La ilusión del declive de la moralidad: por qué desde Sócrates los jóvenes siempre son lo peor
Un estudio de 'Nature' desmiente que las generaciones evolucionen a mal. La tendencia a creer que el pasado es mejor perdura con el paso de los años.
25 junio, 2023 02:33"Hay que curar las heridas y estar unidos. Vamos a recuperar nuestro sueño, a ser una potencia", decía Donald Trump en 2016 al alzarse con la presidencia de los Estados Unidos. Make America great again!, gritaba su campaña. El magnate se hizo con el poder gracias al sentimiento de una nación que creía haber perdido sus valores. Un año antes, el 76% de los estadounidenses afirmaba en una encuesta estar de acuerdo con "abordar la decadencia moral del país". Lo que no sabían era que estaban apostando por destinar recursos a una tendencia imaginaria.
Sí, lo han leído bien. No hay decadencia moral, ni en Estados Unidos ni en el resto del mundo. Así lo sentencia, al menos, un gran trabajo publicado en Nature y que ha querido comprobar si realmente es cierto eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor. "Toda mi vida he oído a la gente quejarse de la desaparición de la bondad humana. '¡Antes no tenías que cerrar las puertas con llave por la noche!', etc. ¿Cree esto la mayoría de las personas o sólo una minoría? Resulta que lo primero", explica en su cuenta de Twitter el investigador de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), Adam Mastroianni, autor principal del estudio.
Junto con el psicólogo de la Universidad de Harvard Daniel Gilbert, descubrió que personas de todo el mundo (el paper se ha realizado con datos de 60 países) piensan que ha habido un declive moral durante los últimos 70 años. Lo curioso es que las puntuaciones que dotaban los entrevistados a sus propios valores y a los de su alrededor apenas han variado en ese tiempo. El declive moral, como reza el propio artículo de la investigación, es una ilusión.
"Esto ha pasado siempre. Incluso si nos remontamos a hace 200 años", indica a EL ESPAÑOL Ángel Longueira, doctor en Filosofía y consultor de Ciencias del Comportamiento en Beway. Sus palabras cobran sentido cuando uno lee la siguiente cita de Sócrates (o, al menos, se le atribuye a él): "La juventud de hoy ama el lujo. Es maleducada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores y chismea mientras debería trabajar".
Inmorales y 'muy morales' a la vez
Frente a la mirada de los más añejos, los jóvenes aparecen dibujados desde hace ya 2.500 años como una generación que ha perdido los valores. Porque las palabras de Sócrates se asemejan mucho a las que se pueden leer en prensa diaria, en columnas de opinión la mayoría (porque no hay datos que lo puedan convertir en noticia), que hablan de una terrorífica crisis de valores entre los jóvenes. Se anima al lector a que ponga en un buscador la frase "los jóvenes han perdido valores".
"Es curioso lo que pasa con los jóvenes, porque se dice que prestan mucha atención a ciertos valores y, al mismo tiempo, que ya no respetan", prosigue Longueira. Con lo primero hace referencia al fenómeno Woke, un anglicismo popularizado en los últimos años para hablar de la tendencia creciente de millennials y centennials en preocuparse por el feminismo, racismo y ecologismo.
"Lo que existe no es un declive de valores, sino una tensión. La vida moral de ahora no es la del pasado, pero no es peor", apunta el experto. De hecho, basándose en datos, apuesta porque ahora hay, por ejemplo, una mayor igualdad objetiva. Así, en el último índice Europeo de Igualdad de Género, nuestro país obtuvo una puntuación de 74,6 sobre 100.
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"Hay que diferenciar mucho entre decir que hace 70 años se vivía mejor y que la generación anterior a nosotros ha vivido con mejores condiciones materiales", apunta por su parte Ana Isabel Fernández, directora de comunicación institucional del Colegio Profesional de Ciencia Política y Sociología (Colpolsoc). Siguiendo la tónica de todo lo expresado anteriormente, la experta también coincide en que lo del declive moral es una mentira: "Nuestra sociedad puede sentirse muy orgullosa de cómo ha avanzado".
La pregunta está ahora en quién es el culpable de generar esta ilusión. Como revela el estudio, hasta los propios jóvenes se habían convencido de que la moralidad de ahora era peor que la de antes. "Esto último se explica por los relatos compartidos de la sociedad. Nos contamos historias idílicas, pero nuestras comunidades no eran tan buenas. Por ejemplo, sabemos lo que pasaba en muchas familias entre hombres y mujeres", aclara Longueira.
"El ser humano es nostálgico por naturaleza y cualquier tiempo pasado le va a parecer mejor", señala, por su parte, Fernández. Ambos coinciden con las conclusiones del estudio, que especula con la idea de la existencia de una memoria sesgada. "Los recuerdos negativos tienden a desvanecerse más rápido que los positivos", reza el escrito.
Los sesgos de la memoria
Mastroianni, en este sentido, hace referencia a los estudios de Steven Pinker, psicólogo cognitivo y catedrático de Harvard, que hizo suya la idea del declive de la violencia en su libro The Better Angels of our Nature. Why Violence Has Declined. Casualmente, el experto charlaba recientemente con EL ESPAÑOL sobre cómo los medios de comunicación y sus noticias fatalistas contribuyen a crear esta falsa percepción: "Se tiende a considerar que un incidente saliente es parte de una tendencia, incluso cuando son anécdotas individuales. Van a confundir a la gente, porque se van a incrustar en su memoria (...) Vamos a pensar que un evento -desastres, terrorismo, brutalidad policial, ataques de tiburones- ocurre con mayor frecuencia de lo que lo hace. Por eso, hay que acompañarlos de datos".
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Y los datos son, según desgrana la investigación de Nature, que no hay ni un sólo indicador que haga pensar que la sociedad de ahora sea menos amable, justa y empática que antaño. "Es fácil romantizar el pasado, pero no estamos peor que hace 70 años", apostilla Fernández.
El reto está en cómo lograr que las personas acepten que es una ilusión. Por desgracia, no es tan fácil como elegir la pastilla roja de Mátrix. La nostalgia, esa evocación del pasado de la que hablan los expertos, es además un fuerte mecanismo cerebral ligado a la resiliencia y el bienestar. Como demostraron los estudios del psicólogo Constantine Sedikides, este es un recurso mental que nos motiva y nos aporta autoestima, incluso sirve como mecanismo psicológico para enlazarnos con alguien o con algo.
He ahí la consecuencia última de todo lo expuesto. La conclusión -y advertencia- del estudio de Nature. La ilusión del declive de la moralidad podría tener importantes consecuencias sociales y políticas. "Desde discursos políticos, se utiliza mucho el declive de Occidente para explicar por qué hay jóvenes en situaciones verdaderamente precarias, cuando volver al pasado no va a arreglar esto", advierte Fernández. El pasado puede ser evocado, pero no recuperado y mantener una visión pesimista sobre el presente y el futuro sólo causará problemas. Por qué se transformó la mujer de Lot en una estatua de sal. La nostalgia la inmovilizó e hizo que su vida fuera imposible en otro lado.