Extensión de las inundaciones provocadas por la DANA según el sistema Copernicus de la UE.

Extensión de las inundaciones provocadas por la DANA según el sistema Copernicus de la UE.

Meteorología

Los primeros estudios sobre la DANA de Valencia la vinculan con el calentamiento global provocado por las emisiones

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La contaminación del debate científico y medioambiental por intereses ideológicos y espurios, y en ocasiones increíblemente violentos, ha embarrado la percepción del vínculo entre los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático. Desde el momento que el calentamiento acelerado que está experimentando el planeta en los últimos años es indisociable de las emisiones de efecto invernadero, las prisas por asociar catástrofes como la trágica DANA de Valencia con la mano del hombre o, por el contrario, achacarlo a lo que "ha pasado siempre", tienden a adelantarse a lo que la prudencia científica aconseja.

Y es que la relación entre el cambio climático a largo plazo y la meteorología día a día está todavía en proceso de dilucidarse. Así lo explicaba Ernesto Rodríguez Camino, Meteorólogo Superior del Estado, en declaraciones a Science Media Centre. "Hay que preguntarse si habríamos sufrido un evento como este si no hubiésemos tenido cambio climático. Esto requiere estudios a posteriori y siempre se puede decir en términos probabilísticos, pero no sobre la marcha".

Sin embargo, tras más de medio siglo de recopilación de datos, hay evidencias de un cambio de tendencia. "Lo que sabemos es que, en un contexto de cambio climático, este tipo de fenómenos de precipitaciones intensas y excepcionales van a ser cada vez más frecuentes y más intensos y, por lo tanto, destructivos", prosigue Rodríguez Camino. "Eventos de este tipo que, entre uno y otro, antes pasaban muchos decenios, ahora nos podemos encontrar que los tenemos con más frecuencia y su capacidad destructiva es mayor".

Esa tendencia ha sido observada fehacientemente en los primeros estudios realizados sobre las precipitaciones de los días 28, 29 y 30 de octubre en la Comunidad Valenciana. Juan Jesús González Alemán, investigador en ciclones, modelización atmosférica y cambio climático en la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), y uno de los divulgadores que más trabajo realizó por categorizar el impacto que tendría la DANA a cinco días vista, advierte que los estudios son "preliminares", pero que ya indican que "esto irá a más". 

Estos análisis rápidos, explica el divulgador en sus redes, "tienden a concluir que la DANA ha estado efectivamente dopada", es decir, cargada de energía por la humedad disponible y la temperatura de un mar Mediterráneo históricamente cálido. Así, "la magnitud de las precipitaciones han sido más probables de producirse que en un clima preindustrial". Esto no es óbice para que las DANAs mediterráneas sean un fenómeno natural ligado a la orografía y el clima mediterráneo, pero dado su impacto cada vez más destructivo, se impone "la adaptación".

El primero de estos estudios, publicado en Climameter, establece que "las fuertes precipitaciones en el sureste de España provocadas por la DANA fueron principalmente intensificadas por el cambio climático antropogénico". Al comparar los eventos del periodo 1979-2001 con los de 2001-2023, los investigadores determinan que las depresiones causantes de inundaciones similares a las de la actual DANA son un 15% más húmedas (7 mm por día) en la costa Mediterránea de España de lo que lo han sido en el pasado.

Además, los autores constatan que las condiciones ambientales son de tres a cuatro grados centígrados más cálidas de lo que lo eran en el periodo anterior, "lo que favorece la formación de tormentas convectivas en la cuenca del Mediterráneo durante los eventos de DANA". Esta situación catastrófica, por tanto, es fruto de "unas condiciones meteorológicas muy extremas" cuyas características "se adscriben principalmente al cambio climático provocado por el hombre, ya que la variabilidad natural influye modestamente".

El segundo análisis urgente es del prestigioso World Weather Attribution, el grupo de referencia para monitorizar los eventos extremos y su relación con el cambio climático. Su conclusión es que las lluvias como las de la reciente DANA de Valencia son un 12% más fuertes y dos veces más probables hoy en día de lo que lo eran en el periodo anterior al aceleramiento del calentamiento global.

La explicación, de nuevo, apunta a que una atmósfera más cálida puede retener más humedad, lo que a su vez provoca aguaceros más fuertes durante los eventos de DANA. "Según la relación de Clausius-Clapeyron, a 1,3 °C de calentamiento global, la atmósfera puede retener un 9% más de humedad", explican. Esto tiene implicaciones no solo para el Mediterráneo, sino para todo el planeta, ya que hay datos como para considerar que ya hemos inclumplido el objetivo marcado por el Acuerdo de París de limitar a 1,5ºC el calentamiento.