El restaurante de un conocido pueblo vallisoletano que combina el mejor sabor de los platos caseros con el de sus helados
La andadura de este conocido establecimiento hostelero arrancó hace casi cuatro años
21 abril, 2024 07:00Noticias relacionadas
- Toda una vida en un bar familiar con mucha historia en un pueblo vallisoletano: “Aprendí a contar con las cocacolas que allí teníamos”
- La vaquería del siglo XVIII transformada en mesón que deslumbra con su lechazo y torrijas en un pequeño pueblo de Valladolid
- El archiconocido restaurante en un pueblo vallisoletano que hace “los mejores calamares del mundo mundial”
Laguna de Duero es un municipio de 22.672 habitantes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) que se ubica a solo siete kilómetros de la capital vallisoletana siendo eminentemente industrial y contando con varios núcleos de población entre los que destacan Torrelago o El Villar. Cuenta con un total de tres polígonos.
El municipio vallisoletano cuenta con una situación privilegiada. Está rodeado de bosques de pinos y está bañado por el río Duero. En tiempos lejanos, este emplazamiento propició la abundancia de fuentes y de manantiales que, actualmente, están desaparecidos o en desuso.
La localidad vallisoletana es una de las más importantes de la provincia, junto a Arroyo de la Encomienda y Medina del Campo. Son los únicos tres núcleos de población que superan los 20.000 habitantes después de la capital pucelana y es un sitio perfecto para asentarse e ir creando un proyecto de vida porque cuenta con todos los servicios.
También es un lugar idóneo para montar un negocio como ha hecho Javier Cortijo, que es el dueño, junto a su mujer Sara Gamazo, del Restaurante La Mimosa, ubicado en la calle Calderón de la Barca, 3, en la esquina con la Plaza de los Lavanderos.
Conocemos la historia de un establecimiento hostelero que apuesta por el producto de calidad y por el mejor sabor para dejar los paladares de sus clientes satisfechos.
Una aventura que comenzó hace casi cuatro años
“Me considero una persona trabajadora. Llevo 32 años en el mundo de la hostelería. Desde los 16. Y hace unos cuatro años decidí lanzarme a la aventura de abrir mi negocio en Laguna de Duero, que lleva el nombre de La Mimosa. Cada día intentamos hacer las cosas bien para que nuestros clientes, a los que nos debemos, queden satisfechos”, asegura Javier Cortijo en declaraciones a este periódico.
Javier, de 48 años, es el dueño de un establecimiento hostelero muy conocido y valorado en Laguna de Duero. En octubre soplarán 4 velas y nuestro entrevistado destaca también la labor en la cocina de su mujer, Sara, que pasa por ser un pilar de suma importancia para que todo marche de la mejor forma posible.
En el lugar en el que se ubica su local, antes funcionaba, desde el año 1981, otro bar. Sin embargo, Javier dio un giro radical cuando apostó por una cocina de kilómetro cero y por un producto de calidad, con elaboraciones de autor en un establecimiento hostelero en el que trabajan un total de seis personas.
Un lugar coqueto y acogedor para disfrutar de los mejores sabores con platos, en muchas ocasiones, muy sorprendentes.
Los mejores platos y el valor de los helados
“Desde nuestro restaurante siempre hemos tenido claro que queremos apostar por la cocina casera y de kilómetro cero. Con el rape, la lubina y el atún rojo de Almadraba como productos estrella y combinándolos con el mejor sabor de nuestros helados artesanales”, afirma nuestro entrevistado.
Así nos podemos encontrar un suculento carpaccio de ventresca de atún rojo con salsa tare combinado con un helado de wasabi, que elabora Javier, y que combina a las mil maravillas, aportando ese toque fresco y frío que enamora los paladares de sus comensales.
“Los helados para el restaurante y para combinar con nuestros platos los hago yo. No compramos nada hecho. Son totos artesanales y destacaría el de nata con piñones de Pedrajas de San Esteban, el de wasabi, el de caramelo salado o los sorbetes de piña colada, coco, y maracuyá. Intentamos que combinen a la perfección con nuestros platos”, añade Javier.
Incluso cuentan con un helado de boletus que quita el sentido y que es muy valorado en el lugar.
Con el pensamiento de abrir un nuevo local
La Mimosa va viento en popa y a toda vela. No hay riesgo de cierre como en otras ocasiones, tristemente, EL ESPAÑOL de Castilla y León les tiene que contar. Bajadas de persianas definitivas que dañan la historia de municipios de la provincia o de la propia capital, con el cierre de bares, mesones o restaurantes que formaban parte de dicha historia, valga la redundancia, del lugar en cuestión.
“El futuro lo veo bien. Con esperanza. La Mimosa funciona y estamos trabajando para abrir un segundo negocio en Laguna de Duero que se va a centrar en la brasa. Podría estar abierto en unos tres o cuatro meses”, explica nuestro protagonista.
El objetivo que se marca Javier pasa por “seguir creciendo” y ofreciendo la mejor calidad con sus platos. Unas elaboraciones para chuparse los dedos.