Todos los veranos hay culebrones. Nombres propios que saltan a la palestra y que llenan horas y horas de televisión, y páginas digitales. Este verano 2023 es el turno de Daniel Sancho, el hijo de Rodolfo y nieto de Sancho Gracia (Curro Jiménez) que está en boca de todos. Sancho es el autor confeso del asesinato del cirujano colombiano Edwin Arrieta en Tailandia, el otro nombre propio del verano.

Pues bien, si hace una semana se supo que ambos habían mantenido varios encuentros con amigos en tierras segovianas, ahora este caso también pone sobre la mesa otra relación con Castilla y León, concretamente con Palencia y con Valladolid. Y es que la familia de Dani Sancho ha puesto el caso en manos de una afamada abogada, Carmen Balfagón (68 años), que en estas tierras es conocida por haber llevado casos tan conocidos como el de las niñas de Aguilar de Campoo y el hostelero asesinado en Tordesillas.

Ahora mismo, a cualquier hora que se ponga la televisión, ella aparece, se ha convertido en la portavoz y en la imagen de la familia. Lo curioso es que Balfagón ha sido requerida tanto por Rodrigo Sancho como por Silvia Bronchalo, padres de Daniel, tras su intervención en televisión defendiendo la teoría de que Daniel no pudo actuar solo en el crimen de Edwin Arrieta. Gustó tanto su forma de hablar en 'Así es la vida', presentado por Sandra Barneda, que no tardaron en ponerse en contacto con ella.

El despacho Balfagón-Chippirrás colabora con los abogados en Tailandia para defender al hijo de Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo pero en el pasado lo hizo con el caso del hostelero de Tordesillas asesinado en 2007. Óscar Gómez, de 29 años, fallecía tras ser atacado a las puertas de su local: ‘La Bodeguilla de Tordesillas’, tras enfrentarse a unos obreros que intentaban robar el mobiliario de la terraza de su local. Uno de ellos le empujó. Tras caer hacia atrás se dio en el bordillo con la cabeza y falleció en los brazos de su novia pocos minutos después. Años después se sigue sin saber nada. El ESPAÑOL Noticias de Castillay León fue testigo de este caso hablando con el propio bufete de abogado.

Asimismo también se han encargado de el caso de las niñas de Aguilar, habiendo pasado tres décadas desde Manuela y Virginia desaparecieron. Virginia y Manuela, de 14 y 13 años respectivamente, desaparecieron el 23 de abril de 1992 después de coger un tren a Reinosa para acudir a una fiesta. Una vez finalizada, la última vez que las vieron fue haciendo autoestop y subiéndose a un Seat 127 blanco para regresar a su casa. Desde entonces, no se volvió a saber nada más de ellas.

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