A juicio el 9 de octubre en Valladolid el tatuador imputado por supuestos abusos sexuales a clientas
Se enfrenta a una posible condena de seis años de cárcel
El juicio en Valladolid contra el tatuador H.G, quien se enfrenta a una petición global de condena de seis años de prisión por supuestos abusos sexuales sobre al menos tres clientas, se celebrará el día 9 de octubre.
La vista oral, que ya sufrió una primera suspensión por la pandemia, tuvo que suspenderse también el pasado día 3 de julio en el Juzgado de lo Penal número 3 de Valladolid ante la presentación por las partes de una documentación consistente en unas conversaciones en redes sociales entre dos de las víctimas, según han informado a Europa Press fuentes jurídicas.
El acusado fue denunciado en su día por aprovechar la estancia de sus supuestas víctimas en su piso o local, donde efectuaba tatuajes y colocaba piercings, para masturbarse ante ellas y tratar de que las propias víctimas terminaran de aliviarle.
Fiscalía de Valladolid considera al encausado autor de tres delitos de abusos sexuales, del artículo 181.1 en relación con el 192.1 del Código Penal, y solicita dos años de cárcel por cada uno de ellos y otros dos de libertad vigilada, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
Una de las acusaciones particulares, en representación de dos de las presuntas víctimas, interesa cuatro años de privación de libertad en total, dos por cada delito, la prohibición de aproximarse o comunicar con ellas por espacio de cinco años y el pago de una indemnización de 3.000 euros a cada uno en concepto de daños morales.
Los tres casos objeto de la presente causa se produjeron en 2015 los dos primeros y el último en 2018, cuando las supuestas víctimas acudían a su casa o local, sito en el barrio de La Victoria, para ponerse un piercing o tatuar su piel.
El primero de los hechos, en 2015, hace referencia a la visita de una de las mujeres a casa del tatuador, de 30 años y sin antecedentes penales, con el propósito de colocarse uno de estos pendientes en un pezón, de ahí que el acusado la situara en una camilla y comenzara a masajearle dicha zona erójena con una crema anestésica, hasta que en un momento dado, siempre según las acusaciones, comenzó a masturbarse.
Acto seguido, habría cogido la mano de la mujer para acercársela al miembro viril, en erección, ante lo que la clienta huyó del local de forma precipitada.
RODILLAZO Y HUIDA
Otro de los supuestos delitos se habría producido en diciembre del mismo año, cuando una mujer se personó también en su casa para solicitar que le pusiera un piercing en el ombligo.
En este caso, el tatuador, sabedor de que ella era conocedora de la técnica, propuso a la clienta que le colocara uno en su pene y le pidió además, para facilitar la tarea, que le masturbara previamente.
Ante su negativa, el acusado habría tratado de bajar los pantalones a la mujer, aunque ésta finalmente logró abandonar el inmueble tras propinar un rodillazo a H.G.
En junio de 2018 otra mujer solicitó los servicios del acusado, para entonces con establecimiento abierto en el barrio de La Victoria. En esta ocasión, el encargo era una tatuaje en un costado, con lo que la mujer fue colocada en la camilla para grabar el motivo pedido.
Sin embargo, las partes acusadoras mantienen que fue el instante en el que H.G. aprovechó para acercarse a una de las piernas de ella para empezar a masturbarse, algo que ella pudo comprobar al notar algo extraño, girarse y encontrarse al tatuador con los genitales fuera del pantalón.
El escrito de la Fiscalía refiere otro caso, no sujeto a este proceso, en el que otra mujer denunció en sede judicial que cuando tenía 13 años acudió a casa del tatuador para colocarse un piercing y el acusado le ofreció el servicio gratis si a cambio le practicaba una felación. La clienta, según dijo en el juzgado, rechazó la invitación y prefirió pagar 10 euros por el piercing.
El acusado ha negado unos hechos que además trascendieron en las redes sociales y se tradujeron en la rotura de lunas de su local y la aparición de pintadas en el mismo.