víctimas aquellos que comienzan con una masacre, impiden que su pueblo abandone la zona bélica, utiliza a su pueblo como escudo humano, por más que puedan tener razones para ello, ni unos terroristas pueden pretender ser las víctimas, ni un Estado puede actuar con la fuerza y violencia con la que estamos viviendo.
En España padecimos el terrorismo de ETA y cuando se promovió el GAL ambos fueron perseguidos y ninguno de los dos fue víctima, sino asesinos.