El bilbaíno que lo dejó todo para vivir en un pueblo de Burgos con 60 habitantes: "Descubrí lo que era salir de casa sin dinero"
Asegura que lleva años trabajando "lo que no está escrito" para tener un "futuro tranquilo" y que no le importa "no cobrar una pensión y dársela a otro"
11 mayo, 2024 07:00"Marcharme de la ciudad a vivir al pueblo es la mejor decisión que he tomado en mi vida", sin ninguna duda y con total convencimiento, Gartxot aplaude el cambio radical que dio en 2013.
Tiene 43 años y decidió dejar Bilbao para marcharse a vivir a una localidad de la Ribera del Duero. "Tenía dos negocios en Euskadi y decidí que no era vida pagar dos alquileres, piso, luces y agua", afirma en declaraciones a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León. Por ello, y gracias a la oportunidad que le dio un amigo suyo que le ofrecía una vivienda por 90 euros, cerró todo y se fue con su mujer. Un cambio que no fue fácil y que le dio "miedo" porque "no estaba nada seguro de lo que estaba haciendo".
Él ya se dedicaba a los negocios online y se enfocó en destinar la mitad del sueldo que gastaba en agua, luz o alquileres a la publicidad en Google. "Te das cuenta con el tiempo de que tomaste la decisión acertada. En vez de 40.000 personas llegábamos a casi 50 millones", añade. Además, sorprendido explica que uno de sus grandes descubrimientos fue "salir a la calle sin dinero": "En Bilbao siempre lo necesitaba y aquí no tengo necesidad de tenerlo ni de gastarlo".
Una decisión acertada pero que "no ha sido sencilla". Compró una vivienda por unos 16.000 euros que incluía un corralillo y jardín y comenzó a reformarla. Buscó albañiles, pero ninguno se ajustaba a sus necesidades y decidió ser él mismo quien la reformara. "Aprendí de todo. De reformas y del oficio de albañil", bromea. Y es que la segunda vivienda la ha puesto en marcha él mismo, convirtiéndola en una casa rural.
Gartxot cree que el medio rural ofrece infinitas posibilidades hoy en día y que nada tiene que ver con la imagen que la sociedad tiene de años atrás. Antiguamente, recuerda, que vivían hasta seis hermanos y solo había trabajo para uno, sin "otras formas de ganarse la vida" que no fueran dedicándose al campo. Por el contrario, hoy en día "puedes trabajar en remoto para cualquier empresa" y la vida en los pueblos es "muy barata, con oportunidades para todo el mundo".
"Estos pueblos dan oportunidad a la gente que quiere buscar cosas en la vida, hacer algo diferente y tiene iniciativa. Puedes trabajar para cualquier empresa en remoto, es un lujo", apostilla. En su caso, lleva 17 años inmerso en los negocios online, también en el ecommerce desde 2010 vendiendo productos de China y tiene distintos negocios en otras partes del mundo como Bali. No solo eso, sino que cuenta con una vivienda turística en el País Vasco y otra a 30 kilómetros del pueblo en el que vive; todo ello desde "un pueblo con 60 habitantes".
Una de las cosas que más le gusta de esta nueva vida que eligió hace once años es que en los pueblos "no existen los prejuicios". Además, asegura que no hay problemas de comunicación o suministros dado que todos los días recibe paquetes, va el panadero a casa, el médico a pasar consulta o traen los medicamentos a la plaza.
"En la ciudad ganas 1.500 euros y más de la mitad se va al alquiler. Aquí buscas un trabajo y solo pagas en la vivienda unos 140 euros. La calidad de vida y lo que ahorras no está escrito", expresa.
"No me importa no cobrar una pensión y dársela a otro"
El bilbaíno recuerda que desde pequeño le tocó hacer "lo que fuera" para tener un poco de dinero. Y, sin embargo, la juventud está "malacostumbrada" porque "se lo dan todo hecho y no asimilan cómo es la vida, que las cosas cuestan cada vez más y que tienes que hacer un esfuerzo por sobrevivir".
Lamenta que la sociedad vea a las personas que invierten en inmuebles como "garrapatas, la lacra de la sociedad" y cuestiona que no se dan cuenta de que "si la gente no invierte en viviendas, el parque que habría ahora mismo en España sería ridículo y muchos tendrían que seguir viviendo con sus padres".
En su caso, ha tenido que trabajar "lo que no está escrito" para tener un "futuro tranquilo". Y esto le ha otorgado la paz de poder decir que no le "importa no cobrar una pensión y dársela a otro". Tiene 43 años y muchas dudas de que cuando llegue a los 67 "haya pensiones para todo el mundo". Por ello, decidió no entrar en ese sistema y depender únicamente de sí mismo: "Con las rentas o ingresos pasivos que sea capaz de generar puedo vivir".
Calidad de vida
Reconoce que la calidad de vida del medio rural no la tienes en las ciudades. "La gente está muy frustrada porque no tienen capacidad para irse a vivir fuera de su casa y tampoco quieren moverse como me tocó a mí", lamenta. Ahora empieza a ver una tendencia de personas que comienzan a arreglar sus casas porque "han visto las orejas al lobo" con la pandemia y no quieren "que les vuelva a pillar fuera de juego".
Garantiza que es "imposible aburrirse" en los pueblos y que la vida en las ciudades es más mecánica mientras que en el medio rural hay "mucha más calidad de vida". Por ahora, no sabe qué será de su futuro ya que siempre ha sido "un ciudadano del mundo". Como tiene negocios en otros lugares, puede que esté en "Bali, Canarias o en la zona del norte de España", pero de momento le quedan unos años más en esta localidad castellana y leonesa.