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Sociedad

El libro que un salmantino víctima del terrorismo ha regalado a Pablo Iglesias: "Nos jugábamos la vida todos los días"

24 enero, 2021 00:00

Salvador Vicente tiene 62 años y hace casi 40 que dejó la Guardia Civil porque era un "deshecho humano, un escombro" tras combatir contra la banda terrorista E.T.A. en Guipúzcoa durante casi cinco años. Eran, además, los más mortales, los denominados 'años de plomo' cuando no había mes en el que no se produjeran asesinatos. 

Ahora parte de esas vivencias las ha trasladado a un libro, 'Fuimos carne de cañón', que está disponible en Amazon. El título ya muestra el fondo de la cuestión: "Nos jugábamos la vida todos los días en cualquier ámbito, el social, el laboral y hasta en la intimidad, y lo hacíamos sin preparación, ni medios, ni leyes que nos cobijaran. Éramos, en efecto, carne de cañón".

Y ello es precisamente lo que quiere mostrar, que el lector sepa cuáles eran las sensaciones y sentimientos diarios más allá del propio atentado del que se informaba en los medios de comunicación. Era el estrés constante, el mañana puedo ser yo, la desconfianza en todo y todos. Era la sensación, incluso, de que algún alto mando quería sacrificar vidas en favor de la lucha. Por ello, de hecho, lo acabó dejando. "Me mandaron a un servicio más de una vez con los mismos horarios, de 22 a 6 de la mañana, donde llegaba en un Land Rover oficial de la Guardia Civil y uniformado. Una vigilancia estática en un edificio vacío y solo. No le encontraba más sentido". 

Esta vivencia en primera persona, sin embargo, quiere dejar claro que lo hace en nombre de cada uno que pasó por allí. "Conozco muchas víctimas del terrorismo que las instituciones no reconocen. Los que salieron indemnes físicamente no tienen ningún reconocimiento. Vivimos el terror y el dolor. Vimos morir a compañeros y amigos. Sufrimos atentados, emboscadas, intentos de bombas. Luchamos por llegar a vencer al terror pero tuvimos la suerte de que esa bala no nos dio, de que esa bomba no explotó o de que justo ese dia no fuimos a ese bar. A todos ellos las instituciones les han hecho invisibles".

Ello es lo que cuenta en el libro. No es una historia más. Es la historia de cada guardia civil que pasó por allí. Del atentado que sufrió el 30 de abril de 1978 cuando en un camino esperaban dos etarras agazapados para disparar a discreción contra la patrulla en la que viajaba Salvador. Ese día pudieron repelerlos, también a uno más que llegaba por detrás en otro coche para recogerlos. No pueden decir lo mismo Juan Marcos González, Miguel Ángel Íñigo Blanco, Antonio Ramírez Gallardo o Aurelio Prieto Prieto. Son solo cuatro vidas cercenadas de las 14 que sufrió en primera persona de compañeros y amigos, algunos en servicio y otros no pero, en todo caso, todos en lugares donde en algún momento también pasó Salvador, o Enrique, o Dani. Pudo haber sido cualquiera.

También de otros atentados fallidos, como cuando ametrallaron en dos ocasiones el cuartel de Intxaurrondo, en San Sebastián, el 7 de octubre de 1976 y el 17 de diciembre de 1977; o cuando se detuvo a un comando etarra en el momento en el que iban a poner una bomba en el mismo cuartel. Y, además, de la infancia, de la educación, de la vocación y de las vivencias del día a día. Un libro "biográfico, documental y reivindicativo".

Por eso también ha decidido enviarle una copia al vicepresidente del Gobierno y líder de Podemos, Pablo Iglesias. El motivo, "para que se haga una composición de las vivencias personales y sentimentales de los agentes y la sociedad que padecimos a E.T.A., para intentar acercarlo a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado porque se percibe que está más cerca de Bildu".