Los principales investigadores en genética canina del mundo están metidos en un proyecto centrado en responder principalmente dos preguntas: ¿Dónde y cuándo pasó el perro a ser el mejor amigo del hombre? Como Robert Wayne, investigador en la Universidad de California Los Ángeles reveló al New York Times, apenas quedan personas dentro de esta disciplina que no estén metidas dentro de este proyecto, dirigido por Greger Larson, de la Universidad de Oxford, y financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC).
Abordando la cuestión desde la genética y la arqueología, estos investigadores han publicado esta semana en Science algunos de sus primeros hallazgos sobre la domesticación histórica de los canes.
Hasta ahora, las dos principales teorías decían que los seres humanos lograron domesticar a los lobos en Europa o en Asia. El estudio de Larson y sus casi 30 compañeros apunta a que ambas teorías son correctas, y el perro pudo haber nacido de forma independiente a partir de dos poblaciones de lobo separadas, en extremos opuestos del continente euroasiático. Esto quiere decir que los perros pudieron haber sido domesticados no una vez, sino dos.
"La domesticación de los animales es una cosa infrecuente, y se requiere una gran cantidad de evidencia para revocar el supuesto de que ha ocurrido sólo una vez en una especie", explica Larson. "Nuestras evidencias del ADN, en combinación con el registro arqueológico de los primeros perros, sugiere que necesitamos reconsiderar el número de veces que los perros fueron domesticados: tal vez la razón de que aún no haya habido un consenso acerca del lugar donde fueron domesticados los perros es porque todo el mundo llevaba un poco de razón".
Perros del Neolítico
Por un lado, los genetistas secuenciaron el ADN de restos caninos de 4.800 años de antigüedad, hallados en la excavación neolítica de Newgrange, Irlanda. Estos científicos lograron obtener también el genoma mitocondrial de otros 59 perros con edades de entre 3.000 y 14.000 años, y lo compararon con las firmas genéticas de más de dos mil perros modernos.
"La reconstrucción del pasado a partir del ADN moderno es como mirar a los libros de historia: nunca se sabe si las partes cruciales han sido borradas", apunta Laurent Frantz, también de la Universidad de Oxford. "El ADN primitivo, por el contrario, es como una máquina del tiempo, y nos permite observar directamente el pasado".
Los datos muestran que existe una separación genética entre los perros modernos que actualmente viven en Asia o en Europa, pero al mismo tiempo, que los perros que hoy viven entre nosotros reemplazaron a otros perros que había anteriormente. Esto apoya la teoría de que hubo una segunda domesticación, hace unos 8.000 años, y que aquellos cánidos llegaron a Europa y reemplazaron a sus predecesores.
Combinando los datos genéticos y arqueológicos llegamos a una hipótesis general de la historia de los perros. Hace unos 12.000 años, éstos fueron domesticados por primera vez en Europa y Asia. Cuatro mil años después se produjo otra domesticación, y el producto de ésta fue expandiéndose hacia el oeste sustituyendo a aquellos perros europeos primigenios. La mayoría de los perros que tenemos hoy en día en nuestros parques y casas son una mezcla de ambos, oriental y occidental, y esta es una de las razones por las que los estudios genéticos previos han sido difíciles de interpretar.