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Región

El PP de Salamanca era una fiesta por Fernández Mañueco

17 diciembre, 2017 12:55

El PP de Salamanca celebró ayer su tradicional almuerzo de Navidad. Un acto que sirve para la confraternización entre militantes y para que el presidente provincial del partido, en este caso Javier Iglesias, que sigue al frente del mismo tras el pasado congreso provincial, haga balance de lo acontecido durante el año y realice la prospección de lo que deparará el siguiente, es decir, 2018.

Iglesias desgranó ante la concurrencia un balance muy optimista del año que está a punto de fenecer. Un año de congresos para el PP: el nacional, que volvió a encumbrar a Mariano Rajoy; el regional, que aupó a Alfonso Fernández Mañueco a la presidencia; y los nueve provinciales, entre ellos el de Salamanca, que permitió a Javier Iglesias, presidente de la Diputación salmantina, repetir un nuevo mandato.

2017 ha sido, en efecto, un año de logros para el PP salmantino. Iglesias lo subrayó con entusiasmo. Algo que le parecía casi un sueño, “un hecho histórico”, sucedió: que el salmantino Alfonso Fernández Mañueco se alzara con la victoria en el pasado congreso regional del mes de abril y asumiera la presidencia del partido en Castilla y León. Y, en consecuencia, sea el candidato popular para presidir la Junta en 2019. “El PP de Salamanca estará detrás de ti y te llevará en volandas” le espetó Iglesias a Mañueco, también presente en el almuerzo.

¿Se adelantará la sucesión de Herrera?
La grey periodística local, curiosa ante algunos rumores que llegan de Valladolid, se interrogaba durante el almuerzo si el traspaso de poderes entre Herrera y Mañueco se producirá en esta legislatura, es decir, si Herrera cedería a Mañueco el testigo de la presidencia de la Junta antes de mayo de 2019.

En realidad, se trata de un asunto del que nadie quiere hablar en el seno del PP. “No toca”, en terminología del propio Rajoy. Y Herrera y Mañueco aprovechan cualquier circunstancia para escenificar sus buenas relaciones personales. La tan temida bicefalia de la que se hablaba en primavera está transcurriendo sin sobresaltos, al menos en apariencia. Herrera desempeña su papel al frente de la Junta, y Mañueco el suyo al frente del PP regional y del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes de Castilla y León. Y ambos respetan escrupulosamente los papeles y terrenos del otro.

Puestos a especular, pensando en los intereses del PP, parecería lógico que Mañueco asumiera la presidencia de la Junta antes de que termine la legislatura. En unas elecciones que se prevén ajustadas, previstas para finales de mayo de 2019, no es lo mismo concurrir a ellas como presidente de la Junta que como un simple candidato. Si Mañueco fuera investido presidente antes, obtendría una ventaja significativa frente al resto de candidatos.

Una ventaja muy necesaria en unas elecciones que se prevén inciertas y reñidas, y en las que el PP no tiene fácil revalidar las mayorías absolutas que cosechó entre 1991 y 2015.

Nueva negociación con Ciudadanos
Sin embargo, ese hipotético traspaso de poderes presenta importantes obstáculos. En primer término, tendría que ser un traspaso consensuado previamente con Juan Vicente Herrera. Cualquier otra posibilidad no tendría cabida. Llegado el caso y si el PP a nivel nacional así lo considerara, es muy probable que Herrera cediera el bastón a Mañueco sin plantear ningún problema.

En segundo lugar (y este es quizás el principal escollo), la elección de Mañueco como presidente tendría que ser negociada con el grupo parlamentario de Ciudadanos, cuyos cinco procuradores permitieron a Herrera ser investido presidente en 2015, ya que la mayoría simple de 42 escaños conseguida entonces por el PP no le permite elegir presidente en solitario.

Y, claro, a año y medio de que se celebren los comicios, no parece lógico que Ciudadanos esté por la labor de brindar al PP esta gran baza, teniendo en cuenta que ambas formaciones se disputan un espacio electoral común. Sería como tirar piedras contra su propio tejado.

El apoyo al PP podría venir también del único procurador de Unión del Pueblo Leonés (UPL), pero supondría forzar las cosas en exceso. Para el PP resultaría muy complicado vender a la opinión pública un acuerdo con un partido que aboga por la secesión del reino de León.

Así pues, todo parece indicar que el actual statu quo se mantendrá hasta principios de julio de 2019, que es cuando las nuevas Cortes de Castilla y León elegirán al sucesor de Juan Vicente Herrera en la Junta.

Sin mayorías absolutas
Unas elecciones inciertas en las que los analistas no auguran mayorías absolutas. Probablemente el PP siga siendo la lista más votada, pero habrá que ver si alcanza o supera los 42 procuradores que obtuvo en 2015.

El PSOE de Castilla y León también ha afrontado este año sus congresos y camina hacia los comicios de 2019 con estructuras renovadas, bajo el liderazgo sólido, ahora sí, del burgalés Luis Tudanca. Los socialistas probablemente mejorarán sus resultados en ayuntamientos y diputaciones, pero ya veremos hasta qué punto su presumible recuperación consigue remontar ese baldón histórico de los 25 procuradores logrados en 2015.

En Podemos Castilla y León el futuro también se presenta incierto. La errática estrategia política de su líder nacional, Pablo Iglesias, ante el problema catalán pasará sin duda factura electoral a la formación en el resto de España.

Esa factura podría ser menor si Podemos CyL consigue en 2018 consolidar sus estructuras en las nueve provincias de Castilla y León. Una tarea hoy por hoy complicada ante el mosaico de agrupaciones de izquierdas que recorre el panorama político regional y que recuerda a aquella ‘Izquierda Desunida’ de Llamazares, Cayo Lara y Alberto Garzón. Pequeñas fuerzas locales que dilapidan energías prefiriendo ser cabezas de ratón que colas de león.

Finalmente, Ciudadanos, formación de nuevo cuño en Castilla y León al igual que Podemos, con bastantes perspectivas de poder a medio plazo, al menos como llave en muchas instituciones, lo que está provocando ya disensiones internas a nivel provincial que aún no han trascendido a la opinión pública.

Rígida jerarquía en Ciudadanos
En contra de lo que sus dirigentes reprochaban en otro tiempo a los denominados partidos tradicionales, Ciudadanos está incurriendo igualmente en férreos organigramas internos con una rígida jerarquía en cuya cúspide se sitúa su líder nacional, Albert Rivera, y su ‘consejo de administración’. Porque en muchos aspectos Ciudadanos ha adoptado esquemas de funcionamiento interno que recuerdan más al de una empresa que al de un partido político tradicional.

En Castilla y León, Ciudadanos afronta los comicios de 2019 con buenas perspectivas, lo que la convertirá en llave en muchas instituciones locales y probablemente también a la hora de decidir el gobierno de la Junta. El PP de Mañueco será el ganador, sí, pero solo repetirá en la Junta si consigue hilvanar un acuerdo de gobierno con Luis Fuentes, Pablo Yáñez y demás.

Las mayorías absolutas han quedado atrás. Se avecinan tiempos de pactos, tiempos de gobiernos de coalición, de diálogo, de comprensión del adversario, de aceptación de sus propuestas, de continua negociación... De política con mayúsculas, Alfonso, ay.