Leo esto en EL ESPAÑOL y más frecuentemente en otros medios (que el aceite bajará de precio a finales del 24 tras una cosecha normal).

¡Que va a bajar el aceite de oliva! dependerá de muchos factores, pero principalmente uno -que ha sido también el causante de la subida- la escasa por decir algo suave, producción del año 22/23, me explico: el precio del aceite se basa principalmente en parámetros productivos, los internos y los de otros países productores, léase Italia, Grecia, Turquía, Portugal. Y el exceso de demanda que puede haber de los mercados exteriores. La ecuación es clásica, a menor oferta de un bien demandado le sigue una subida de precios.

La subida excepcional del aceite de estos dos años viene dada, como he expuesto, por la bajada de producción en todos los países productores del arco mediterráneo y que supone el 80% de la producción mundial del aceite, con cifras de los descensos productivos que van desde el 30 hasta el 70% en el caso de algunas regiones griegas.  Para dar un ejemplo, la producción española supone más o menos y año por año entre las 1.200.000 y 1.800.000 toneladas, la bajada de producción fue tan importante que supuso una reducción sobre el año anterior de aproximadamente 800.000 toneladas.

En concreto, en el año 2022/23 que es en la que se enmarcó la subida progresiva del precio del aceite se cosechó en España solo 665.000 toneladas una reducción de 800.000 sobre el año anterior y de más de un millón sobre el año 2018/19 con una cosecha de 1.786.000.

Hasta bien entrado septiembre no se sabrá qué producción habrá en España, aunque el análisis sobre el terreno de la floración de los olivos indican la previsible remontada, lo que sí se sabe es que la del 23/24 fue tan mala como la inmediatamente anterior, apenas se superaron las 750.000 toneladas, y cualquier cambio importante en positivo puede llevar a la baja el precio actual siempre y cuando la demanda exterior - este dato es importante- y el exceso de compra de aceite por parte de clientes finales impidan esa ansiada bajada.

Los hábitos de consumo en España y en Italia, país que conozco, son complemente distintos: el tratamiento, el marketing y el consumo en sí mismo son elementos que marcan diferencias. Mientras que en los restaurantes de España se ofrecía y ofrece el aceite en pequeñas dosis como si de un perfume se tratara, con aceiteras, o como ocurre ahora, con envases minidosis que encarecen el producto.

En Italia cualquier restaurante tenía y sigue teniendo en la sala comedor una mesa de 1x1 metro lleno de botellas enteras de los distintos productores de la zona a disposición de los comensales. Sí, definitivamente, el trato que se le da al aceite es completamente distinto, allí son ávidos consumidores, aquí somos rácanos, tacaños y raros, principalmente raros, teniendo el aceite que tenemos.

Por poner un ejemplo: cualquier plato de un menú del sistema de restauración español de llevar aceite de oliva del bueno no supondría su encarecimiento muchos más allá de los 15 o 20 céntimos. Yo gustosamente pagaría esa diferencia si me aseguraran que el menú que estoy tomando está elaborado con aceite de oliva virgen.

La bajada no va a ser de hoy para mañana, será progresiva, hay que vaciar el estocaje del año pasado pagado a un precio superior, y ese es el precio de referencia en los inicios. Más o menos entre los 5 y 7 euros, por ello, evitemos el acaparamiento, con ello evitaremos que la sobredemanda incida en una ralentización de la bajada del precio del aceite.

Consuman aceite de oliva con orgullo, tenemos la suerte de tener grandes productores, grandes productos y muchos puestos de trabajo dependen de un consumo adecuado.