Hoy decimos con naturalidad que el cambio climático podría tener consecuencias desastrosas en el futuro, o que si no se evita una subida mayor a 2ºC para 2100 sus efectos serán irreversible. Sin embargo, hubo una época donde este pronóstico era imposible, y de esa época hace menos de medio siglo. Gracias a los primeros trabajos de computación de Syukuro Manabe en los años sesenta, completados por James Hansen en los setenta y ochenta, ahora disponemos de modelos que tratan de aprender y simular cómo la concentración de dióxido de carbono altera la composición de la atmósfera y afecta al clima, con el objetivo de saber qué esperar de la temperatura o las precipitaciones en los próximos años o décadas.
Hoy ambos científicos, Manabe de 85 años y Hansen de 75, han recibido ex aequo el premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático, otorgado por la Fundación BBVA. Su director, Rafael Pardo, ha defendido la trayectoria del galardón que iniciaron hace diez años: "El cambio climático es uno de los retos esenciales, científicos pero también prácticos, del siglo XXI".
Hoy miembro de la Academia Nacional de Ciencias, Manabe llegó a EEUU en 1958, 13 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, para enrolarse en el laboratorio de dinámica de fluidos geofísicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA. Allí, en 1967 desarrolló un modelo climático en una dimensión, que años más tarde amplió a 3D. Ese modelo servía para comprobar la respuesta que el clima terrestre podía tener a un incremento del CO2 en la atmósfera. ¿El resultado? Con más concentración, la temperatura media aumentaba.
Pero aquello no servía para predecir cómo ese aumento de CO2 afectaría al clima años o décadas más tarde. Ahora, como ha dicho el propio Manabe por videoconferencia, "estamos bastante seguros de que los modelos pueden reproducir el cambio climático, no sólo en el pasado sino también en el futuro".
En cuanto a los retos actuales, el japonés es cauto. "Es difícil decir en qué punto el cambio climático se volverá peligroso; actualmente sólo podemos decir que por encima de 2ºC se volverá dañino, pero en general, cuanto menos cambio climático haya, mejor".
Del estudio a la proyección
Hansen es mucho más conocido para el gran público, tanto por haber dirigido durante 30 años el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA como por su activismo climático que, en los últimos años, incluso le ha conllevado ser arrestado por la policía. Científicamente su gran contribución fue trasladar a la Tierra los estudios que estaba haciendo sobre la atmósfera de Venus, así como el uso de satélites para realizar mediciones de temperatura. En 1981 publicó un artículo en Science que avanzaba conceptos como el deshielo en el Ártico, que hoy son prácticamente sinónimos del calentamiento global.
"El clima es, en muchos sentidos, más sencillo de predecir que el tiempo, el tiempo meteorológico es caótico", ha dicho hoy Hansen durante el fallo del premio. "El clima es un promedio del tiempo meteorológico y su respuesta a las fuerzas que afectan al sistema, es física sencilla: si añades CO2, el planeta atrapará más calor".
El clima es, en muchos sentidos, más sencillo de predecir que el tiempo meteorológico
Hoy considerado un pionero como científico y como activista climático, Hansen estudiaba en los años sesenta bajo la tutela de James Van Allen, el hombre que descubrió los cinturones de radiación que hay alrededor de la Tierra, hoy llamados cinturones de Van Allen. "Descubrí que la cantidad de CO2 en la atmósfera de la Tierra estaba cambiando y desarrollé un modelo para comprender el clima del planeta".
Pero incluso los pioneros tienen sus maestros, y en este caso, Hansen tuvo a Manabe, con quien ahora comparte el galardón: "Él fue el pionero, sus papers eran para mí como la Biblia y tuve que aprender todo lo que él hizo para encarrilar mi doctorado".