Si hay un delito en el Código Penal que más miedo o respeto pueda dar a quien gobierna de forma chapucera como es este gobierno, mucho más que los delitos de corrupción, ese es el delito de alta traición que se está investigando en sede judicial.
Delito que es el resultado de la colaboración de Puigdemont y sus colaboradores con la Rusia de Putin para llevar a efecto la independencia de Cataluña.
Palabra por palabra, todo lo que se ha escrito en prensa, sospechado o intuido es el reflejo, fiel reflejo, de los hechos que se leen e interpretan en algunos de los artículos del 581 y siguientes del texto penal.
Esta Ley se votó hace unos días en el Congreso y no salió adelante, no prosperó qué curioso, por los votos en contra principalmente, de aquellos para la que fue creada. A decir verdad, y también, servil a los intereses del PSOE y, sobre todo, los intereses monclovitas de Pedro Sánchez.
Haciendo una interpretación particular, que Junts no haya votado a favor de la Ley ha salvado a todos y cada uno de los diputados que votaron a favor... me explico:
La aparición de este delito, el de Alta Traición, así como ocurre con cualquier delito, pone al mismo nivel delictivo en mayor o menor grado al autor y a sus colaboradores.
Si por un casual esta Ley saliese adelante y, al final, las cabezas visibles y pensantes del PROCESS son condenados por este tipo penal, a mi modo de ver, el Gobierno y los que hubiesen votado afirmativamente en el Congreso a esta inconstitucional Ley de amnistía pueden verse implicados en el mismo como colaboradores al intentar crear “ad hoc” y en fraude de Ley la Ley de amnistía con un fin especificó como es el de intentar borrar los actos que están relacionados con el delito de alta traición.
Con esta Ley se firmaría figuradamente la paz, art 588. Cuantas veces el gobierno ha tratado de convencer a los ciudadanos que esta Ley devolverá la paz, el sosiego y la concordia a Cataluña.
Casualidades de la vida, por las razones que sean que haya llevado a Junts a votar en contra, su voto negativo creo que ha salvado a este Gobierno y a sus diputados de algún dolor de cabeza judicial.
Como veo que esto se va acabando seguro que tiene que llegar un tiempo en el que la memoria de tan nefasto presidente se diluya en el olvido. Dije una vez que el recuerdo de personas influyentes en la vida social dura el tiempo necesario que ese recuerdo sirve a esa sociedad, después llega la desmemoria para terminar en el olvido.
El gobierno de Pedro Sánchez debería estar en el olvido desde el primer momento, pero siempre, en el recuerdo de lo que no se debería repetir.
Continuando con la opinión anterior dije que ¿después de Pedro Sánchez qué? Volvemos al nefasto bipartidismo con la misma baraja, debe haber un parón, hay que avaluar qué daños ha sufrido el orden Constitucional, qué elementos ha fallado para que un gobierno en minoría haya puesto la Constitución al servicio de los que ni la quieren ni la necesitan y sobre todo de los que la utilizan para sus intereses.
Y ese análisis debe empezar por el jefe del Estado, a mi modo de ver creo que ha sufrido el perjuicio de su desconocimiento que, es fruto veo, de las desconocidas limitaciones que la Constitución le tiene impuestas. Su neutralidad ha sido entendida como falta de acción, desidia, dejadez y, fuera de todo esto, la fuerza de sus palabras es lo único que hasta ahora a nivel externo ha podido ejercer.
Y con muy buen resultado. Pero creo que llamarlo jefe e imponerle neutralidad…no sé no sé.
A mi modo de ver cuando de la defensa de la Constitución se trata, el rey como jefe del Estado -ese que se sustenta en esa Constitución atacada- debe tener una parte muy activa, no de forma personal, pienso en un órgano de consultas al estilo del Consejo de Estado formado por los presidentes de los que conforman los poderes de Estado: Ejecutivo, legislativo, judicial y todos los presidentes de los partidos políticos con representación parlamentaria, pero para ello se debe llegar a la perfecta separación de los mismos, empezando por el Poder Judicial, que debe ser elegido solo, repito solo, entre y por los jueces, magistrados y Juristas de reconocido prestigio.
Por otro lado, deben establecerse mecanismos de tipo penal que puedan evitar un asalto a la Constitución como el que aún hoy se está cometiendo. Porque incluso, la imperiosa capacidad de gobernar que concede un proceso electoral, incluso esa, debe hacerse de acuerdo con las leyes.
La fiscalía es otra institución que debe ser reformada. Esa famosa frase “de quien depende la fiscalía” dio a entender que no es una institución independiente como de facto se está viendo por sus actuaciones, y fue esa frase de Pedro Sánchez la expuso con claridad sus intenciones. Hoy creo que ha sido suficiente para entender que, como parte del poder judicial la fiscalía, debe estar exenta de cualquier control del ejecutivo.
O alguien cree que no lo está.
La elección del fiscal general debe hacerse también, de forma independiente, y elegido entre los fiscales en activo y fiscales de reconocido prestigio que no estén en activo.
Sobre el Tribunal Constitucional ya veremos; pero de “cosas tenedes a cosas veredes”. Dicho coloquialmente “que Dios nos coja confesaos” y, sobre todo, arrepentidos