Al traficante del barrio Belén no le salva ser "dicharachero y abierto"
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha ratificado la condena de un año y medio de cárcel a un vecino del barrio de Belén, F.J.M.D, por dedicarse a la venta de heroína desde su vivienda y que fue detenido en junio de 2016 junto a su esposa, que también compartía banquillo con él pero que finalmente fue absuelta, según informaron a Europa Press fuentes del TSJCyL.
La sentencia de la Sala de lo Civil y Penal del Alto Tribunal castellanoleonés, con sede en Burgos, desestima así el recurso interpuesto por el condenado y confirma en todos sus términos el fallo de la Sección Segunda de lo Penal, de fecha 11 de octubre de 2018, que consideró probada la autoría del delito por parte de F.J.M.D,, a quien el fiscal había pedido una condena de dos años y dos meses, y resolvió imponerle dieciocho meses de privación de libertad y multa de 35 euros, mientras que su pareja, E.M.B.P, quedó absuelta por falta de pruebas.
"Somos muy dicharacheros y abiertos", alegó en el juicio el condenado, F.J.M.D, para justificar el trasiego de gente que registraba su vivienda sita en la calle Presentación, escenario donde la Policía Nacional estableció un dispositivo de vigilancia entre los meses de marzo y junio de 2016 que concluyó con la detención de la pareja.
A lo largo del interrogatorio, los dos acusados se declararon toxicómanos y explicaron que dicha adicción--el varón sostuvo que consumía cuatro o cinco micras diarias y su mujer dos--la sufragaban con distintas actividades laborales, ella como camarera ocasional en un bar de Tudela de Duero y tatuadora y él haciendo "chapuces" de fontanería y albañilería, y ello a pesar de que la policía mantenga que ninguno de los dos trabajaba.
Así, coincidieron en que se costeaban la droga que adquirían en Salamanca y reiteraron que las personas que les visitaban eran amigos, "desgraciadamente también toxicómanos", que iban provistos de sustancias para su autoconsumo y, en algún caso, para jugar a la Play.
"Somos así de dicharacheros y abiertos, si en mi casa hay cerveza y un cacho de pan...", insistió F.J.M.D, quien, al igual que su pareja, explicó al tribunal que desde su detención ha dejado el consumo de drogas y sigue tratamiento con metadona en ACLAD.
Puerta blindada
Frente a alegato exculpatorio de la pareja, cuyo letrado pidió la libre absolución, los policías que intervinieron en el operativo de vigilancia consideran plenamente probada la actividad ilícita que desplegaba desde su domicilio, algo que, como así precisaron, quedó de manifiesto tras los intercambios de droga registrados entre los meses de marzo y junio, algunos en plena calle.
Aunque en el domicilio, fruto del registro practicado, tan sólo se encontró un poco de cannabis, uno de los policías consideró que los acusados tuvieron tiempo de deshacerse del resto gracias a las dificultades que el operativo se encontró a la hora de acceder al interior.
"Es la vez que he tardado más tiempo en acceder a una vivienda, entre tres y cuatro minutos, debido a que la puerta estaba blindada", lamentó el funcionario policial, que, en cualquier caso, estimó que los utensilios hallados en el piso y los recortes circulares de plástico, idénticos a los ocupados con droga a la clientela después de que ésta abandonara el inmueble, eran prueba evidente de su culpabilidad, a lo que sumó la actitud vigilante mostrada en todo momento tanto por los toxicómanos como los procesados.
"No eran visitas de tipo social porque las personas que acudían no estaban más de un minuto dentro y salían en actitud vigilante", concluyó el agente.