
Tanatorio San José de Valladolid
El TSJCyL da la razón al trabajador de un tanatorio de Valladolid despedido por la confusión de dos ataúdes
Los cadáveres que se encontraban en su interior fueron velados, durante horas, por las familias contrarias. Este "error humano puntual" fue descubierto por el hijo de uno de los fallecidos.
Más información: El tanatorio San José abre una investigación interna tras confundir dos cadáveres: “Es un error humano”
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha dado la razón al trabajador del Tanatorio Crematorio Mémora San José de Valladolid que fue despedido por confundir dos ataúdes, provocando que los cadáveres que se encontraban en su interior fuesen velados, durante horas, por los familiares y amigos del contrario.
La Sala de lo Social de este Tribunal ha confirmado una sentencia anterior que también consideraba el despido de este empleado improcedente, no disciplinario, en una resolución con fecha del 13 de enero.
Esto implica que este trabajador, que ejercía como conductor y asesor familiar desde abril de 2020, tendrá derecho a cobrar una indemnización de 33 días de sueldo por año trabajado, es decir, la más alta que contempla la legislación laboral en materia de despidos.
El TSJCyL ha desestimado así el recurso presentado por la empresa, en el que pedía sumar como hecho probado que el empleado había sido "responsable de la preparación y acondicionamiento de ambos cuerpos", así como que "debía dar cumplimiento al procedimiento interno de la compañía relativo al acondicionamiento de difuntos", que obliga a cerciorarse, "durante todo el proceso completo", de que "la persona [fallecida] es la correcta".
Lo ha hecho al considerar que el empleado "no tuvo participación en la colocación y traslado de los cadáveres, con lo que no puede exigirse al actor responsabilidad por hechos realizados por terceros, sin que del protocolo pueda obtenerse otra conclusión".
Del mismo modo, el alto tribunal ha señalado que "es evidente que cada interviniente, en el proceso de preparación de los cuerpos, habrá de hacerlo en los procesos en que interviene y, si el actor no intervino en el momento en que se produjo el error, nada se le podrá reprochar".
Asimismo, ha considerado la petición de revisión instada por la empresa de "un tanto valorativa", por lo que, según ha afirmado, esta "debe rechazarse".
"Por consiguiente, no ha quedado acreditado el incumplimiento atribuido al trabajador despedido en la carta de comunicación del despido", recoge la sentencia.
Cabe destacar que, fruto de la investigación llevada a cabo por el tanatorio con el fin de aclarar lo ocurrido, la empresa decidió despedir al trabajador en cuestión, catalogando los hechos que le atribuían como "muy graves" en la citada carta de despido entregada al empleado.
Sin embargo, en septiembre de 2024, el Juzgado de lo Social número 4 de la capital vallisoletana dio la razón al empleado y lo consideró improcedente.
Entonces, el tanatorio recurrió esta decisión ante el TSJCyL, órgano que finalmente ha desestimado el recurso de la compañía y ha vuelto a calificar el despido como improcedente.
"Un error humano puntual"
Los hechos se remontan al pasado 8 de febrero de 2024, cuando, según recoge la sentencia, el empleado despedido y otra trabajadora se encontraban acondicionando el cadáver de César María, de 62 años, mientras que en las instalaciones del tanatorio se encontraba también el cuerpo de Eduardo, el otro fallecido, de 98 años y originario de Mucientes, implicado en el suceso.
Entonces, un planificador funerario se puso en contacto con la citada empleada por vía telefónica para indicarle el ataúd y la sala que correspondía a cada uno de los fallecidos. Si bien, no ha quedado probado cuáles fueron las instrucciones concretas que recibió la trabajadora.
Lo que sí se sabe es que ésta se las transmitió a otros empleados, que, por su parte, se encargaron de introducir los cadáveres en los féretros y de llevarles a la sala correspondiente.
"Todo ello, sin que por parte de dichos trabajadores se siguiera el procedimiento operativo denominado acondicionamiento de difuntos, conocido por todos ellos, y sin que comprobaran que la numeración de cada uno de los ataúdes se correspondía con la numeración que cada finado llevaba tanto en muñeca como en tobillo", reza la resolución del TSJCyL.
Al día siguiente, el 9 de febrero de 2024, fue cuando, tal y como publicó este periódico en su momento, fueron los propios familiares los que se percataron de lo ocurrido antes de que las dos personas fallecidas fuesen enterradas.
En concreto, este hecho, que desde la agencia de comunicación del tanatorio calificaron en su día como "incidente", fue descubierto, tal y como aseguraron fuentes oficiales a este periódico, por el hijo de César María, justo cuando este se dispuso a abrir la tapa del ataúd para despedirse de su padre antes de ser desplazado a la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Victoria para su funeral.
Entonces, vio que el cuerpo no era el de su progenitor y que tanto él como los allegados de su padre llevaban horas velando los restos mortales de Eduardo y viceversa.
Un error que desde el tanatorio enseguida remendaron, reconduciendo la situación. Si bien, lo ocurrido obligó a retrasar ambos las exequias y el crematorio.
Nada más trascender los hechos, la agencia de comunicación del tanatorio de San José emitió un comunicado en el que, más allá de "lamentar profundamente el error", anunció que abriría "una investigación interna para esclarecer cómo se había producido dicho error", así como que compensarían a las familias afectadas por la equivocación en un momento tan delicado para ellas. Lo hicieron no cobrándolas los servicios prestados.
Cabe destacar que tanto el empleado protagonista de esta sentencia como el resto de los trabajadores mencionados fueron despedidos tras una reunión mantenida por todos ellos con el gerente de la empresa y el jefe de servicios del tanatorio el mismo 9 de febrero de 2024 en el que acontecieron los hechos.
Solo uno de ellos no decidió recurrir su despido, mientras que el resto aún están pendientes de que se celebren los correspondientes juicios.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Empresas del Sector Funerario de Valladolid, Florencio Vázquez, afirmó en declaraciones a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León que se trató de "un error humano puntual y sin mayor trascendencia", asi como su intención en evitar que la situación se comparase con otros casos que también tiene que ver con este asunto, como lo es la trama de los ataúdes que aún continúa en investigación en el marco de la Operación Ignis.