La Cumbre del Clima de París se encamina hacia su desenlace. Las actividades paralelas y los eventos se han ido apagando a lo largo de la semana y ahora toda la actividad -frenética- se realiza a puerta cerrada: los negociadores acuerdan una parte del texto, la envían a los juristas y éstos a los traductores o de vuelta a los negociadores.

"Hemos hecho progresos, pero aún queda mucho por hacer" dijo este miércoles Laurent Fabius, presidente de la COP21, en la presentación del, en principio, penúltimo borrador del acuerdo global [PDF] contra el cambio climático. Esta tarde está prevista la última versión -iba a hacerse pública a las 15:00 pero la delegación española acaba de anunciar que se retrasará algunas horas más- y, a partir de aquí, cualquier cosa puede pasar.

Los representantes de los distintos países trabajarán a partir de ahora sin descanso y hasta altas horas de la madrugada para tener listo un acuerdo global contra el cambio climático. Las apuestas en Le Bourget miran al sábado por la mañana como el momento más probable para que se lance el gran anuncio, pero nadie pone la mano en el fuego.

En su comparecencia, Fabius resaltó que el documento ha adelgazado desde las 44 hasta las 29 páginas, y que tres cuartas partes de las frases entre corchetes -que señalan las áreas en las que aún no hay consenso- han desaparecido.

"Entramos obviamente en la fase crítica, pero hemos tenido reuniones muy constructivas", ha dicho hace unos minutos John Kerry a los periodistas presentes en Le Bourget. "Tenemos que trabajar en el lenguaje, y a eso dedicaremos el resto del día y de la noche de hoy", ha añadido el secretario de Estado de EEUU.

La ONG estadounidese Tropical Forest Group ha ido siguiendo los avances en la concreción del futuro acuerdo, y sus métricas.

Avance del acuerdo, en azul las palabras, en naranja los corchetes. TFG

Entre las cosas que el ministro de exteriores francés mencionó como "puntos políticos importantes por dirimir" están la "diferenciación, la financiación y la ambición".

Diferenciación

Las decisiones adoptadas en Kioto hacían una distinción, grosso modo, entre países desarrollados y en desarrollo. Los ricos tenían que emitir menos CO2 y ayudar a los pobres. Ahora, la idea es romper con esa insatisfactoria división (que considera como pobres a Singapur o Arabia Saudí y rico a Grecia, pese a que su PIB es notablemente inferior) y considerar individualmente las capacidades de cada país. Sin embargo, países como China, considerada pobre en términos climáticos pese a ser el primer emisor de CO2, se niegan.

Financiación

Algunos de los países desarrollados, principalmente la Unión Europea y otros países industrializados (lo que se conoce como el Umbrella Group o grupo paraguas y que agrupa a naciones como Australia o Canadá) quieren que el texto recoja las cambiantes circunstancias económicas. Países como Brasil, China o Corea del Sur están creciendo y cada vez más en una posición para contribuir económicamente a la mitigación de las emisiones y la adaptación de los países vulnerables a las amenazas climáticas.

Ambición

El apoyo a la inclusión en el texto de una referencia a los 1,5ºC, originalmente una demanda de los países más vulnerables, crece en Le Bourget. Precisamente ayer, el comisario Arias Cañete y el delegado estadonidense Todd Stern lideraron la creación de la High Ambition Coalition, una coalición de más de 100 países que busca el acuerdo más potente posible. Es un nuevo grupo con extraños compañeros de cama, ya que junto a Europa y EEUU se han alineado muchos estados insulares, los más vulnerables al cambio climático.

El efecto que parecen estar buscando es que los bloques cambien. Mientras ahora se enfrentan los países del Anexo I de Kyoto (países desarrollados) y los países del G-77 más China (países en desarrollo), la estrategia UE-EEUU pretende que los bloques sean de países más ambiciosos y menos ambiciosos. ¿Funcionará?

Lo que sí sabemos

Muchas de las áreas aparecen ya liberadas de corchetes. Por ejemplo, las revisiones de las propuestas individuales de emisiones de los países -un motivo de disputa a lo largo de estos días ya que Arabia Saudí y otras partes se oponían- parece que empezarán a aplicarse antes de 2020 sólo para naciones industrializadas y posteriormente en el resto del mundo.

Otros aspectos del acuerdo, como los que se refieren a los mecanismos de transparencia o implementación, parecen ya consolidados y camino de ser traducidos para ser incluidos en el texto definitivo.

En unas horas sabremos qué rumbo toman las negociaciones y si Fabius y compañía son capaces de desbloquear los pocos, pero importantes, escollos que quedan por resolver.

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