Carlos Gatón posa con alguna de sus colmenas

Carlos Gatón posa con alguna de sus colmenas

Sociedad

Apicultor por filosofía de vida: “Me considero un cuidador de abejas”

Carlos Gatón ha vivido toda su vida rodeado de mieles y tras años sin encontrar su camino, se lanzó al proyecto de ‘Las artesanas’, donde dice que el éxito es de las abejas

2 junio, 2024 07:00

No se puede escapar a tu destino. Esta frase se escuchaba mucho en las aulas de filosofía y generaba un gran debate entre los alumnos. Nosotros no queremos que eso ocurra, sino mostrarles el ejemplo de una persona cuyo destino lo alcanzó… o al revés, según se mire.

Y es que Carlos Gatón ha vivido toda su vida rodeado de mieles y eso, quieran o no, se queda en el ADN de una persona y acaba saliendo por algún lado. Tras muchos trabajos, decidió dar un giro de 180 grados a su rumbo laboral puesto que no se sentía realizado a nivel profesional. El cerebro y el corazón le estaban mandando un claro mensaje.

Valoró distintos tipos de ganadería, ya que quería desarrollarse en ese ámbito, pero cerciorándose de que se ajustara a su nivel de respeto con la naturaleza, buscando el equilibrio ecológico y productivo y pensando en el bienestar animal. Y la respuesta a su futuro vino sola: mieles ‘Las artesanas’.

Su familia se había dedicado desde varias generaciones a las abejas de forma no profesional, y era un mundo que le permitía cumplir con una de sus filosofías de vida: “no eres más rico por tener más sino por poder disfrutar lo que haces”. Y dentro del complicado mundo de las abejas, decidió ser estante y no trashumante.

Muestrario de la miel

Muestrario de la miel

Un mundo que llena por completo a Gatón y que sobre todo le motiva “a nivel cerebral”, ya que, pese a lo que pueda pensar la inmensa mayoría, se trata de la ganadería más tecnificada que existe, indica, ya que una colmena es un organismo en sí misma y “detectar las enfermedades o flujos de vida, es mucho más complicado”. Y si a esto unimos a las dificultades climáticas, la deficiencia de proteína en el polen o las sequías extremas, tenemos un oficio que “requiere un alto de nivel de preparación tanto técnica como a nivel de análisis diario”.

Colmenas por Valladolid y Palencia

Gracias a su abuelo y luego a su padre Segundo Gatón, que fue su mentor, socio y compañero de batallas, empezó teniendo colmenas en tierras pucelanas, aunque con el cambio climático, ha tenido que expandir la zona. Ahora cuenta con 350 colmenas en ‘Las artesanas’ -que ampliará en 100 durante los próximos meses-, principalmente en zonas de montes y de cultivos ecológicos, mientras que su miel de lavanda la saca de Tiedra o en un campo en Rueda y en Palencia.

Un producto que se caracteriza por no explotar a las abejas, ya que para Carlos Gatón “el éxito es de las colmenas y yo me limito a cuidar que ninguna de ellas muera”. Si tuviera que definirse, Gatón lo haría en vez de apicultor como “cuidador de abejas”, puesto que no se preocupa solamente por la producción ya que cuidarlas requiere no tener una cantidad ingente, asegura.

Un trabajo arduo ya que en las explotaciones trabaja solo, algo que hace más difícil gestionar el volumen tan variado de trabajo que existe, como la comercialización, gestión, los trámites administrativos y las tareas complementarias que, muchas veces, le coinciden en el tiempo, como el reparto a las tiendas.

Competencia

Él vende al por mayor, al por menor y en venta directa, priorizando la distribución local a fin de “evitar la huella de carbono”. Todo eso le lleva a poner un precio económico, sobre todo a los compradores más cercanos, sin pensar en la competencia. “Hoy a todo el mundo le dejan poner una colmena y es algo que habría que regular, porque es un mundo muy complejo donde hay que tener mucho cuidado con las enfermedades que se pueden propagar”, afirma Carlos.

'Las artesanas' compartiendo stand con otras mieles de la zona

'Las artesanas' compartiendo stand con otras mieles de la zona

No encuentra diferencias entre su marca ‘Las artesanas’ y las demás, ya que “si la miel es miel, es buena”, asevera. Una máxima que le hace renegar de la confrontación con otros apicultores. Una filosofía que le ha llevado a no tener la etiqueta de ‘ecológico’ en sus mieles, para que no le metan en el mismo saco  que al resto, ya que, como asegura, “no creo en los sellos de diferenciación”.

Dejamos a Carlos Gatón de camino a sus colmenas, a cuidarlas, para escuchar la naturaleza en la que tan a gusto está. Seguro que allí le vienen los ecos de su pasado recordándole que no debemos dejar una huella imposible de borrar por parte de la generación que viene. Solamente debemos cuidar nuestro entorno; en su caso, las abejas.