Las Riberas de Castronuño se dejan ver como un espacio natural mágico que se sitúa al centrooeste de la provincia de Valladolid y cuyo territorio engloba el tramo del río Duero que se ubica entre las localidades de Tordesillas y la anteriormente citada. De hecho, en Castronuño, nos encontramos con el embalse de San José y este espacio natural constituye un emblemático ecosistema que destaca por su importancia para la nidificación y como zona de invernada de muchas aves acuáticas.

Allí, en este entorno natural en el que predominan las dehesas y los pinares a orillas del río Duero, se ubica la Finca Cartago un espacio familiar de 380 hectáreas que cuenta con 60 de regadío y seis de viñedo, para vender su uva. También nos encontramos con vacuno en extensivo que pasa por ser el negocio de Juan Ramón Cerdeira Pérez.

Él abre las puertas del lugar a EL ESPAÑOL de Castilla y León. Tiene 57 años y lleva las riendas de la finca y del negocio desde hace 25 primaveras. Cuando decidió coger el testigo de su abuelo allá por 1999 para trasladarse desde Madrid a Tordesillas, donde vive en la actualidad.

Nuestro protagonista denuncia el problema que padece y “se acrecienta” con el paso de los años con los ataques del cerambyx a sus encinas. Un insecto traicionero que, cuando es una larva, se introduce en dicha encina y se la come desde el interior. El árbol parece que está sano, viéndolo desde fuera, pero por dentro está hueco.

Juan señala la acción del cerambyx

“Está tomando tintes de plaga”, nos explica Juan Ramón, que nos enseña, in situ, los ataques de este traicionero insecto al que se le conoce como el ‘taladro de la encina’ y pide ayuda coordinada para “no perder una zona de dehesa única” en la provincia de Valladolid.

La historia de la finca

“Me considero una persona emprendedora, que se mueve constantemente, y que está muy pendiente de sus negocios. Siempre buscando lo mejor para ellos como es el caso de la finca. Vivía en Madrid, pero me mudé hasta Simancas primero y, ahora, vivo en Tordesillas, que me pilla cerca para poder controlar la Finca Cartago que es mi negocio y del que vivo, día a día”, confiesa Juan Ramón en declaraciones a este periódico, mostrándonos los encantos del lugar a nuestra llegada.

El escudo del Real Madrid se puede apreciar en el lugar. Nuestro protagonista es madrileño y merengue. Sin embargo, también está el del Atlético de Madrid y es que el grueso de sus amigos de la capital es del equipo del ‘Cholo’. En el lugar nos cruzamos también con los trabajadores que, a pleno sol, cuidan del ganado y de las viñas.

“Mi abuelo compró la finca allá por el año 1988. Yo cogí las riendas en 1999. Sumo 25 años al frente y contamos con un total de 360 hectáreas para explotar el regadío y el vacuno en extensivo. También vende la uva que extrae de sus viñedos”, añade nuestro entrevistado orgulloso.

La ganadería en la Finca Cartago

Sin embargo, Juan Ramón se ha encontrado, en una zona sumamente bella y llena de encinas con el problema de la acción del cerambyx, que ataca sin compasión.

La terrible acción del cerambyx

“Contamos con miles de encinas en una dehesa única en la provincia de Valladolid, pero nos estamos encontrando con el problema de la acción del cerambyx que no solo afecta a las encinas enfermas sino también a las sanas. Existe un exceso de población en la actualidad”, asegura el dueño de la finca.

Nuestro entrevistado asegura que es un “insecto que está protegido” pero explica que “no se trata de eliminarlo en su totalidad” sino de “reducir la población” ya que al ser un monte que reina por ser sano el ‘taladro de la encina’ “ataca a los árboles que se encuentran sanos”.

Se trata de un insecto que mide 8 centímetros y taladra la encina, de ahí el nombre con el que se le apoda. Deposita su larva, que permanece dentro entre tres y cuatro años atacando a las encinas y provocando que se seque”, nos explica mientras recorremos un espacio de apenas 10 metros cuadrados que cuenta con tres afectadas.

Juan Ramón en su finca

Juan Ramón afirma que en su finca “hay cientos de encinas afectadas”. Esto no le causa un “perjuicio económico” ni a él ni a su negocio, pero denuncia que se pierde una especie a tener muy en cuenta en “la única dehesa de encinas de la provincia de Valladolid”.

Pide una acción “coordinada” en busca de la solución

En los últimos años, y como nos cuenta nuestro protagonista, el problema “ha crecido”. Lo que pide el dueño de la Finca Cartago es que las administraciones “se impliquen en el problema” igual que hizo la Junta de Extremadura, para el control de esta especie, con la finalidad de “salvar las dehesas que tenemos en Castilla y León".

“Lo que se pide es la colaboración de todos, incluidos nosotros los propietarios de las fincas, para poner una solución al problema. No culpo a la Junta de Castilla y León, el problema merece de una acción coordinada para no perder parte de nuestro encanto natural”, añade.

La dehesa de Castronuño, de no controlar este aspecto, “puede estar en peligro”. Toca arrimar el hombro y buscar soluciones para que esto no ocurra.

La acción del cerambyx

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