Los medidores de CO2: una solución eficaz para frenar la transmisión del Covid y no morir de frío
Los medidores de CO2 se han convertido en uno de los sistemas complementarios más eficaces y útiles para tener controlada la calidad del aire de una estancia y evitar que se alcancen niveles extremos de dióxido de carbono y partículas en suspensión que facilitan la transmisión del Covid por aerosoles.
En las últimas semanas han sido numerosas las reclamaciones de sindicatos y colectivos para instalar estos sistemas prioritariamente en centros educativos, ya que ayudarán a mejorar las condiciones en las aulas y evitar las bajas temperaturas entre profesores y alumnos.
Pero, ¿cómo funcionarán los medidores de CO2 en los colegios? Con una instalación sencilla, se marcan en los dispositivos unos parámetros en función del número de alumnos y del tamaño de la clase. Cuando se alcance ese exceso de dióxido de carbono en el aire saltará una prealarma que obligará a ventilar. Es más, en aulas de 25 niños sería suficiente con una ventilación de cinco minutos entre clases a modo preventivo. En una hora lectiva no se sobrepasarían los 1500 ppp (partes por millón), no se excedería el límite de ‘aire sano’, pero antes de llegar a niveles críticos será conveniente airear, según explica Eduardo Fernández-Divar tras las pruebas realizadas por Lock Seguridad en este ámbito. Se trata de una medida adicional de control que evitaría nuevos contagios en los centros escolares y daría solución al excesivo frío que padecen los alumnos.
Lo cierto es que las navidades han pasado factura a los colegios de Castilla y León, que acumulan en estos momentos un total de 286 aulas en cuarentena. A principios de enero el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, avanzó que se instalarían medidores de CO2 en los centros escolares de la Comunidad para analizar la reposición del aire y así reducir los casos en las 16.239 aulas de la Comunidad. Sin embargo, los sindicatos denuncian un mes después que, salvo casos contados, la gran parte de los colegios no cuenta todavía con estos sistemas y sufren una apertura de ventanas constante pese a las bajísimas temperaturas.
Hoy mismo la Junta de Castilla y León ha anunciado que ya se está en disposición de entregar a los centros educativos los primeros dispositivos, con el compromiso de que a lo largo de esta semana se implanten 3.000 medidores de CO2 en las aulas de Castilla y León y a partir de la semana próxima irán aterrizando en el resto.
El presupuesto total de la Junta para la adquisición de estos medidores asciende a 1.415.246 euros, pero si lo trasladamos al ámbito privado tampoco se trata de un producto que suponga un gran desembolso. Para una oficina con dos detectores, una central y un avisador acústico, lo que se denomina un sistema básico, el coste aproximado sería de 500 euros, mientras que en el caso de un colegio de diez aulas, el sistema de control de detectores al completo podría alcanzar los 4.000 euros.
Por ello, estos medidores de CO2 también se están convirtiendo en una solución muy práctica para las empresas privadas. En el caso de una oficina con dos personas sería suficiente con ventilar dos veces por la mañana durante diez minutos sin tener que estar expuestos al frío. Incluso, se podría programar una ventilación forzada, una posibilidad que consistiría en conectar las ventanas automáticas con el dispositivo de control y, tras el aviso por exceso de CO2, abriría las ventanas hasta recuperar niveles óptimos.
Esta nueva realidad también está llevando a las viviendas en construcción de nivel medio-alto a plantearse la instalación de los medidores de CO2 vinculados a los sistemas de renovación del aire. No obstante, se ha apreciado que en las viviendas actuales no es un producto muy demandado puesto que la gente parece sentirse segura en su casa y no considera que haya riesgo de contagio.
Un práctico sistema que seguramente llegue para quedarse entre nosotros y que, al no necesitar de grandes requisitos de infraestructura y tener un tamaño pequeño, podríamos convivir con él en cualquier sitio, incluso en el coche.