Vistahermosa, de mirador de Salamanca a barrio dormitorio
En un mundo tan célere y alocado como el actual apenas sobreviven los recuerdos que van más allá de un lustro. Ésa es la barrera que marca la pervivencia de la información en Internet, pero hay otra mucho más valiosa que aún se atesora en álbumes de fotos escondidos en recónditos cajones, esos que ya apenas casi se ven en familia, y sobre todo, una información guardada a fuego en la memoria de quienes vivieron cada momento. NOTICIASCYL tiene en marcha una serie dominical que repasa la evolución de los barrios de Salamanca a través de los recuerdos de niñez de sus habitantes.
Hoy es el turno de Vistahermosa, un barrio relativamente nuevo que hace las funciones de dormitorio, con una creciente y joven población que en su mayoría trabaja en el centro de la ciudad, y que carece de la estructura comercial y de ocio que pudiera dotarlo de una identidad social nítida. Aun así, la está forjando. Especialmente a través de su asociación de vecinos, que asume casi por completo el peso de la dinamización sociocultural del vecindario, y que continúa 'peleando' por la implantación de nuevos servicios en la zona. Hoy es un lugar cercano y tranquilo que ofrece una privilegiada panorámica de la bella capital del Tormes.
El barrio nace en los años cincuenta en torno a tres calles. El primer núcleo de población se asienta en un puñado de casas ubicadas en la denominada carretera de Vistahermosa y en otras dos calles más, San Cosme y San Damián. Esta terna formaba la estructura primigenia del vecindario. El pueblo cercano, del que hereda su nombre, está muy presente en los vestigios sociales que hoy lo conforman. De hecho, los primeros constructores que decidieron edificar ahí proceden del otrora próspero asentamiento industrial, así como los moradores de esas modestas viviendas eran empleados de la explotación ganadera, o las factorías de curtidos y cerámica allí localizadas.
Se trata de una zona, en el cerro, que aún en estos días se denomina oficialmente Buenaventura que albergaba una poza donde las mujeres de Vistahermosa acudían a lavar la ropa. Aquel municipio perteneció a Tejares antes de que abandonara su condición y fuera fagocitado por Salamanca en 1963. Alrededor, Los Alambres, Aldeatejada y al otro lado del arroyo, el Zurguén. El pueblo gozó de años de esplendor gracias a una prolífica industria. “Desde la entrada del pueblo hasta la otra punta, junto al acuartelamiento militar, todo, todo, todo... eran rosas”.
Son palabras de María, una vecina del actual vecindario que vivió en el pueblo de Vistahermosa y que recibe a este diario junto a la presidenta de la asociación de vecinos, Blanca Santos, su secretario, Carlos Javier Fernández y una de sus vocales, Patricia Pascual. Juntos construyen el relato del paso del tiempo. María recuerda una época de esplendor en la que había actividades culturales con asiduidad, como cine a diario en un momento en el que era un escaso privilegio, biblioteca, e incluso celebraciones impropias de la época. “Se vestían de Reyes Magos cuando llegaba la fecha y había regalos para todos los niños de los obreros”, explica.
Aquel poder adquisitivo que gozaba el pueblo se debía a los caudales de un empresario catalán que poseía la factoría y contentaba a sus empleados con pingües cuidados. De hecho, traspasó la empresa a los obreros, a cambio de ahorrarse la liquidación, y se creó una cooperativa que llevó el negocio a pique “porque todos querían ser jefe”. Fue el principio del fin. Por otro lado, el empresario catalán había ido adquiriendo los terrenos de la zona y, de facto, su hijo fue quien se asoció con otro inversor para construir en el cerro de Buenaventura. De este modo comenzó la expansión inmobiliaria que ha conformado lo que es hoy el vecindario.
En las últimas dos décadas, numerosas familias se han asentado en Vistahermosa. Una zona que ha ido creciendo en población hasta situarse en la actualidad por encima de los dos millares de vecinos. Sin embargo, los servicios han tardado más en llegar y ésa ha sido la principal lucha de la asociación de vecinos, que ha recogido el testigo de anteriores juntas encabezadas por Francisco García y Ángeles Rodríguez. Entre sus reivindicaciones históricas obviadas se encuentra la creación de un centro escolar e incluso un centro de salud para no tener que desplazarse a Tejares. Por el contrario, han logrado aumentar la cantidad de paradas para el autobús urbano y una mayor frecuencia horaria en su ruta.
A pesar de este espíritu que les invade, los miembros de la asociación reconocen que les gustaría observar una mayor implicación por parte de los vecinos en las actividades que 'hacen barrio'. La construcción del Centro Municipal Integrado ha impulsado la vida social y los eventos van en aumento, aunque piden mayor implicación de las instituciones porque la inmensa mayoría de lo que allí se hace está organizado por ellos. De hecho, aunque cambiando las fechas para favorecer la afluencia de las familias, han recuperado las fiestas en honor a San Joaquín y Santa Ana y cada las celebran en busca de diversión y cohesión social.