Voluntariado ambiental joven para cuidar la “casa común”, la ciudad de Salamanca
En estas vacaciones de Semana Santa, nunca mejor para presentar una iniciativa impulsada desde Cáritas Salamanca impregnada de la esencia Savia -la estrategia de la ciudad de Salamanca para afrontar el futuro, un proyecto que aúna dos de las principales señas de identidad de la ciudad: cultura y naturaleza y la sitúa a vanguardia de la defensa del medio ambiente y el desarrollo urbano sostenible-: Kaolaola, el programa de voluntariado ambiental enmarcado en el proyecto de voluntariado joven Molokai.
Cuando este programa dio comienzo, coincidiendo con el inicio de este curso escolar, sus impulsores no imaginaban el éxito que iban a cosechar y es que, actualmente, son más de 60 las personas jóvenes de Salamanca que forman parte de Kaolaola, siendo muestra de una esperanzadora sensibilización y preocupación por el medio ambiente en la juventud salmantina.
El objetivo de este programa es fomentar hábitos sostenibles y promover la conciencia medioambiental en las generaciones del futuro, uniéndolo a la idea de cuidar “la casa común” que es la ciudad, que es el planeta, en definitiva y cuyo cuidado significa, además, evitar la exclusión de los más vulnerables.
Kaolaola quiere recordar que todo está conectado, el cuidado de la tierra y la pobreza, “queremos conseguir que además de saber más sobre medioambiente y reciclaje, las personas que participan, lo apliquen a su vida dándose cuenta de que es otra parte de la pobreza que hay en nuestro mundo, y que contribuyendo entre todos, podemos cambiarla”, dicen los impulsores del programa.
Cada sábado, los voluntarios de Kaolaola se dirigen a una zona de Salamanca en la que la acción humana ha derivado en una mayor concentración de residuos, allí se dedican a la acción directa, a recoger esos residuos, trabajando de forma colaborativa, a través de los grupos burbuja que la situación sanitaria ha obligado a crear.
Una acción también de formación
Pero la actividad va más allá de la recogida, cada salida va acompañada de una acción de formación, con el objetivo de ampliar los conocimientos de las personas participantes en lo que a educación medioambiental se refiere. Además, entre semana y semana, los voluntarios realizan lo que llaman “tarea intermedia”, dedicándose a separar los residuos que han recogido y clasificarlos de forma correcta. Es un momento de reflexión tras la acción, donde hablar de la tarea diaria y de cómo llevar esta acción al día a día de cada uno.
Una actividad con un carácter integral que se basa en un itinerario previamente definido y que trabaja la toma de conciencia, la apertura hacia distintas realidades y la generación de hábitos medioambientalmente sostenibles.
Hasta el momento, el programa ha estado centrado en la recogida y separación de residuos pero desde Kaolaola ya fijan su mirada en nuevos proyectos, siempre relacionados con el voluntariado ambiental, como la reforestación, para lo que ya han tomado contacto con asociaciones de Salamanca que llevan tiempo trabajando este aspecto.
Desde Cáritas hacen énfasis en que “este programa cultiva la idea de la colaboración, nuestro objetivo es ir tejiendo una red a través de la unión con otras personas y entidades” y lo están consiguiendo porque, desde su puesta en marcha, han sido muchas las organizaciones locales que les han contactado para generar sinergias, apoyándose en su experiencia para fomentar la educación ambiental dentro de sus entidades.
Formar, concienciar, actuar y trabajar en red por el medio ambiente son los principios de este programa de voluntariado ambiental nacido de forma valiente en plena pandemia. Un ejemplo muy valioso de filosofía Savia y de cómo es posible contribuir al cuidado del planeta desde lo local, desde la acción ciudadana, desde la ilusión y la colaboración realizada por los más jóvenes de la ciudad de Salamanca.