"El cariño es la mejor terapia contra el Alzheimer"
Cariño, afecto, amor… Palabras fáciles de usar, pero difíciles de transmitir. Sentimientos que todos queremos y más aún las personas que sufren Alzheimer. Una enfermedad que arrebata el presente y el futuro dejando a las personas en una situación de indefensión absoluta ante todo lo que acontece a su alrededor. Y pese a que cada vez son más las terapias que se aplican en su tratamiento la mejor de todas es “el cariño y la cercanía”. Así de rotunda lo dice la presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Valladolid, Nieves Ramos, después de conocer la enfermedad en primera persona, cuando su padre la padeció, y tras 26 años en la organización.
“Ahora no puedo besar ni abrazar a los enfermos que vienen al local y esa ausencia de cariño lo echan en falta”, afirma. Y es que la pandemia les ha pasado factura. Se han convertido en más dependientes, muchos también han fallecido y, sobre todo, los meses de confinamiento les ha desorientado al cambiarles las rutinas y les ha reducido sus capacidades físicas. Incluso en algunos casos ya no conocen ni a sus familiares cercanos.
En la propia asociación reconocen que “somos menos cálidos y eso afecta mucho”. En ese sentido recuerdan un programa, ‘El pequeño mago’, que se llevó a cabo en Salamanca y que consistía en juntar a los niños de una guardería con los enfermos. “Y valía mucho más que la mejor terapia”.
Una buena solución para los casi 5.000 afectados por la enfermedad en Valladolid, 60.000 en Castilla y León. Cifras que asustan y en las que se incorporan cada vez gente más joven que esta entre los 50 y 60 años. “No son la mayoría, pero si que cada vez tenemos pacientes de ese sector de edad”, aclara Ramos.
¿Y qué hacer cuando el diagnóstico golpea de maneras repentina a un miembro de la familia? “Que nos visiten porque en estos 26 años hemos acumulado experiencia y les hablaremos sinceramente de lo que es la enfermedad”.
De hecho, todos los que forman parte de la Junta Directiva “tenemos o hemos tenido un enfermo de Alzheimer en casa y conocemos perfectamente esa cercanía tan fuerte que se adquiere entre ambos”. Y las dificultades con las que se van a encontrar. Sobre todo, en los momentos tan difíciles como cuando se producen los trastornos de comportamiento y cognitivos. “Son tragos muy complicados de soportar”.
Por eso, en la asociación, además de contar con un centro de día - actualmente cerrado por el COVID-19 y en el que solo se trata a grupos en horarios reducidos- se imparten cursos de autoayuda o de cómo cuidar a alguien que padece la enfermedad. Todo ello, también dirigido a paliar el conocido como ‘síndrome del cuidador de enfermo de Alzheimer’ que afecta a la casi totalidad de los familiares de los enfermos.
Porque han de ser conscientes que hay que cuidar de ellos como personas que “decrecen al contrario de lo que sucede cuando crías a un niño que poco a poco va creciendo. Preparamos a las familias para cuidarles a largo plazo”.
Unos cuidados que pueden ralentizar la enfermedad a través de tratamientos dirigidos a cada paciente de una manera personalizada ya que a cada uno le afecta de una manera diferente. Pero siempre con “cariño, amor y cercanía”, recuerda por enésima vez Ramos.