Hemos acabado la semana a ritmo de chotis, toda la felicidad del mundo para los novios. Pero la empezamos de nuevo sin entender nada, aunque parece que sepamos. Vivimos tiempos del engaño constante ya no discernimos nada y nos damos por vencidos. Hay una enorme diferencia entre saber algo y entenderlo. No paran de llegar hombres en edad militar, sanos, musculosos, bien alimentados que dicen huir de no se sabe qué ni de dónde. Nadie nos explica la razón ni la imposición. No sabemos de dónde vienen, quiénes son, que enfermedades traen, nada de nada. Lo que si está claro es que sin ayuda no se navegan miles de kilómetros en el frío Atlántico incluso en verano. Nadie da soluciones ni explica nada.
En nuevo totalitarismo bajo una apariencia noble y sostenible va imponiendo su agenda a la que nadie se puede oponer. Muy pocos conocen las intenciones aunque cada vez haya más ricos en lugares como Sto. Domingo. El nuevo gobierno portugués es una amenaza fiscal para España pues quiere impuestos hasta diez veces más bajos. Probablemente se producirá una nueva migración de empresas y ciudadanos españoles a Portugal. Nos empobreceremos más. Después de la estafa del euro poco es. Con el euro en veinte años no subieron los sueldos mientras se triplicaba o cuatriplicaba el valor de las cosas. Nos engañan y nos cuesta entenderlo mientras aplaudimos con las orejas.
Los que nos administran parece que no gobiernan tan sólo se dedican a que otros tampoco puedan gobernar y llamarlo progresismo. Se les vota, pero a ninguno de ellos contrataríamos para nuestra empresa. Un tal Mencken afirmaba que el demagogo predica doctrinas que sabe que son falsas a personas que sabe que son idiotas. Vivimos en un tiempo que las ideas carecen de proyecto de país. Un claro ejemplo de ello es que el campo se ha quedado sin margen por culpa de normas falso ecologistas, fiscales, sociales, laborales, burocráticas y energéticas. Todo es mejorable pero sin dar pasos atrás.
El vicepresidente europeo Margaritis Schinas aseguraba en un desayuno informativo que Gibraltar es español afirmando que ahora podía decirlo con más comodidad desde el Brexit. Los que nos administran han tildado las declaraciones de desafortunadas. El mundo al revés, tampoco nos lo explicarán ni lo entenderemos. Son tiempos de engaño universal, la verdad es un acto revolucionario. Incluso al asesoramiento se le confunde con el tráfico de influencias. Hoy por hoy para ser progresista hay que tener una casa de más de un millón de euros. El problema de la caída del consumo de pescado es el cambio de los hábitos alimentarios.
Lo peor y nadie sigue sin explicarnos nada es que la semana pasada el secretario de estado de los EEUU Blinken anunciaba que Ucrania se unirá a la OTAN. Lo que significará que llevará a la guerra a Rusia y China versus EEUU y la UE. De momento ahí queda el anuncio. Tampoco vemos que haya manifestaciones para que se liberen los rehenes israelíes y así pueda acabar la guerra de Gaza. Mientras seguimos sin saber ni entender nada. El refranero de momento no falla: "Semana Santa mojada, cuartilla de trigo colmada" se dice en Castilla.