Piden a la Consejería de Familia que en la futura Ley de Atención Residencial de Castilla y León se incluyan psicólogos en los centros de mayores
El Colegio de Psicología de Castilla y León (COPCYL) pide a la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades que recoja en el texto de la futura Ley de Atención Residencial la necesidad de contar con psicólogos en las residencias de la Comunidad. Así lo refleja el grupo de trabajo de Psicología del Envejecimiento del COPCyL en un informe que ha remitido a la Junta y en el que recoge la importancia de integrar a un profesional de la psicología en los equipos interdisciplinares de los centros de mayores para garantizar una atención integral y de calidad tanto a los residentes y familias como a los trabajadores de la institución.
En la actualidad, la atención psicológica a los mayores residentes en Castilla y León carece de regulación y no existen unos criterios concretos que recojan las líneas de actuación de los profesionales de la psicología en este ámbito, por lo que desde el COPCYL agradecen la oferta de participación en el desarrollo de la nueva ley. “Es tan primordial la presencia de los psicólogos en las residencias como determinar las funciones que deben desarrollar. La salud emocional es un derecho de nuestros mayores y, si no acotamos este servicio, estamos abriendo la puerta al intrusismo profesional. Tenemos que dejar reguladas por ley las normas de actuación de los psicólogos en las residencias para evitar que un servicio tan necesario se aplique de forma arbitraria desoyendo las verdaderas necesidades de los mayores”, explica el presidente del COPCYL, Jaime Gutiérrez.
Experiencia en atención residencial
El COPCYL, que trabaja desde hace años por ofrecer atención emocional a los mayores de la Comunidad y que ha firmado hoy un convenio con el grupo Colisée que cuenta con 11 establecimientos repartidos en la Comunidad, plasma en el informe remitido a la Junta la experiencia adquirida en este ámbito durante décadas. “Llevamos muchos años trabajando en residencias de Castilla y León y los resultados son extraordinarios. Los mayores que ingresan en estas instituciones necesitan apoyo emocional, necesitan que les escuchemos, que conozcamos su modo de vida y que diseñemos su día a día en función de quienes son, lo que les gusta y lo que les conviene”, destaca Jaime Gutiérrez, quien puntualiza: “Los mayores y sus familiares se enfrentan a uno de los mayores cambios emocionales de sus vidas al salir de sus casas para no volver. Son momentos muy duros y los psicólogos debemos estar ahí para facilitarles la adaptación”.
En el colectivo de personas mayores no solo se observan patologías orgánicas, también psíquicas y sociales; desde el COPCYL advierten de que cada una de ellas tiene que ser abordada por el especialista pertinente. “La Administración debe garantizar el derecho de la persona mayor dependiente a recibir una atención integral y no puede obviar el lado emocional: sus aficiones e intereses, su personalidad, su autoestima, sus miedos, inquietudes o preocupaciones, su inteligencia, su memoria, sus relaciones sociales, su satisfacción o su calidad de vida”, señala el presidente del COPCYL.
Desde el COPCYL indican que es fundamental la valoración inicial por parte del psicólogo cuando el usuario llega al centro, porque este examen fija los objetivos a trabajar en cada área cognitiva y los programas para llevarlos a cabo. “La activación conductual es básica para la prevención de trastornos depresivos y en las residencias, uno de cada cuatro padece depresión”, expone Gutiérrez.
Sentimiento de culpabilidad
Las familias también necesitan del apoyo de los profesionales de la psicología. “Cuando una persona accede a un centro residencial no ingresa de forma aislada ni comienza una nueva historia. Es una persona que sigue siendo miembro de una familia determinada y sus circunstancias personales continúan; ingresa con un pasado y tiene un nuevo futuro”, explica el presidente de los psicólogos de Castilla y León, y añade: “Muchas familias se sienten culpables cuando llevan a sus padres a las residencias y es un sentimiento que hay que trabajar con ellos”.
Asimismo, el equipo psicológico debe trabajar otros aspectos en las residencias como el apoyo en la adaptación al centro, prevenir posibles conflictos o afianzar la confianza de la familia en los profesionales, reduciendo su inseguridad y temores sobre la atención de sus seres queridos. En estas instituciones, el apoyo emocional tanto al residente como a su familia se hace más necesario que nunca cuando la salud empeora. “La ayuda profesional en los momentos de duelo o cuando se sufren enfermedades terminales es un servicio al que todos deberíamos poder acceder”, asegura Jaime Gutiérrez.